Fumigados o una alerta a tiempo
Casos, datos y conclusiones sobre el uso extendido de agroquímicos y sus consecuencias letales.
fasta “libertad de empresa”, no pueden dar a conocer los resultados de sus investigaciones de campo. Sin ir más lejos, Damián Verzeñassi, uno de los médicos más comprometidos en investigar y acumular casos de muerte y malformaciones a lo largo de años, fue despojado el 5 de noviembre pasado de la oficina que ocupaba en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Un ejemplo entre varios. Otro fue la desmedida presión que se ejerció sobre el médico Andrés Carrasco cuando probó científicamente que el glifosato causaba malformaciones genéticas.
El libro de Fernanda Sández da cuenta de la situación de una manera que, en partes, su libro resulta espeluznante por lo aterrador de los casos, datos y conclusiones. Estamos ante un reino del revés donde uno se pregunta durante toda la lectura ¿cómo es posible que un país sacrifique vidas y víctimas en función de un falaz crecimiento económico? ¿Dónde está la legitimidad de todo este aquelarre? La “legitimidad” está en lo que hoy es el Zeitgeist: todo vale, incluso vidas humanas, en aras de una economía desmadrada. Una prueba puede citarse aquí: en los últimos veinte años, la superficie cultivada creció el 62% mientras el negocio de los agrotóxicos, llamados malamente “fitosanitarios”, se incrementó en un mil por ciento… “Porque nuestro verdadero problema no es el miedo ni el alarmismo, sino el hecho de vivir todos enfermos de tranquilidad.”