El mercado editorial en crisis
Acaban de conocerse los resultados de El libro blanco de la industria editorial
argentina, un informe que elaboró la Cámara Argentina de Publicaciones (una de las dos cámaras en que se divide la industria del libro), dedicado a reelevar y darle un marco de comprensibilidad a las estadísticas disponibles sobre el mundo del libro. El informe recoge tanto la oferta como la demanda de la industria del libro, y pone en relación los años 2015-2016. Uno de los datos más curiosos y preocupantes es que las ventas cayeron en ese período un 25% (en cantidad de ejemplares vendidos). Si bien hubo una importante retracción del mercado editorial privado, la caída de las compras del sector público (que pasó del 14 al 1 %), se revela como la causa más fuerte de la caída de las ventas: el Estado argentino en 2016 no realizó compras de libros destinados a escuelas y bibliotecas públicas. Lo que sí tuvo un fuerte repunte es la importación de libros tanto de producción intelectual local como extranjera. La causa de este perjuicio que sufre la cadena industrial en torno al libro, fundamentalmente la imprenta, además de la liberación de las restricciones a las importaciones que rigieron entre 2011 y 2015, hay que atribuírsela, según el informe, a los altos costos de producción que rigen en el país, incluso comparado con países de la región (que puede llegar al doble del valor según el país de referencia). Estos costos, por otra parte, también tienen incidencia en el comparativamente bajo nivel de exportación del mercado editorial (que bajó a la mitad con respecto al año 2010, previo al año de la restricción a las importaciones), que también se relaciona con la falta de promoción del libro argentino en los mercados más atractivos para nuestras editoriales, como puede ser el público español y el mexicano. Claro, como se sabe, tanto en esos nichos de alto potencial como en el resto de los públicos de habla hispana, las empresas transnacionales han operado de manera particularmente agresiva durante el último lustro, cooptando varias de las editoriales independientes exitosas con potencial hasta llegar a acaparar la amplia mayoría de las ventas de libros y productos asociados. Aun así, el crecimiento de las editoriales emergentes se mantiene constante: se registraron 146 editoriales emergentes activas, responsables de la edición del 7,5 % de los títulos de las editoriales comerciales. Si bien en términos económicos no son muy representativas, su peso propio pasa por el dinamismo que le dan al mundo cultural local. Un dato curioso es que la producción editorial se vende casi en su totalidad en el mercado interno (9 de cada 10 títulos) y las ventas que se realizan al exterior se hacen con menores ganancias. Por eso uno de los reclamos más importante de las editoriales, cuyas ventas en la feria superaron las expectativas, es por la exención del IVA, un beneficio que perdieron en los años 90 y que nunca fue recuperado. Esto, según los editores presentes en la feria, les permitiría un alto crecimiento de la industria en el exterior, cuyo potencial es muy importante aún.