Versión libre sobre la envidia
Tan en época y económica como se plantea la puesta de Lucia de Lammermoor, que estrenará Rita Cosentino en la Argentina, fue el Mozart y Salieri que produjo para la Fundación Juan March, en coproducción con el Teatro de la Zarzuela, para su ciclo Teatro Musical de Cámara. Afortunadamente, la pieza que pudo verse en Madrid durante el mes de abril guarda muy poca relación con la estridente Amadeus, la obra llevada a la popularidad por el cine de Milos Forman.
La tragedia sobre la envidia, escrita por Pushkin (La envidia fue el nombre que recibió originalmente la pieza, en 1832) sirvió de base al libreto que musicalizó Rimski-Korsakov. Este Mozart y Salieri, título prácticamente rescatado del olvido.
La puesta de esta pieza representó todo un desafío por las particulares características del escenario, que es ancho pero poco profundo. Necesariamente, la versión elegida fue la de 1897, para voces y piano. Hay que decir que la sala de la Fundación no solo es preciosa sino que cuenta con una acústica impecable para el repertorio de cámara.
A la escenografía de Antonio Bartolo le alcanzaron unos mínimos detalles para ubicar el drama en su época. La economía con la que Cosentino administra luces y recursos multimedia alcanzó para narrar la historia. El resto de la magia quedó a cargo de extraordinarias voces y actuaciones: el bajo Ivo Stánchev (Salieri) y el tenor Pablo García-López (Mozart). Se sumaron el violinista Fran Parrado y el actor Rafael Rivero, todos bajo la dirección musical de Borja Mariño, desde el piano.