Revista Ñ

Series: El futuro 25 años después, la tercera temporada de “Twin Peaks” de David Lynch

La tercera temporada de la serie cierra un círculo abierto hace un cuarto de siglo. David Lynch muestra cómo cambiaron el pueblo, los espectador­es y la televisión.

- SANTIAGO BARDOTTI

Uno de los acontecimi­entos del reciente accidentad­o festival de Cannes fue el retorno de David Lynch y su recibimien­to con una ovación de pie que duró minutos. Su presencia junto al actor Kyle MacLachlan, el legendario detective Cooper, fue la presentaci­ón de la tercera temporada de la serie Twin Peaks después de 25 años. El director estadounid­ense tiene una larga historia en el festival, donde ganó la Palma de Oro al mejor filme en 1990 con Corazón salvaje –junto con abucheos y gritos de periodista­s indignados– y donde también obtuvo el premio al mejor director con Mulholland Drive en 2001. El año siguiente presidió el jurado del festival. En 1992 presentó también el filme Twin Peaks: Fire Walk With Me, ocasión en la cual solo recibió abucheos. Se dice que Quentin Tarantino fue uno de los indignados que se retiró de la proyección. Este regreso con gloria sí que es un gran y curioso bucle.

Desde que se anunció la vuelta de Twin Peaks la expectativ­a creció, alimentada por el silencio de Lynch. Para hacer más dulce la espera, quedaba volver a ver aquellas dos increíbles temporadas de 1990/91 o simplement­e verlas por primera vez. También se podía leer. En 2016, Mark Frost, cocreador y principio de realidad en la realizació­n del guión y el proyecto entero (al menos eso es lo que se quiere creer) publicó en Estados Unidos The Secret Story of Twin Peaks: A Novel (la historia secreta de Twin Peaks: una novela). Lo que en principio podría ser sólo un producto más para fanáticos, es un libro muy entretenid­o y tan fácil de leer como difícil de clasificar. Lo que hace Frost es apaciguar las incertidum­bres de la ficción de la serie con más ficción (enmascarad­as como si fueran datos du- ros de la realidad): revelar y esconder al mismo tiempo. El director regional del FBI Gordon Cole (en la serie encarnado por el propio Lynch en un paso de comedia irresistib­le) le encarga a un nuevo agente revisar un material encontrado en una misteriosa caja durante un procedimie­nto. Encontrar ese material es como encontrar una versión inédita de la Biblia. Recolectad­o por un personaje que se hace llamar el archivista, cuenta con fuentes de muy variada índole la historia de Twin Peaks, el pueblo y sus personajes: cartas, diarios de viaje (tan lejanos como el comienzo del siglo XIX), informes de Interpol y el FBI, historias clínicas, numerosos artículos en el Twin Peaks Gazette, etc. El libro contiene facsímiles de todo el material más los comentario­s del archivista y los comentario­s del nuevo agente del FBI, que lee el material como si fuera un erudito trabajando con un incunable. Un crítico malicioso reseñó el libro diciendo que muestra lo mal que andaría Twin Peaks si no fuera por la presencia de Lynch. En todo caso, si Frost representa el principio de realidad, todo este material son los restos diurnos con los cuales Lynch (y el principio de placer) trabaja.

Asimismo, El Cuenco de Plata editó en Argentina David Lynch por David Lynch, conversaci­ones del director con el periodista Chris Rodley. Los encuentros más tempranos fueron en 1993 y el último en 2002. Hay un repaso imprescind­ible de toda su obra hasta ese momento en detalle, su labor como artista plástico, sus inicios como director de cine experiment­al, su costado y sensibilid­ad musical, sus obsesiones personales, su ética. Todo ello por supuesto amplía el panorama de una manera notable a la hora de ver a Lynch, incluyendo, claro, Twin Peaks. Hay incluso un capítulo entero dedicado a la serie. Lynch era muy consciente de los límites (por ejemplo en la calidad de imagen y sonido) de la tevé como medio frente al cine. Pero también de cómo esos límites eran el material con el que él podía trabajar. La posibilida­d de un desarrollo en el tiempo le daba la chance de centrarse en los personajes a placer. Para Lynch no era tanto “revolucion­ar” la televisión sino que la sustancia televisiva forzara los límites propios. Inicialmen­te, la asociación de Frost y Lynch fue para escribir otra comedia que nunca vio la luz pero es claro que el humor fue central en las primeras dos temporadas de Twin Peaks. En verdad, los dos hicieron algo único, la primera telenovela y comedia sobre el incesto y el filicidio.

Como Laura Palmer había vaticinado en el sueño/visión/alucinació­n de Cooper, 25 años después nos volvemos a ver. Rodley califica al cine de Lynch como un cine de lo ominoso, de lo familiar vuelto extraño. ¿Hay algo más siniestro que la cara de alguien que ha envejecido de golpe 25 años y apenas se reconoce en el espejo? Hemos visto los primeros episodios de esta tercera temporada y este abrumador paso del tiempo salta a la vista de inmediato; sea por primeros planos impiadosos, sea por contraste con el mundo fuera de Twin Peaks que había nacido como un universo cerrado e intemporal. En los dos primeros episodios el humor no había aparecido, lo que nos dejó inválidos, solos y más desorienta­dos aún. Lynch lo había hecho de nuevo. Los nuevos espectador­es habrán estado muy inquietos por no saber qué estaba pasando. Lo mismo que los viejos espectador­es. La indetermin­ación del significad­o radical. Lo que siguió (ya se pueden ver 7 episodios) sólo puede calificars­e de asombroso, emocionant­e e inspirador. Y muy pero muy divertido. Un extraño bucle que mira hacia el futuro y resignific­a todo lo que pasó; en Twin Peaks, en Lynch, en los espectador­es y en cómo la tevé llegó a ser lo que es hoy gracias a él.

 ??  ?? Agente Cooper. Protagoniz­ado por Kyle MacLachlan, el personaje toma rumbos inesperado­s en la nueva temporada.
Agente Cooper. Protagoniz­ado por Kyle MacLachlan, el personaje toma rumbos inesperado­s en la nueva temporada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina