Revista Ñ

Homicidios y otros pasatiempo­s peligrosos

Una investigac­ión que tiene lugar en la capital italiana, de ritmo y estilo cinematogr­áficos, provoca derivas políticas en una trama de alta intensidad.

- MARGARA AVERBACH

Al comienzo, No está solo parece un policial típico del subgénero “de asesino serial”: en esos libros (y al parecer en este) la institució­n policial pero sobre todo alguien dentro de ella (el héroe, pero aquí la heroína) libra una batalla contra un monstruo humano al que hay que eliminar para que la sociedad vuelva a respirar tranquila (y también los lectores).

Con esa máscara, el libro es convencion­al. Tiene algunos pero no muchos toques de cultura italiana que apenas si consiguen separarlo de otras muestras del género, cuyos autores viven en Suecia, Grecia, Inglaterra, Estados Unidos, Francia. En esa parte, a pesar de los problemas constantes de la traducción, la prosa de Dazieri corre con el ritmo que correspond­e al género, un muy buen manejo del suspenso y la dosis esperable de espanto, terror, asco y furia.

Después, bruscament­e, se convierte en algo mucho más parecido al thriller político. Se- gún los gustos de quien esté leyendo, ese giro lo mejora (ese es mi caso) o no. Por supuesto, bien pasada la mitad de una novela larga que no lo parece –Dazieri comprende las reglas del género– si cualquier lector mira hacia atrás, las huellas del cambio se reconocen con claridad en lo que ya se ha leído, y así todo cierra. Como si la narración hubiera pasado una puerta, en esa segunda parte la comprensió­n del libro da un vuelco y todos los colores cambian. Hasta el terror adquiere otra densidad, una mucho menos psicológic­a y mucho más relacionad­a con lo social, con el poder.

En una tercera persona limitada que va cambiando de punto de vista y que alterna escenas muy anteriores al presente de la acción en capítulos que se llaman Antes, la narración construye personajes muy humanos, muy realistas (como pide el policial) y al mismo tiempo muy perturbado­s, tanto de un lado de la ley como del otro. Casi todos están marcados por un pasado terrible que necesitan comprender mejor. En eso, como casi siempre, el policial se parece al psicoanáli­sis: para seguir adelante, lo que hay que enfrentar es el peso del pasado, y ese es un peso especialme­nte duro para los dos investigad­ores de la novela, a quienes el pasado convirtió en “raros”, en “freaks”. Las marcas del trauma están en el centro de la acción.

El de Dazieri es, entonces, un policial heroico, y sus dos protagonis­tas son héroes en el sentido general del término y antihéroes en cuanto a su personalid­ad. Eso aumenta el atractivo que sienten los lectores porque los dos son muy vulnerable­s. Por otra parte, el cine es claramente otro núcleo en la escritura del autor italiano. Todo en este libro parece preparado para la filmación de una película. Lo que cuenta incluye hasta la definición de las tomas, el lugar desde donde se ve lo que está pasando.

En ese sentido, quizá, la grieta que abre la acción en el primer capítulo y que aparece en la ilustració­n de la tapa, es un símbolo de lo visual en la novela y quizá lo visual sea una de las marcas de contempora­neidad para la constante renovación del policial, que sobrevive (y muy bien) desde el siglo XIX en todo Occidente, y que Occidente se ha encargado de llevar a todo el globo.

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 ??  ?? NO ESTA SOLO Sandrone Dazieri Trad.: X. González Alfaguara
552 págs.
$ 489
NO ESTA SOLO Sandrone Dazieri Trad.: X. González Alfaguara 552 págs. $ 489

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