“El Silencio”, fotos de Dani Yako en FoLa
Cuando se habla de “pobreza estructural” es inevitable pensar en términos “técnicos” un fenómeno que puede causar sensaciones tan diversas como el máximo dolor y la máxima vergüenza. El trabajo que Dani Yako realizó durante 10 años, tomando fotografías en un barrio periférico de las afueras de Concordia, Entre Ríos, donde la ciudad arroja su basura y la gente menos favorecida va a buscar los desechos, introduce otras dimensiones. Como dice Eduardo Villar, en una nota dedicada a ese trabajo, “El silencio”, “es difícil decir que la imagen de esas dos siluetas masculinas que se recortan a contraluz contra el cielo gris, de pie sobre la escarpada montaña de basura humeante, es una bella foto”. Y, sin embargo, allí está la belleza que emerge tantas veces de la catástrofe –el trabajo anterior publicado por Yako fue, justamente, “Extinción”, un registro de la desaparición del trabajo en la Argentina post 2001–, recordando que entre ética y estética hay puentes muchas veces contradictorios. Pero también la fotografía, tomada de manera constante, serializada, a intervalos más o menos regulares, y persistiendo sobre un tema o territorio, como en el caso de El silencio –que cuenta con textos de Martín Caparrós–, permite pensar la dimensión temporal: captar los cambios y las permanencias. Claro, observar dónde hay rupturas y dónde continuidades comienza a ser ya trabajo del espectador, como intenta mostrar la película Cigarros cuando el empleado de una tabaquería (Harvey Keitel) le muestra a su cliente –un escritor melancolizado por la muerte de su esposa– que si mira con detenimiento es posible ver otras cosas que la simple repetición en esas fotos tomadas cada día, a la misma hora, con la cámara fija en la misma esquina. Junto a la exposición de Yako, que se inauguró el miércoles en FoLa (Fototeca Latinoamericana), podrán verse, también, algunas de las fotografías inigualables que una hasta entonces anónima Vivian Maier tomó en las calles de Nueva York y Chicago mientras trabajaba como niñera en distintas casas de familia. La muestra reúne 55 fotos, tomadas en los años 50 y 60, provenientes de la colección de John Maloof, el joven anticuario que compró, de manera azarosa, los negativos sin revelar de este talento oculto. Por eso, conviene ir con tiempo, a esta exposición, y a todos lados.