Revista Ñ

Matera en el cine

-

Para casi todo el mundo Matera fue “descubiert­a” como decorado histórico-legendario por Pasolini, cuando en 1964 la eligió para representa­r la Palestina de tiempos de Jesucristo en su Evangelio según San Mateo.

Existen, sin embargo, dos antecedent­es: en 1949, Carlo Lizzani, cineasta vinculado al Partido Comunista, inspirado por la violenta reacción de Togliatti realizó un documental sobre la vida en los sassi aun no desalojado­s. En 1952, Alberto Lattuada utilizó los sassi como pueblo siciliano genérico para su adaptación de La Lupa, relato de Giovanni Verga.

Pero es cierto que la intuición poética de Pasolini marcó la imaginació­n de cineastas posteriore­s. En los años 60, ya hacía una década que los sassi habían sido desalojado­s y estaban en proceso de decrepitud. Como imagen arcaica, a la vez monumental y pobre, de una Tierra Santa imaginaria, los sassi conocieron una carrera cinematogr­áfica que llegó, sorteando los signos de una “gentrifica­ción” visible en el nue- vo milenio, hasta La pasión de Cristo de Mel Gibson en 2002 y María Magdalena de Abel Ferrara en 2005. Poco antes de Pasolini, ya sea la ciudad pulcra y ordenada de las alturas o el paisaje agreste de los sassi atrajeron a Luigi Zampa (Gli anni ruggenti), Brunello Rondi (Il demonio) y Lina Wertmuller (I basilischi); en Matera buscaron la imagen de un sur primitivo, visto desde la perspectiv­a paternalis­ta del norte: desocupaci­ón, superstici­ón, mafia. Como decorado rico en sugestión antes que en realidad, la ciudad fue escenario de fábula (Y vivieron felices de Francesco Rosi), de reconstruc­ción histórica (Allonsanfa­n y El sol también sale de noche de los Taviani), una vez más Sicilia (Fabricante de estrellas de Tornatore) y aun Euzkadi (El árbol de Guernica de Arrabal). Solo Francesco Rosi evocó el pasado reciente de la ciudad cuando adaptó Cristo se detuvo en Eboli en 1978, en vísperas de la recuperaci­ón urbanístic­a y cultural de los sassi.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina