Revista Ñ

La lente insaciable de un insider del rock

Visita del fotógrafo que retrató la carrera de David Bowie en su etapa de supernova, cuya muestra se puede ver en La Rural.

- JORGE LUIS FERNANDEZ

Tu mamá está re sacada, ya no sabe si sos un chico o una chica”, cantaba David Bowie en “Rebel Rebel”, con la cara esmaltada de maquillaje, los labios pintados y mucha tintura de pelo. Y quien tenía el privilegio de fotografia­rlo era un tal Mick Rock, que documentó todo el período glam (entre los álbumes Ziggy Stardust y Diamond Dogs) de David Bowie, aquel que escandaliz­ó al mundo y de algún modo lavó la cara del rock. Aquel del Bowie transgéner­o, digamos. Hoy, a más de un año de la muerte del músico, mientras se exhibe en Buenos Aires la muestra de fotografía­s titulada Bowie by Mick Rock, el fotógrafo inglés admite que su amigo estuvo tremendame­nte influido por los americanos Lou Reed e Iggy Pop para modelar su imagen, que su nombre no es de fantasía y su profesión se dio casi por azar.

“Yo estudiaba literatura en Cambridge y sacaba fotografía­s de amigos y novias, estaba más bien jugando”, recuerda Rock en comunicaci­ón telefónica con Ñ. “Nunca pensé en dedicarme a esto, pero entonces una banda local, que no tenía mucha plata, me contrató a través de un amigo en común. Pensé que estaba buenísimo recibir dinero por sacar fotos. De a poco empecé a sacarle fotos a gente más conocida, como el grupo The Pretty Things. Y después creo que la cosa creció de manera orgánica, como que no es coincidenc­ia que mi nombre sea Michael David Rock. No fue algo que yo haya decidido, sino que la profesión decidió por mí”.

Los inicios de Rock se dieron gracias al boca a boca de los músicos. Así llegó el punto de inflexión en su carrera: fotografia­r a Syd Barrett para la ilustració­n de su primer disco post Pink Floyd: The Madcap Laughs, en enero de 1970. “Estaba excitado por la magia de sacarle fotos. Un

par de semanas previas a la sesión tuvimos un acid trip; la pasamos muy bien y creo que ese nivel de confianza puede percibirse en las fotografía­s. Recuerdo que la primera vez me atendió la puerta Libby (Gausden), la novia de Syd, aunque más que novia era su compañera. Es que, bueno, todo era muy distinto en los sesenta, todos éramos algo hippies y vivíamos más relajados. Después saqué fotos para un disco de Rory Gallagher y un par de discos de jazz. No estaba haciendo mucha plata, pero era un inicio”, cuenta Rock.

Todo cambió tras el encuentro con David Bowie, pero sería injusto decir que el cambio sólo afectó al fotógrafo. Mick Rock descubrió la faceta más estridente del músico, que venía de una etapa más bien acústica, acompañada de una imagen bucólica, de hippie de pelo largo. La etapa de purpurina y cejas depiladas comienza con las fotos de Rock de Ziggy Stardust and The Spiders from Mars (1972), el álbum que catapultó el movimiento glam y convirtió a Bowie en una gran estrella.

“Cuando lo conocí, David Bowie no era muy popular”, recuerda Rock. “Alguien me prestó su álbum Hunky Dory (1971) y yo me enamoré del tema ‘Life On Mars’, para el cual terminaría haciendo un videoclip poco más tarde. Me pareció un tipo interesant­e y concerté una entrevista con él mediante su sello grabador. Recuerdo que me mandaron a verlo durante una gira en Birmingham y tras el recital tuve acceso al camarín, donde le saqué fotos. De hecho, en la muestra de Buenos Aires está mi primera foto de él, una foto en blanco y negro de David abrazando su guitarra acústica. Después volvimos a vernos en las afueras de Londres. El era fanático de Syd Barrett, que era mi amigo, y ese fue el gancho conmigo. Por mi parte, otra cosa que me interesaba de David era que conocía a Lou Reed e Iggy Pop. El era fanático de ellos y yo también. Con canciones como “Heroin” de The Velvet Undergroun­d, Lou sembró el camino para todo lo que vino después. Y eso fue el glam, el punk rock y el rock alternativ­o”.

El ojo clínico que desarrolló el fotógrafo (y que lo convirtió en el favorito de los artistas) se debe a que toda su vida fue un insider; compartía salidas y fiestas con los músicos. Llegó a ser tan amigo de Bowie como de Lou Reed e Iggy Pop (a quienes fotografió para las tapas de sus dos discos clásicos, Transforme­r y Raw Power), y de Debbie Harry y The Ramones a fines de los setenta, cuando vivió en Nueva York. Pero con Bowie la química era algo especial. En SHOT! The Psycho-Spiritual Mantra of Rock, reciente documental sobre el fotógrafo –que también se puede ver en la muestra que por estos días se expone en La Rural–, el mismo Bowie admite que aquellas fotos lo ayudaron a construir su imagen.

Una de las imágenes más famosas de Rock es aquella donde, en pleno recital, Bowie, disfrazado del alienígena andrógino Ziggy Stardust, muerde las cuerdas de la guitarra de Mick Ronson y genera obvias connotacio­nes sexuales. Aquel fue el momento más provocador de David Bowie. El fotógrafo luego se alió al punk (trabajó con los Sex Pistols, The Damned y The Dead Boys), pero siempre prefirió la provocació­n elegante y sugerente del glam rock, cuyo legado continúa hasta el día de hoy. “Creo que la etapa de Ziggy coincidió con el interés de David por lo que hacían Lou Reed e Iggy Pop”, reflexiona Rock al recordar aquellos días lejanos. “Los tres estaban obsesionad­os con la noche, la fusión entre el pop y el soul, lo bisexual. Pero esa especie de decadencia que representa­ban pasó mayormente desapercib­ida hasta la aparición del punk, que se inspiró en el glam rock de los primeros setenta. Fue una inspiració­n muy fuerte y eso no sólo podés verlo en los Sex Pistols sino también en grupos americanos como Blondie o The Ramones. Pero en el momento nadie podía prever el enorme impacto que tendrían la música y la imagen de David”.

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MARTIN BONETTO Mick Rock. El fotógrafo estuvo en el lugar preciso en el momento preciso de la vida de Bowie.

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