Influencias sin angustia o derivas del cine mainstream
Esta semana los cines explotaron con proyecciones abarrotadas de Relatos salvajes, la nueva película de Damián Szifrón. Fue algo cercano a un furor. Miles y miles de personas se volcaron a las salas para ver esos seis relatos independientes que tienen como punto de conexión la explosión de una cierta violencia. A un mismo tiempo íntimas y políticas, secas y líricas, estas historias extraordinarias lo ubican a su director en el parnaso de los que lograron una de las utopías más difíciles de alcanzar: hacer algo al mismo tiempo masivo y de culto. Cinéfilo total, Szifrón expone todas sus influencias, que van de Duel de Spielberg a Falling Down de Joel Schumacher, pasando por Scorsese y Tarantino, por nombrar a los estadounidenses. En ese sentido, sin ánimo de caer en comparaciones o en un juego de jerarquías, podemos pensar que el cine de Szifrón viene a ocupar un lugar fundamental que había dejado vacante el gran Fabián Bielinsky ( Nueve
Reinas, El aura), otro cineasta cinéfilo que encontró un lenguaje que además interpela a cientos de miles de personas. Sabíamos que el gran director
mainstream no podía ser Campanella, que había algo mejor. Tenía que haberlo.
Relatos salvajes, por fortuna, refrenda
esa convicción.