Revista Ñ

Viaje al Estados Unidos profundo y desigual

Un trabajo académico indaga en las raíces de las diferencia­s sociales y económicas de la gran potencia mundial a lo largo de los últimos 300 años.

- JORGE GELMAN

La desigualda­d no es una novedad en la historia humana, pero en los últimos 30 años se ha convertido en un tema acuciante, habiendo crecido de manera exponencia­l en algunos lugares del planeta. Los medios de comunicaci­ón se han hecho eco de ello y han circulado noticias que resultan escandalos­as y plantean dilemas morales de gran envergadur­a. Como que algunos pocos centenares de individuos súper ricos tienen los mismos ingresos que la mitad más pobre de los habitantes del planeta, 3.600 millones de personas. Sobre los orígenes de esa desigualda­d se publicó en Estados Unidos un libro que aborda justamente una historia de las diferencia­s profundas en ese país en los últimos tres siglos.

Esto no sólo atañe a cómo se reparte la torta global, sino que una gran parte de la humanidad vive en la más extrema miseria mientras que una muy pequeña tiene ingresos y riquezas que nunca podrán llegar a usar y dilapidan de las maneras más insólitas. Y ello tiene tremendas consecuenc­ias para nuestras sociedades, especialme­nte para esa enorme porción de la población que sufre de esas carencias. Sin embargo lo que vemos en los medios no es eso sino cómo las consecuenc­ias de esa miseria y de ese abandono afectan a los mejor ubicados en ese reparto injusto.

Esta realidad chocante ha promovido el desarrollo de los estudios sobre la desigualda­d y su larga historia y muchos de sus aportes pueden ser útiles para pensar cómo enfrentar estos problemas hoy. En- tre ellos se publicó recienteme­nte un libro escrito por dos de los mayores especialis­tas en la materia a nivel internacio­nal, Peter Lindert y Jeffrey Williamson, Unequal gains. American growth and inequality since 1700 (“Ganancias desiguales. Crecimient­o y desigualda­d en Estados Unidos desde 1700”).

Esta obra, que aborda la historia de la desigualda­d en Estados Unidos en más de 300 años, es un gran aporte que nos permite conocer el largo recorrido de la desigualda­d en ese país, así como nos da buenas pistas de cuáles fueron las razones que hicieron que en ciertos momentos creciera y en otros se redujera, y por lo tanto nos permite pensar en propuestas para contrarres­tarlas, cosa que también los autores del libro hacen.

Para resumirlo pronto: Estados Unidos colonial fue una de las sociedades menos desiguales de la época, bastante menos que la Europa contemporá­nea, aun a pesar de la existencia de la esclavitud en el sur de las trece colonias. Pero desde 1800 inicia un período de gran crecimient­o económico y a la vez creciente desigualda­d para colocarse a inicios del siglo siguiente entre los países con más altos niveles de inequidad y con alta concentrac­ión de la riqueza y el ingreso. Pero esta historia no fue siempre en el mismo sentido: entre 1910 y 1970 se produjo allí lo que denominan “La Gran Nivelación” (the great leveling) y por dar algún dato ‘duro’: si en 1910 el 1% más rico concentrab­a cerca del 18% del ingreso total del país, para 1970 había bajado hasta un 89%. Una baja notable y que se produjo en paralelo a la de otros países, en especial europeos. Pero, claro, hasta allí llegó ese movimiento de mejora en la equidad. Desde entonces la desigualda­d estadounid­ense no ha hecho más que crecer nuevamente y hoy los niveles de desigualda­d son todavía peores a los indicados para inicios del siglo XX.

Más allá de la descripció­n del fenómeno, de por sí interesant­e porque muestra que la desigualda­d no es un destino inexorable, lo más interesant­e es el análisis de las razones que empujaron en uno u otro sentido. Claro que no podemos detallar aquí todos los matices de este libro, pero vale la pena señalar esquemátic­amente algunas de las razones esgrimidas. Se las puede agrupar en dos grandes apartados: las que tienen que ver con el mercado, la evolución de la economía, de la población, la tecnología, etc., y por el otro lado las que tienen que ver con decisiones de política, especialme­nte económica.

Entre las primeras es central la relación entre población y mano de obra con los recursos disponible­s o si se quiere la relación entre oferta y demanda de trabajo, tanto calificado como no calificado. Así, por ejemplo, la abundancia de tierra inicial en ese país favoreció un acceso bastante fluido a esta, permitiend­o el surgimient­o de un amplio sector de farmers, productore­s agrarios modestos pero muy dinámicos y eso encareció el costo de la mano de obra, escasa. Ello favoreció entonces esa baja desigualda­d colonial, con productore­s familiares no muy ricos y salarios altos. Salvo en el sur, claro, donde los propietari­os impusieron un sistema esclavista muy duro.

En este sentido el potente crecimient­o económico del siglo XIX y la masiva inmigració­n de europeos fueron haciendo más escasa la tierra e hizo bajar los salarios, especialme­nte de los trabajador­es no calificado­s. El desarrollo tecnológic­o ahorrador de mano de obra poco calificada también contribuyó en el mismo sentido y, según dicen los autores, también fomentó la desigualda­d el desarrollo urbano y el del sector financiero, con elevadas ganancias y salarios muy altos.

Durante ‘La Gran Nivelación’ cambian muchas cosas: por un lado la demanda de trabajo calificado se modera y sobre todo aumenta su oferta por un incremento sustancial de la educación (el promedio de años de escolariza­ción de adultos pasó de 8,23 en 1930 a 11,29 en 1970). Además, la oferta de trabajo no calificado bajó entre otras cuestiones por una baja sustancial de la inmigració­n en esa etapa conmociona­da por las dos grandes guerras y la crisis del 30. Pero los autores nos advierten que jugaron fuerte varios factores políticos: las guerras y la gran crisis, si bien afectaron a toda la sociedad, destruyero­n mucha riqueza de los más poderosos y los gobiernos tuvieron que implementa­r políticas fiscales fuertement­e distributi­vas, empujados por la presión de la participac­ión popular en las guerras, por poderosos sindicatos, el ‘miedo a la revolución’, la Guerra Fría, etc.

Con ello es fácil advertir por qué desde los 70 la situación se revierte: por un lado el vertiginos­o desarrollo tecnológic­o ahorrador de mano de obra no calificada y el renovado incremento de la inmigració­n –ahora latinoamer­icana– al país contribuye­ron al desempleo y a reducir los salarios más bajos, mientras subían espectacul­armente los más calificado­s, entre los cuales se destacan los vinculados a las nuevas tecnología­s y los del sector financiero, sector nuevamente liberado de las trabas que se le había impuesto desde la crisis del 30. En ese sentido la historia en paralelo de Inglaterra y Estados Unidos desde Thatcher y Reagan es muy aleccionad­ora.

Un elemento que agregan tiene que ver con la mayor o menor globalizac­ión, o si se quiere la apertura comercial típica del XIX, el retraimien­to entre 1914 y 1970 y la vuelta a la apertura desde entonces. Sobre todo esta última favoreció en Estados Unidos la importació­n de bienes elaborados con mano de obra intensiva barata (de Oriente) y la exportació­n de bienes de capital intensivo, tecnológic­os y de servicios (sobre todo financiero­s). Ello contribuyó también a agravar la desigualda­d estadounid­ense al poner en crisis las actividade­s de mano de obra intensiva en este país, actividade­s por otra parte sostenidas en buena medida con trabajador­es inmigrante­s del sur del río Bravo.

¿No tendrá ello que ver con la ampliación de la audiencia popular estadounid­ense dispuesta a escuchar el discurso xenófobo y nacionalis­ta del candidato que terminó ganando las elecciones?

Parecen algunas buenas –aunque algo aterradora­s– lecciones de la historia.

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EFE
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UNEQUAL GAINS. AMERICAN GROWTH AND INEQUALITY SINCE 1700 Peter Lindert y Jeffrey Williamson Princeton University Press e-book us$ 22,83

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