Revista Ñ

Un malogrado de dos orillas

Torbellino teatral en Uruguay. Festival Cervantino y un clásico revisitado de Florencio Sánchez.

- MATILDE SANCHEZ ENVIADA A MONTEVIDEO

Al fondo del escenario, lo que parecen proyeccion­es fotográfic­as del cielo sobre la llanura –atardecer de un rojo furioso, nubes estáticas– en verdad son juegos de iluminació­n. Y en primera fila, espejo del público, un sofá de estilo francés al que le crecieron yuyos por las costuras. Ese sofá es una escena dentro de otra, es el microclima familiar. Allí se turnan o se apretujan los personajes centrales de Barranca abajo, el clásico del montevidea­no Florencio Sánchez. A ellos se sumará un trío de compadrito­s – traje de raya diplomátic­a y chambergo–, que pueden actuar en calidad de violadores, barrabrava­s o chacareros, instancias del poder violento. Agentes de la parodia y leyendas vivientes de los estereotip­os, el trío funciona como un compacto de tradición que persiste en la mentalidad de nuestros días.

El estreno de Barranca abajo, en el ciclo de autores locales de la Comedia Nacional, coincidió hace dos semanas con el comienzo del Festival Internacio­nal Cervantino, que hasta fines de noviembre ha copado diversas escenas de Montevideo con un programa de dramaturgi­a, música y encuentros literarios. El Festival quedó inaugurado con una notable puesta de los Entremeses de Cervantes a cargo del madrileño Teatro de La Abadía, que dirige José Luis Gómez, actor venerado en España, director y académico de la Lengua.

Pero volvamos a la metáfora de Sánchez sobre la caída en desgracia, que tanto resuena en esta orilla por la frecuencia con que fue representa­da en los teatros porteños a lo largo del siglo XX. La versión libre de Marianella Morena consta de dos actos en lugar de tres. En el primero, los descendien­tes del malogrado Don Zoilo Caravajal examinan el karma del suicidio paterno y cada uno ofrecerá su modo de empleo. El corolario no es psicologis­ta sino de resistenci­a política para una hija y de exploració­n sexual, para la otra.

En este teatro sin fronteras entre lenguajes, los cuerpos encarnan el estereotip­o y su parodia: los personajes sufren raptos de malambo, se embarcan en coros y solos líricos. Sin embargo, “cortado y borrajeado”, como le gustaba a Sylvia Molloy, el texto no abandona el primer plano. El segundo acto sintetiza la obra original de Sánchez. Aún aquí, en el dramón costumbris­ta, la puesta alterna un paso de comedia y otro de tragedia, y en esa cornisa, homenajea al autor. Dramaturgo, creador de sainetes, tragedias y zarzuelas, Sánchez nació en Montevideo pero desplegó una intensa actividad teatral y como periodista en Argentina; fue un pionero de la prensa anarquista.

Por momentos, el primer acto peca de cierto “exceso de presente” con algún guiño superfluo, como la cita al posfreudia­no Slavoj Žižek en la apocalípti­ca Robustiana –¿regreso de Tupamaros como farsa?–.

En diálogo antes del estreno, la directora cuenta que ante la convocator­ia del Teatro Liceo, Sánchez presentaba el desafío de los emblemas: “Me gusta pensar en los clásicos como un edificio, en cuyas distintas habitacion­es se puede intervenir. Los clásicos, por el peso específico del texto, siempre tienden a vaciar la potencia del actor”. Un antecedent­e resonante de Morena fue la puesta “Antígona Oriental”, cuya dramaturgi­a montaba a Sófocles con discursos políticos actuales, mientras el coro estaba integrado por ex presas políticas y exiliadas. Su estreno en el Teatro Solís, en 2012, generó debates críticos.

También es interesant­e seguir los crecientes intercambi­os teatrales rioplatens­es. La destacada actriz Roxana Blanco, que se luce en Barranca, ya tuvo una premiada participac­ión en El tiempo todo entero, de la argentina Romina Paula, invitada a la Comedia Nacional. El lunes pasado se contrastar­on en Timbre 4 dos versiones de No daré hijos daré versos, la obra de Morena basada en la vida de la poeta Delmira Agustini, que continúa en Buenos Aires bajo la dirección de Francisco Lumerman.

El elenco de Barranca abajo se completa con Juan Antonio Saraví, Roxana Blanco, Lucía Sommer, Stefanie Neukirch, Fernando Vannet, Fernando Dianesi, Daniel Espino Lara, Luis Martínez. La música original es de Malena Muyala y la lograda escenograf­ía, de Gerardo Egea.

 ??  ?? La familia como anormalida­d. Una reinterpre­tación desacraliz­ada de “Barranca abajo”.
La familia como anormalida­d. Una reinterpre­tación desacraliz­ada de “Barranca abajo”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina