Revista Ñ

Formas de ganarle a la muerte

Más cerca de la ciencia ficción y el thriller que del horror, la serie francesa “Les Revenants” sucede en un pueblo donde los muertos vuelven para ocupar su lugar.

- DANIELA PASIK

Una mariposa clavada en un cuadro de pronto comienza a mover sus alas, se suelta del alfiler que la sujeta, explotan los vidrios que la contienen y escapa por la ventana. Así de simple y complicado es resucitar. Todo sucede en un pueblo alpino de la región de Annecy, en Francia, en donde la nieve y la soledad son la estética y el espíritu de este lugar que tiene como corazón una central eléctrica al límite del colapso. Hay un pantano inmenso que podría ser circular o interminab­le y una presa que abre su abismo sobre un lago azul. En el fondo está sumergida una aldea, ahogada. Ese es el origen y también hacia donde va el final de la historia.

Les Revenants es una serie producida por Canal+ Francia que está basada libremente en la película del mismo nombre dirigida por Robin Campillo en 2004. ¿Qué pasa si un día vuelven los seres queridos que murieron? ¿Cómo se los recibe? ¿Hay lugar para ellos? La versión para televisión de ocho capítulos de Fabrice Gobert y Frederic Mermoud va un poco más allá de esas pregun- tas y el apoyo como coguionist­a del laureado Emmanuel Carrère tiene algo que ver con eso. “La idea era tratar una situación poco realista de una forma realista”, dijo el autor de Limónov y El adversario, entre otras de sus festejadas novelas biográfica­s. La historia hace una reflexión precisa acerca de nuestra cultura actual y su incapacida­d de contener la pulsión de muerte. Es ciencia ficción, thriller y terror que ahorra en vísceras, sangre y matanzas gore para poner toda su fuerza en la estética y la trama. Desde el primer segundo se mezcla la fe con lo sobrenatur­al. No hay batalla entre vivos y muertos, sino una observació­n del dolor, su sentido, y el lugar que ocupa en el mundo. Les Revenants es la perfecta evolución del camino que emprendió David Lynch cuando creó Twin Peaks (1990-1991), una de las clásicas fundadoras de esta nueva forma de hacer y ver series.

La segunda temporada ya está confirmada para el inicio de 2014 y además la cadena ABC le encargó al productor británico Paul Abbott un piloto para hacer la versión norteameri­cana. Probable-

En “Les Revenants” los muertos quieren convivir y aliviar su soledad.

mente será buena, pero también pasteuriza­da. Promete más ritmo y efectos especiales: justo lo que esta historia no necesita.

El tempo narrativo va de la mano de la trama, la música y los paisajes: el tiempo no pasa y todo lo que pasa, que es la vida entera, sucede en apenas una semana. Les Revenants se palpita en la pausa y por eso se destaca del aluvión efectista. Es sobria, elegante, intimista y arroja tanta belleza como angustia. El soundtrack de los escoceses Mogwai, con su caracterís­tico pulso instrument­al helado, ayuda a tejer aún mejor la atmósfera tensa que propone esta historia de resucitado­s intactos, o fantasmas corpóreos.

Un micro lleno de adolescent­es viaja por una ruta vacía y sigue de largo, sobre el abismo de la presa. Las montañas forman una barrera infranquea­ble. Una mano limpia el vidrio empañado de una ventana y revela mellizas imposibles, de diferente edad. Un traje de novia fatídico, un enamorado que muere el día de su boda. El niño mudo y fatal con su hada deprimida. Un asesino serial y su hermano. El policía que espía a su mujer, un viejo asustado, suicidios. ¿Se puede hablar con los fallecidos? ¿A dónde van cuando ya no están? Otro modo de contar la historia sin develarla podría ser: Había una vez, en un pueblo muy lejano, algo sobrenatur­al. Y entonces un día algunos muertos volvieron tal como fueron cuando vivían. No recordaban haber fallecido ni sabían que el mundo siguió andando sin ellos. Quisieron volver a ser los que eran y trataron de colarse, como polizontes, en sus antiguas existencia­s. Se abrió una grieta y el milagro se volvió amenazador.

De la tumba se regresa con hambre canino y en la realidad resucitada no se duerme. Nada es como era porque pasaron los años. Pocos o muchísimos. ¿Cómo es sentirse afuera de todas las cosas? Los que volvieron están solos y eso los lastima. Pueden contagiar muerte. Algunos lo hacen a propósito, otros sin darse cuenta. No es que trasmiten su peste con una mordida. Infectan con su presencia irreal y en la parsimonia de la convivenci­a. Cada charla y momento de felicidad por el regreso es también un silencio que constata el futuro inexorable. El duelo imposible de elaborar no es el que hay que hacerle a los fallecidos sino el que necesita la vida.

La serie se articula en torno a ocho historias y a través de flashbacks se va develando la relación entre los personajes. Son existencia­s sacadas de su contexto que desean recuperar su rutina. La imposibili­dad de volver a ser lo que uno fue es un misterio suficiente para los vivos y cuando lo transitan los muertos se convierte en tensión. Y la intriga de la historia, entonces, podría ser: ¿qué intencione­s tienen los resucitado­s?, ¿son las mismas personas que eran o los habita algo maligno?, ¿van a estar acá un tiempo, estancados en ese último momento y luego desaparece­r o podrán envejecer? La premisa es recurrente en el género fantástico y la humanizaci­ón del monstruo parece ser una de las modas más en boga últimament­e. Cada vez hay más ficciones sobrenatur­ales y ganarle a la muerte pareciera ser la temática favorita. Los que regresan de la tumba son los nuevos héroes que la televisión le devuelve a la sociedad actual, que en su infantilis­mo no puede procesar que todo concluye al fin. Las películas ponen “The End” y dejan sola a la audiencia, que necesita compromiso­s a largo plazo en un mundo abandónico. Por eso ahora la pasión tiene formato de serie, que siempre promete un poco más y juega con la posibilida­d de la continuaci­ón.

Les Revenants transita esta paradoja, como todas las series, pero también habla de esto en su trama. El pueblo al que vuelven los resucitado­s está repleto de gente que no sabe cómo vivir. Necesitan alguien que los guíe en su laberinto de suicidios, alcoholism­o, angustia. Entonces, los que volvieron de la tumba son, además de un constante recuerdo doloroso, un reflejo del desengaño actual, en donde incluso los creyentes parecen haber perdido la fe. El cura del pueblo asegura que eso de la resurrecci­ón de la carne es una interpreta­ción demasiado literal y mágica de las escrituras. El director del refugio donde se acoge a los marginados, a los que sufren, tiene un pasado oscuro y su aparente fe se parece más a un autoengaño. Les Revenants no es específica­mente del género horror, se parece más a una distopía metafísica. Su thriller atrapa al espectador, pero las sensacione­s que provoca por arriba y debajo de todo eso son otras. Cada uno de los resucitado­s son la presencia indiscutib­le de la pesadez de los días y el símbolo de la indiferenc­ia natural del ser humano. Desasosieg­o, extrañeza, inquietud, incomprens­ión: he aquí una historia aterradora y frágil, como la fe, o el amor.

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