Vecina: de la vereda al Vinilo
“Si miramos para atrás parece lo más fácil de pensar...”, sueltan a modo de balance casi obvio de su recorrido en la música Laura Ledesma y Marianela Cuzzani, voces del dúo Vecina, que allá por 2011 sacó la música a la calle y así, tocando en las veredas de Colegiales, fue ganando su público. Hoy a las 21 presentan su segundo disco Después de la mudanza en el Café Vinilo (Gorriti 3780). “Llegamos de un viaje inspiradas en el son jarocho (folclore mexicano que se festeja en la calle, con baile y música hecha por todos) y salimos a hacer el experimento”, cuentan. Multiinstrumentistas, las chicas pelaron sus voces y se pusieron a hacer en la vereda esas canciones que hacía rato sonaban a puertas cerradas. Al principio para amigos, familiares y vecinos y, de a poco, para más y más gente, entre perros, bicicletas y mates que iban y venían. “Empezó con curiosos que preguntaban, gente que volvía y arrastraba a otros con aire de ‘mirá lo que me encontré paseando al perro’”, recuerdan. Así, domingo de por medio, durante años, haciendo en vivo, con el barrio, aunque hiciera frío o mucho calor, entre ruidos de motores, pero más que nada trinos de los pájaros como cortina de fondo.
En 2012 editaron su primer disco Foto de un buen día: “habíamos ganado un concurso y eso nos dio cierto margen para invertir en la gráfica. Con esa primera experiencia entendimos que es muy bueno agrandar la diferencia entre virtual y real. Se valora y sirve. De ahí que le damos importancia a los materiales, el peso, la textura, los colores, la percepción del objeto”, enfatizan las músicas. Después de la mudanza, como Foto de un buen día, fue diseñado por Andrés Snitcofsky y profundiza en las buscas que ya se evidenciaban claramente en aquel. “Nos gusta mucho nuestro primer disco y cuando llegó el momento de encontrar la idea para el siguiente nos sentimos presionadas por nuestro propio trabajo: ¿cómo vamos a hacer para que sea tan especial como el anterior? Hoy estamos chochas porque ahora tenemos dos discos especiales”.
De una vieja maleta van saliendo las canciones de este trabajo que presentan hoy en compañía de una gran banda: Marcos Monk ( guitarra), Sebastián Abt ( batería), Nacho Szulga (contrabajo), Cecilia Bienati (piano) y Los Sommiers (Hernán Zelaya, Yacky Lazzari, Valentina Berti, Vero Dermeguerdichian) en coros; con Georgina Hassan como voz invitada.
Pero los encuentros en la vereda –declarados de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación– siguen, y por eso el concierto se repetirá el 20 de septiembre en la calle Gregoria Pérez entre Conde y Gral. Enrique Martínez a partir de las 17. Porque Vecina bien puede mudarse, pero no olvida el barrio. De allí la hechura de las canciones. “Nos gusta insistir con esa mezcla entre ‘ lo que somos’, nuestro paisaje cotidiano; y la idea del viaje, de ese estar en otro lugar. Tenemos como una falsa nostalgia de campo, siendo muy citadinas las dos. La mudanza igual tiene eso, ¿no? ‘Me voy’ (me alejo), pero me llevo mis cosas ( lo que me permanece). Querer ‘mudar’, cambiar, eso tiene el disco: bienvenidas y despedidas”, resumen Ledesma y Cuzzani, que admiten componer desde un lugar muy íntimo, “porque sentimos eso como verídico”, dicen.
Vecina pueden ser simplemente dos o una enorme banda; en cualquier caso las canciones nacen en soledad y se enriquecen en la puesta en común. “Con el tiempo, al ir tocándolas, siempre les pasan cosas: a veces pierden partes, a veces ganan estribillos, instrumentos o coros. Al ser una banda de músicos en movimiento, las versiones de cada una están bastante vivas”, concluyen. Podría pensarse que esa vitalidad se nutre del juego con la música en la vereda, como recuperando lo mejor del barrio.