La discriminación piruja
“—Tenés razón, gordi. La mersa lo invade todo. —Los tête noirs arrasaron. ¡Qué asquete! Me requetepostra”. Así hablaban en los sesenta María Belén y Alejandra, dos jóvenes mediopélicas, entre tantos personajes de la revista Tía Vicenta. “Regio”, “me pa’ que”, la “GCU” (Gente Como Uno) fueron expresiones creadas, apropiadas o en muchos casos resignificadas por Landrú (Juan C. Colombres) para pintar la mirada de un sector social que se sentía el ombligo del mundo. Mersa, hoy palabra obsolescente, aludía entonces en forma despectiva al “grupo de personas de baja condición social” y, p. ext., a todo lo considerado “de mal gusto”. Por lo común en estilo directo, la frecuentaban escritores de la alta burguesía, como Silvina Bullrich o Alicia Jurado. Landrú toma el uso rioplatense de esta voz piamontesa (O. Conde, Lunfardo), con la que se nombraba la aparición conjunta de naipes de un mismo palo. Una imagen para algunos inquietante.