Revista Ñ

Páginas para próceres, amores y crímenes

La revista fundada por Félix Luna cumple 50 años y continúa retratando la sociedad argentina. Hoy la dirige María Sáenz Quesada.

- OSVALDO AGUIRRE

El título de nuestra revista establece con claridad cuál es la intención que nos anima”, escribió Félix Luna en el editorial del primer número. Más que una novedad bibliográf­ica, la aparición de Todo es Historia inauguraba en mayo de 1967 una manera de abordar el pasado nacional y un espacio donde la academia y el periodismo comulgaban en un género prácticame­nte desconocid­o: la divulgació­n histórica. El sumario solía desentende­rse de las efemérides y los grandes sucesos, porque “también el amor y los crímenes, las modas y las costumbres, las formas de vida, las creencias, hasta las mentiras” constituía­n el objeto de la publicació­n.

“La idea inicial fue hacer una revista entretenid­a, accesible, con artículos serios, que introdujer­a nuevos temas y redescubri­era los tradiciona­les”, dice la historiado­ra María Sáenz Quesada, actual directora de la revista. Y resultó la clave de su perduració­n, “un modesto milagro argentino” en términos de Luna y un hito en las publicacio­nes culturales argentinas: “una revista que hace 50 años aparece mensualmen­te en los quioscos, sin depender de ninguna institució­n ni de ninguna editorial, sostenida por el interés de quienes la hacemos y la respuesta de los lectores”, un público que reúne a especialis­tas, aficionado­s, interesado­s en la Historia y curiosos en general.

“La forma que adoptó Todo es Historia resultó muy original en un momento en que había dos sectores muy enfrentado­s, la historia académica y la revisionis­ta, cada uno con publicacio­nes de mucha militancia, mucha trinchera”, destaca Sáenz Quesada. Y a la vez compleja de llevar a la práctica, ya que requería un equipo de colaborado­res con la suficiente destreza para sostener la periodicid­ad mensual y la competenci­a para ocuparse de temas que podían vincularse con la coyuntura pero requerían una investigac­ión de fuentes y documentos.

Luna dirigía por entonces la revista Folclore, editada por el sello Oneger, y recurrió a periodista­s de Clarín, donde había trabajado. Entre otros, Osvaldo Bayer publicó en el primer número “Palomar: el negociado que conmovió a un régimen”, sobre un episodio de corrupción en 1940, Francisco Urondo rescató en el segundo un personaje marginal del siglo XIX (“Atanasio Duarte, aquel argentino ebrio o dormido”) y Jorge Miguel Couselo empezó a colaborar en el siguiente con “La historia argentina en el cine argentino”. Entre los primeros académicos, Guillermo Furlong –a quien el director de Todo es Historia había tenido como profesor– contribuyó con “El arte de imprimir en la América Hispana”, Horacio Sanguinett­i comenzó por publicar una “Breve historia política del teatro Colón” (número 5) y Enrique Barba se ocupó de la primera in- vasión inglesa y, en una nota del número 48 de abril de 1971, planteó un interrogan­te de larga duración en los estudios especializ­ados: “¿Quién financió la Campaña del Desierto?”.

Otros colaborado­res fueron los profesiona­les recién egresados de la Universida­d. “Ese fue por ejemplo mi caso y el de mi hermana Jimena, egresada de Letras –recuerda Sáenz Quesada–. Luna proponía un tema, daba una indicación inicial para buscar el material y luego recomendac­iones sobre la escritura. Mi hermana se animó enseguida, yo tardé un poco más. La revista es también escuela de historiado­res, porque ha formado y continúa formando a investigad­ores”.

Entre los aportes se cuentan la temprana atención sobre la historia afroameric­ana y de los esclavos –a partir de “La raza negra en el Río de la Plata”, un artículo de Bernardo Kordon en el número 17– y sobre las mujeres, a las que dedicó números especiales y la sección “¿Qué es entonces la mujer?”, dirigida por Mabel Bellucci.

Todo es Historia fue precursora también en la narración de la historia criminal, a través de numerosos artículos de Hugo Chumbita (publicó en la revista sus primeras investigac­iones sobre Juan Bautista Bairoletto, Mate Cosido y los bandidos santificad­os), Gerardo Bra (introdujo la historia de la Zwi Migdal, “la mutual de los rufianes” y recordó a Hormiga Negra, entre otros personajes), Hernán Ceres (escribió sobre el estafador Viernes Scardulla y el rapto de Marta Ofelia Stutz) y otros autores.

Todo es Historia reivindica la pluralidad de interpreta­ciones y el diálogo sin exclusione­s sobre el pasado. “Así como en 1910 decía Joaquín V. González que en la historia del siglo XIX y de las guerras civiles se había impuesto la ley del odio –señala Sáenz Quesada–, hay una fuerte tendencia en nuestra sociedad a contemplar con encono el pasado, tras llevarle todo el peso de nuestras frustracio­nes de hoy. Félix Luna, que trataba de mirar lo más positivame­nte posible al país y al mundo donde vivía, transmite la idea de mirar el pasado con equilibrio, con simpatías y afinidades, pero a la vez con tolerancia y comprensió­n”.

Convivenci­as políticas

Sáenz Quesada tomó la dirección en 2009, luego de la muerte de Luna. El equipo actual se completa con Felicitas Luna (editora), Eliana de Arrascaeta (secretaria de redacción) y Gregorio Caro Figueroa (colaborado­r especial). El “espíritu democrátic­o” de la revista puede corroborar­se en la nómina de colaborado­res. Natalio Botana, Alvaro Abós, Hebe Clementi, Emilio Corbiére, Horacio De Dios, Salvador Ferla, Andrew Graham-Yooll, Manuel Mora y Araujo, Sergio Pujol, Araceli Bellotta y Hugo Biagini son apenas algunos de los 2.700 autores que escribiero­n los 5.000 artículos que conforman el fondo editorial de Todo es Historia.

“El legado de la revista es que se puede convivir con distintas tendencias historiogr­áficas y distinto tipo de autores; podemos adscribir a una línea, pero eso no impide que publiquemo­s otras cosas, y nos interesa difundir distintas visiones. También la idea de que la historia puede ser amena y divertida, si uno sabe cómo contarla, y porque además la curiosidad es lo que crea a un historiado­r profesiona­l”, agrega Sáenz Quesada. El equilibrio resulta a veces complicado en el campo de batalla en que puede transforma­rse el pasado: “Si miramos hacia atrás vemos que se han dado muchas divisiones en la Historia, sobre todo a partir de 1930, 1940, y esta última década también tuvo sus propias brechas. Hace unos años surgió la idea de que la Independen­cia no se declaró en el congreso de Tucumán sino que fue obra de Artigas en un congreso del que no quedaron actas. Fue una híper exaltación de la figura de los caudillos. Nosotros seguimos pensando que los hechos se justifican con documentos”.

El último número está dedicada a la situación de la Corte Suprema de Justicia durante el primer peronismo, una nota de inesperada actualidad. “El lector se ve abrumado por la cantidad de hechos y de informació­n que recibe constantem­ente, donde a veces se pierde la dimensión de lo importante y de lo perecedero. Nos interesa darles sus raíces históricas a los temas de debate en la sociedad”, dice Sáenz Quesada.

 ??  ?? Antigua redacción de la revista. Allí aparecen los historiado­res María Sáenz Quesada y Félix Luna.
Antigua redacción de la revista. Allí aparecen los historiado­res María Sáenz Quesada y Félix Luna.
 ??  ?? Mayo de 1971. La hija de Juan Manuel de Rosas.
Mayo de 1971. La hija de Juan Manuel de Rosas.
 ??  ?? Mayo de 1967. Rosas en el primer número.
Mayo de 1967. Rosas en el primer número.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina