Rosario, desfile junto al río
Y el ganador es... El Guasón, traje violeta a rayas, chaleco dorado, cresta verde, guantes y moño en la mejor tradición dandynesca del siglo XIX. Se lo destaca por su estilo artesanal, el negro alrededor de los ojos plasmado tipo “piña”, la risa roja como si fuera desteñido rouge labial. En una producción de fotos, posa pegando una trompada algo inocua que sale sin fuerza a un Batman que la recibe como si nada. Jamás luce derrotado nuestro antihéroe del Crack Bang Boom, el evento de historieta que convocó a 30 mil rosarinos, la semana pasada, al borde del Paraná, a la sede del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC). Todo, fruto de un equipo a pulmón comandado por “el gran” Eduardo Rizzo, el dibujante que brillara junto a Carlos Trillo en –por ejemplo– la serie Bolita, publicada en la Fierro de la segunda etapa. Cuando el sol naranja se hunde en el plano interminable sobre el río, alabamos a la nena que recorre ahora la pasarela, cosplayer del personaje Rainbow Brite, quien brillara en la tevé de los 80. Rainbow, en su ficción, le devolvió los colores a la Tierra y aniquiló las maldades de la feroz Princesa oscura. La mejor Rainbow Brite de la que se tenga memoria en mondo Cosplay – costume play– fue la de la convención Youmacon 2008, en Detroit, niña que fue ejemplo de sobriedad, sin purpurina ni tatuajes, como corresponde a la buena caracterización de esta princesa del arco iris: el toque personal, en este rubro, es solamente hacer lucir el trajecito retro y la peluca platinada; no se requiere nada más, para que se revelen los básicos: una excluyente liturgia para su armado y presentación. Le pregunto a Gloria Lamothe Coulomme (alias Carol Danvers), maestra de cosplayers, qué rasgo ha distinguido al Guasón vencedor de Alejandro del resto de la tropa (una mayoría de adaptaciones antropomórficas de personajes zoomorfos y cross-dressers de carácter erótico). Me contesta: “Poder interpretar de una forma correcta es una de las cosas más importantes”. ¿Por qué gana, otra vez, el villano?, me pregunto, mientras camino junto al río. Guasón sigue posando, con bastón o arma de fuego, ante luces ultra-fuertes que tienden a resaltar la máscara, así sea la de Joker o la de V, de Vendetta, otro malvado que ingresó al panteón de culto de la mano de los indignados del mundo en la era Anonymous. Ahora, queda por delante un año de reinado para Alejandro
Joker, el mejor Guasón que se recuerde a la vera de este río. A lo lejos, hay quien reivindica una tradición argenta para la adoración y la emulación. Pero de eso no hay indicios todavía (digo, mirando a una tortuga ninja calva, con vitiligo, que se va perdiendo en el horizonte).