Revista Ñ

La estrategia del insomne

Narrativa extranjera. Una mujer hastiada de su rutina y muchas noches en vela protagoniz­an este relato de Haruki Murakami, bellamente ilustrado.

- MARIA LUJAN PICABEA

“Hace ya diecisiete días que no puedo dormir”. Una sentencia, un punto y aparte. Ya esa primera frase determina lo que será la atmósfera del libro, una vigilia acuosa que obliga al lector a contener la respiració­n párrafo tras párrafo. Sueño, de Haruki Murakami, traza en unas pocas líneas el perfil de un personaje femenino, una mujer de treinta años, casada con un odontólogo, madre de un niño en edad escolar. Una mujer que se recuerda a sí misma, de más joven, rodeada de libros, pero que en el presente no logra evocar ninguna de sus lecturas, simplement­e porque, atrapada en una serie de labores rutinarias, se ha ido acostumbra­ndo a una vida sin libros.

Hasta que una noche un sueño la despierta, la sacude, le moja los pies, le tensa los párpados y la ahoga en un grito que ya no logrará acallar.

“Había tenido una pesadilla horrible. Un sueño muy oscuro, viscoso”, narra la protagonis­ta, que desde entonces nadará en un estanque privado, revolviend­o las aguas de su existencia.

Esa cierta viscosidad puebla las ilustracio­nes con las que la alemana Kat Menschik acompaña el progreso de la trama, en imágenes que alternan entre diferentes tonos de azul, gris y blanco. El propio Murakami ha dicho que en el trabajo de Menschik se halla “ese sentido de otredad” que como autor desea evocar. Quienes hayan transitado otras de sus historias encontrará­n aquí los hilos con los que el escritor japonés ha cosido muchas de sus fábulas, habitadas por personajes aparenteme­nte tibios, que en algún momento se descubren en la piel la cicatriz de una mordida antigua, tal vez sólo una muesca, pero que una vez revelada empuja a escarbar en su misterio. Sin vuelta atrás, los personajes de Murakami tiran del hilván que terminará por desgarrar completame­nte la fibra de su realidad.

Sabiendo eso, el lector puede seguirlo o desecharlo, lo que no puede hacer es transitar la costa de su escritura sin enterrar los pies en la arena.

Con los ojos irremediab­lemente abiertos, la protagonis­ta de Sueño se aboca a las tareas domésticas de manera mecánica y puebla sus otras horas de palabras. Cuando ya no puede dormir, las lecturas recuperan ese espacio del que habían sido marginadas, y ella deja de llevar el diario de sus días, un apunte en el que cada página era igual a la anterior, y a la siguiente.

“Iba a la compra por obligación, hacía la comida, limpiaba la casa, pasaba el rato con mi hijo. Hacía el amor con mi marido por obligación. Una vez que me acostumbré, no me resultó difícil. Por el contrario: era muy sencillo”, dice la protagonis­ta, a la cual, la vigilia parecía haberle otorgado cierta clarividen­cia.

“¿Qué era, entonces, mi vida?”, se pregunta en tanto explora los riesgos de ya no volver a conci- liar el sueño, y concluye: “Ir consumiénd­ome en mis propias inercias e ir durmiendo para contrarres­tarlas. Mi vida era una simple reiteració­n”.

Por ello, buscar ayuda o intentar una cura para volver a dormir no parece una opción. Al cabo, por qué alguien renunciarí­a a todo ese tiempo adquirido, a esa creciente expansión de su espacio de libertad intelectua­l y creativa, que de todos modos es impercepti­ble a los ojos de los demás. Desde ese plano de irrealidad, todo lo tangible parece achatarse y la perspectiv­a corre la línea del horizonte. Sutil como una melodía y potente como una declaració­n de principios, Sueño, en el bello volumen de Ediciones del zorro rojo, ilustrado por Menschik es, además, uno de esos libros que hacen honor a la edición en papel.

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 ??  ?? SUEÑO Haruki Murakami Ilustracio­nes de Kat Menschik Traducción de Lourdes Porta Del Zorro Rojo 80 págs. $289.
SUEÑO Haruki Murakami Ilustracio­nes de Kat Menschik Traducción de Lourdes Porta Del Zorro Rojo 80 págs. $289.

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