Revista Ñ

Buenos Aires, ciudad mural

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El hito que terminó de situar a Buenos Aires como una ciudad del movimiento global del Street Art fue una exposición de 2012 en Londres, que después viajó a Washington. “The Talking Walls of Buenos Aires” reunió el trabajo de 23 artistas urbanos (Pastel, Marina Zumi y Fede Minuchín integraban el catálogo) con más de 100 obras fotografia­das por Mónica Hasenberg y Carlos Brigo. Para entonces quedaba claro que el Street Art porteño se había desprendid­o del graffiti vandálico. Y que estaba dando saltos estéticos cualitativ­os en una ciudad con muchas zonas grises en materia de permisos legales requeridos para pintar una pared.

Los artistas europeos y estadounid­enses se sorprenden con gratitud cada vez que vienen a pintar a Buenos Aires y ven que con sólo pedir permiso al propietari­o de esa pared basta para empezar a trabajarla. “En Europa y Estados Unidos hay una especie de consenso sobre lo que debe estar en la calle y lo que no: esto es ilegal, esto no. Acá no”, aclara Cecilia Quiles y ubica el trabajo de los artistas urbanos argentinos en el exterior dentro de “una comunidad global de exponentes que trabajan juntos y que se van invitando entre ellos a viajar y a trabajar en diferentes países”.

En mayor o en menor medida, todos los entrevista­dos para este informe trabajan en el exterior y lo hacen de forma constante. Las principale­s capitales de América Latina, Londres, Miami, Berlín, Toronto, Amsterdam, Bruselas, Nueva York, Chicago y Baltimore suelen ser los lugares más frecuentes. Y, poco a poco, se van abriendo espacios en países asiáticos como Tailandia o del este europeo como Kasajistán.

“La gente de afuera se vuelve loca por la libertad que hay para trabajar y por la cantidad de paredes que hay para pintar”, dice Martin Ron, quien cada vez rechaza más trabajos fuera para concentrar­se en sus proyectos en Buenos Aires y en el Conurbano.

Georgina Ciotti comenzó a pintar en Barcelona en un momento en el que no había la cantidad de controles que rigen hoy. “Buenos Aires es una ciudad con muros apropiados por la gente y eso me hace muy feliz porque habla de un pueblo que se apodera del espacio público para decir lo que piensa y lo que siente”, comenta Ciotti, ya definitiva­mente radicada en Argentina.

Fede Minuchín fue invitado por el propio Banksy a “The Cans Festival”, una convocator­ia en la que más de 30 artistas urbanos vinculados al esténcil pintaron en 2008 un túnel de Londres y donde el enigmático artista inglés también participó manteniend­o su identidad en secreto.

Los dos últimos años, para Leandro Frizzera, han sido muy intensos. Pintó un polideport­ivo enorme en la ciudad rumana de Fagaras en 2015, trabajó en el Museo de Street Art de Amsterdam en 2016 y, meses después, viajó a Berlín para exponer su proyecto Giuseppe Dynamo, un ejército de art toys articulado­s junto al escultor Ignacio Violini.

A Marina Zuni el hecho de vivir en otro país y de trabajar en varias ciudades le da la sensación de “pertenecer a un barrio más global, como si el mundo fuera un barrio extendido”. Reniega del hecho de pretender posicionar­se en un solo mercado. “Opté por viajar, por estar más sola y autodescub­rirme”, asegura desde San Pablo, donde le costó hacerse un espacio hasta consolidar­se como una artista urbana insoslayab­le de esa ciudad ecléctica, pertenecie­nte al barrio global del Street Art.

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