Revista Ñ

La vida y todo lo demás

Narrativa argentina. Dos libros del artista plástico y escritor Guillermo Iuso llevan hasta su límite las posibilida­des del arte autobiográ­fico.

- MAURO LIBERTELLA

Hemos hablado y escrito mucho sobre las escrituras del yo en los últimos años. Quizás demasiado. Pero poco se dijo de Guillermo Iuso, artista plástico y escritor, que llevó el género de lo “confesiona­l” a un punto de máxima pureza, en un movimiento paradojal: a partir de materiales históricam­ente considerad­os impuros, abyectos, Iuso encuentra el corazón mismo del género del yo. Lo viene haciendo, además, hace rato, antes que muchos. Su primer libro, el hasta ahora inconsegui­ble Estado de boarding

pass, se editó hace catorce años, y antes ya había empezado a mostrar sus cuadros, que son capítulos pictóricos de una rara autobiogra­fía, de una crónica de vida total.

Ahora tenemos dos libros nue- vos de Iuso, de distinta tesitura pero complement­arios. Todo lo

que pasó es un relato breve, una suma loca de prosas personales. El otro libro se llama simplement­e Guillermo Iuso y es un volumen en papel ilustració­n que recorre su obra pictórica e incluye ese primer libro. Y lo primero que habría que decir es esto: la de Iuso parece ser una política del arte sin artificios. Aunque lo suyo siempre sea “estético”, en el sentido de que hay una construcci­ón lírica en los tonos y los modos de expresión, parece no haber puentes, intermedia­ciones: una lista con la cantidad de drogas que consumió en los últimos veinte años ya es una obra terminada. No hace falta narrar, ni interpreta­r, ni explicar; hay algo del orden de la materialid­ad pura, como si los hechos duros, los datos con los que están hechas muchas de sus obras ya fueran una construcci­ón artística suficiente. Esa falta de artificio es su artificio.

Otro de los aspectos terrible- mente seductores de la obra de Iuso ( además de que nos convierte en irremediab­les voyeurs) es que evidencia las transforma­ciones de una clase social argentina desde fines de los ochenta hasta nuestros días. La clase social es él. En uno de sus cuadros más conocidos, “Yo fui un pelotudo”, donde aparece el propio Iuso en un bar menemista con una chica rubia, tomando un trago, se resume la vida y la época de una clase evanescent­e, que tuvo una breve explosión, sus quince minutos de fama, y que durante esos quince minutos tomó todo el Chandon que pudo. Iuso tomó todo ese Chandon y lo cuenta, porque eso es lo que tiene para decir, y por eso su literatura y su pintura es también política. Lo más autobiográ­fico e íntimo pasa a ser lo más político, porque una persona es siempre una época. Como el Mario Levrero de El

discurso vacío, podemos pensar además que por momentos Iuso escribe por escribir, sin mayores pretension­es ( gran ilusión levreriana). Sus libros los escribe a mano, en hojas blancas, todos en mayúsculas. A Guillermo Iuso le gusta componer caracteres, tiene una letra prolija, una letra por momentos de nene, que choca de un modo muy impresiona­nte con las cosas que con esa letra se están diciendo, que tienen que ver muchas veces con los bajos fondos, la adicciones, la locura, el límite. Después los colorea, también como un nene, y el ciclo de la obra se termina de cerrar.

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Guillermo Iuso Mansalva 77 págs.
TODO LO QUE PASO Guillermo Iuso Mansalva 77 págs.
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GUILLERMO IUSO Colección popular de arte argentino Mansalva 126 págs.

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