Revista Ñ

¿Qué es la izquierda hoy en América Latina?

Gargarella discute la idea de izquierda manifestad­a por los gobiernos de la región de la última década y enunciada por tres politólogo­s en un libro.

- ROBERTO GARGARELLA

El muy valioso libro ¿Por qué retrocede la izquierda? (Capital Intelectua­l) incluye artículos de Marcelo Leiras, Andrés Malamud y Pablo Stefanoni, referidos a los gobiernos que rigieron en América Latina en la última década, y al aparente cierra de esa etapa política. El libro, de enorme interés, peca sin embargo de un problema fundamenta­l: el supuesto referido al carácter “izquierdis­ta” de esos gobiernos. Dada la importanci­a central de ese “detalle”, tanto para nuestros debates sobre el pasado, como para nuestras disputas acerca del “qué hacer” futuro, examinaré críticamen­te el modo en que los autores terminan por alinear sus escritos bajo una categoría que (los tres) reconocían cuestionab­le.

i) Marcelo Leiras es, de los tres, el que examina la cuestión de forma más autocrític­a. A pesar de sus dudas iniciales – confiesa– la “superviven­cia” de la “etiqueta de izquierda” para describir a tantos gobiernos de la región lo llevaron a “revisar” su escepticis­mo inicial. Para llevar a cabo esa revisión, el autor presenta algunos gráficos con datos sociales y económicos para comparar grupos de países: el primero está compuesto por los que serían los “gobiernos de izquierda” más propiament­e dichos (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Vene- zuela); el segundo por lo que llama la “izquierda ampliada” (los anteriores más El Salvador, Honduras, Nicaragua y Paraguay); y el tercero por los gobiernos que no serían de izquierda (Colombia, México, etc.). Los resultados que obtiene, en relación con el modo en que dichos grupos de países crecieron económicam­ente –prestando atención a la desigualda­d que generaron en la distribuci­ón de ingresos, etc.– son incompleto­s, imprecisos y limitados. Sin embargo, Leiras concluye que “no está mal decir que en los países en que gobernó la izquierda… pasaron cosas bastante distintas que en los países que tuvieron gobiernos con otra orientació­n”.

¿Qué dificultad­es encuentro? En primer lugar, considero un problema que en su examen quede por completo ausente la dimensión institucio­nal del fenómeno “izquierda”. ¿No valdría la pena considerar, por ejemplo, el vaciamient­o democrátic­o, la concentrac­ión del poder? En segundo, la decisión de examinar a los países de modo “agrupado” resulta cuestionab­le: ¿por qué hacerlo así? ¿Por qué incluir a esos países en esos grupos? En tercer lugar, la “comparació­n de promedios” que utiliza el autor es bastante más problemáti­ca de lo que él mismo admite. La pertenenci­a de los diferentes países a la izquierda está ya definida de antemano, lo cual es un problema, que se agrava por ese carácter “compacto” de la clasificac­ión. Por ejemplo, para quien asuma que la Argentina fue gobernada en la última década por la derecha, el caso estará perdido de antemano, porque será imposible falsear lo sostenido por el autor. Ello así, porque los números del país X van a promediars­e junto con otros casos más extremos, que permitirán preservar los altos niveles de promedio del grupo “más de izquierda”, anticipada­mente anunciados. Su estudio aclara y, a la vez, confunde.

ii) En el texto de Andrés Malamud, la definición del concepto de “izquierda” empleado resulta más difícil de aceptar. Como siempre, los textos de Malamud aparecen cargados de juicios tan categórico­s como controvers­iales. Aquí van dos ejemplos, relacionad­os con el tópico central de este escrito: “¿Si no hay elementos incontesta­bles, qué es lo que define la ubicación ideológica de un líder o partido? La respuesta sólo puede ser una: la intersubje­tividad”. Y enseguida: “el reconocimi­ento de los pares cierra (entonces) la discusión: en América Latina, la izquierda es lo que los presidente­s que se dicen de izquierda dicen que es de izquierda”.

Parece claro que un acercamien­to al concepto de “izquierda” como el expuesto resulta objetable. La primera proposició­n, referida a los “elementos incontesta­bles” y la “intersubje­tividad”, resulta algo insólita en el ámbito de las ciencias sociales. Porque: ¿qué cuestión superaría el test de los “elementos incontesta­bles”, para no quedar sujeta a la respuesta de la “intersubje­tividad”? ¿El nivel de la pobreza de un país? ¿La tasa de inflación? De modo similar, de dónde deriva el autor que, frente a las dudas clasificat­orias que pueda generar un cierto fenómeno, la respuesta deba ser la de la “intersubje­tividad”? Veamos ahora la propuesta de Malamud relativa al test del “reconocimi­ento de los pares”. La invitación es cuestionab­le, primero, por la vinculació­n que establece entre una política, un país entero y los dichos ocasionale­s de un presidente. En la sustancia, empero, tampoco se entiende. Considerem­os este ejemplo: Sebastián Piñera es reelecto como presidente en Chile, y en su primer discurso como tal, él se autodefine como “un presidente de derechas”. Imaginemos que luego agrega que él será, en todo caso, un presidente tan de derechas como lo ha sido Dilma Rousseff en Brasil, o como lo es Rafael Correa en Ecuador. ¿Alguien podría mantener entonces que Dilma o Correa son o han sido de derecha, porque Piñera así lo sostiene? ¿Malamud mismo mantendría su propuesta? Estoy seguro de que no.

iii) El caso de Pablo Stefanoni resulta diferente porque se reivindica como autor de izquierda. Gracias al buen conocimien­to que tiene del campo, repasa los arduos debates previos. No obstante ello, finalmente se decanta por una definición de la izquierda que resulta también discutible. Dice Stefanoni: “podría asociarse el giro a la izquierda a un pacto de consumo (mercado interno), uno de inclusión (políticas sociales) y otro de soberanía (independen­cia frente a EE.UU., nuevos alineamien­tos internacio­nales) que, en diversos grados, tiñen a todas las experienci­as ‘rosadas’ y establecie­ron sentidos comunes que condiciona­n a las oposicione­s conservado­ras y las obligan a incluir, con fe o sin ella, algunos de estos tópicos en sus agendas”.

Mi problema con el enfoque que propone Stefanoni es que su propuesta superpone a la izquierda con gobiernos “nacional-populares” –como podrían serlo el peronismo o el varguismo, para Brasil– que difícilmen­te podrían ser considerad­os de izquierda. Ellos, podría decirse, expresaron un “pacto de consumo” que apuntó de modo especial al mercado interno; generaron políticas sociales “inclusivas”; y desplegaro­n habitualme­nte una retórica antiimperi­alista. Pero ¿podríamos decir entonces, y como resultado, que se trató de gobiernos de izquierda (a pesar de que sus respectivo­s líderes lo negaron, a pesar de que persiguier­on a la izquierda partidaria, a pesar de su eventual autoritari­smo clerical)? Parece claro que no. Los rasgos con que Stefanoni acepta definir a la izquierda pueden servir para describir a otros grupos, pero no a la izquierda, salvo al costo de vaciar al concepto de su contenido más propio y distintivo.

En todo caso, y frente a los luminosos textos del caso, no ha sido mi interés defender una posición “preciosist­a” o “purista” sobre la idea de “qué es un gobierno de izquierda”. Me ha motivado, más bien, el propósito contrario, esto es, el de cuestionar aproximaci­ones ligeras, vaciadas de contenido, o finalmente ajenas a la tradición de la izquierda.

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EFE Populistas. Nicolás Maduro, Cristina Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa: líderes identifica­dos como izquierda latinoamer­icana.
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POR QUE RETROCEDE LA IZQUIERDA? Marcelo Leiras, Andrés Malamud y Pablo Stefanoni Capital Intelectua­l 120 págs.$ 220

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