“Bloodline”, de la Biblia aNetflix
Reescribimos y releemos historias que vienen de muy lejos. Devoré Bloodline en Netflix: la saga de los Rayburn, hoteleros de los cayos en La Florida, cuya vida ejemplar y lánguida bajo el sol cruje con el regreso de Danny, el hijo descarriado. Y recordé Al este del paraíso de John Steinbeck y las confidencias de Journal of a Novel, el libro que reúne las cartas del Premio Nobel de Literatura 1962 a su editor y amigo, Pascal Covici, mientras trabajaba en ella.
“Estoy eligiendo escribir este libro para mis hijos”, define el autor estadounidense en la primera carta. Anhela contar “quizá la historia más grande de todas –la historia del bien y el mal, de la fuerza y la debilidad, del amor y del odio, de la belleza y la fealdad”. “Trataré de demostrarles que esos pares son inseparables –cómo no pueden existir uno sin el otro”, dice.
Al este del paraíso fue la novela favorita de Steinbeck. Narra la historia de las familias Trask y Hamilton, entre la Guerra de Secesión de los Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial, y se ambienta en el valle californiano de Salinas, donde el propio Steinbeck había nacido. Llevada al cine por Elia Kazan en 1955, fue protagonizada por James Dean como Cal, hijo de Cathy (más que una mujer, “un monstruo” según el autor), un joven conflictivo que intenta acercarse a su padre y vive en perpetua competencia con su hermano mellizo Aron.
El libro iba a llamarse “Mi valle”, pero el lunes 21 de junio de 1951, Steinbeck le escribe a Covici que ha encontrado el título definitivo al leer los versículos de la Biblia sobre Caín y Abel. Al este del Edén (del paraíso) es desterrado el primero tras matar a su hermano. “A medida que entraba en ella me di cuenta de que sin esta historia –o más bien, sin su sentido– los psiquiatras no tendrían nada que hacer. En otras palabras, esa es la base de toda la neurosis humana”, reflexiona.
En su novela, Steinbeck reescribe el fratricidio bíblico: Aron se enlista en el ejército y muere poco después de que su hermano Cal le presente a Cathy, la madre de ambos, quien los abandonó en la infancia y trabaja como prostituta.
Bloodline recrea la novela y su eterna pulseada entre bondad y maldad confundiéndolas en el presente con actuaciones que hielan la sangre. La puja es entre los hermanos Danny (un gigantesco Ben Mendelsohn) y John, dos de un lote de cinco (aunque Sarah ha muerto en la infancia y ese dolor sigue dañando). No faltan crímenes intrafamiliares, mientras la mentira se naturaliza como forma de supervivencia del clan. En esa coraza de hipocresías, el rol de Sally, la matriarca (genial Sissy Spacek), es otro guiño al libro. Todos, a su tiempo, serán desterrados de ese Edén playero, donde la pena se amortigua entre yates, mojitos y cocaína. De la Biblia a Netflix, en tres temporadas.