Beneficios de la buena sociedad
Sería necesario que todos leyeran La riqueza de las naciones y la Teoría de
los sentimientos morales a fin de reconciliar las dos facetas antagónicas y complementarias del individualismo: el egoísmo y la simpatía, el cálculo y la generosidad. En tanto que la integración es un sistema, la cohesión es el resultado del compromiso de los individuos, y la buena sociedad es, ante todo, una sociedad activa, que permite actuar en la mayor medida posible. (...) Si se admite que toda sociología se basa, más o menos implícitamente, en un punto de vista normativo que esboza lo que sería la buena sociedad (para los más escépticos) o la peor de las sociedades (para los más optimistas), el paso de la integración a la cohesión induce un cambio normativo y crítico. No nos preguntamos tanto sobre la perfección de la organización social y sobre la transparencia democrática como sobre lo que pasa con los individuos que producen la cohesión social. La buena sociedad es la que les permite a los individuos actuar en toda la medida de lo posible y de la forma más autónoma, la sociedad –dice Alain Touraine– que permite a cada cual ser un sujeto. Me parece que Axel Honneth describe a la perfección ese deslizamiento normativo cuando se refiere a la historia de la teoría crítica de Fráncfort. De Adorno a Habermas, la crítica se desplazó desde el punto de vista del sistema y la historia hacia el de la democracia. Se critican la explotación y la instrumentalización de la cultura en sociedades concebidas como sistemas de dominación. Luego se critican las condiciones de la comunicación que presiden la formación de un orden democrático. Sobre la base de una noción de reconocimiento que toma de Hegel y Mead, Honneth define las “patologías sociales” que les impiden a los individuos ser los sujetos de su acción. “Lo que debe prevalecer y constituir el corazón mismo de la normalidad de una sociedad, independientemente de toda cultura, son las condiciones que garantizan a sus miembros una forma inalterada de realización de sí.
Si es verdad que la cohesión social pone en primer plano al individuo y su capacidad de actuar, el escándalo moral se desplaza de la historia y el sistema hacia este individuo. No se quiere decir con ello que lo social desaparezca, pues se admite que todo es social, sino que el valor de la sociedad se mide no tanto en su propio funcionamiento como en lo que ella les hace a los sujetos “obligados” a ser libres y a actuar. El núcleo de la vida social está en el individuo mismo, en tanto que la sociedad se despliega en los objetos híbridos y los materiales compuestos, todo aquello que compete a la coordinación de las acciones.