Fragmento
La aventura, ir donde uno no ha ido, adonde nadie todavía ha ido. No solamente a tierras desconocidas. Es también, siempre tal vez, lo que anula la diferencia física entre el viaje hacia comarcas extrañas y reflexionar sobre el mundo desde la propia casa. Es pensar lo que no se ha pensado, lo que todavía nunca se ha pensado. Es la novela del pensamiento. Lo que supone necesariamente otro sitio. Para hacer palanca. Desplazar, transformar. Sin lo cual no habría ninguna razón, tampoco ningún medio, para salir del mantenimiento del orden. Y todo consenso, con su geografía variable, su tautología (sólo se acredita a sí mismo) confundida con la verdad, es la pecera en la que somos el pez rojo, aquel que tomó los límites de la pecera como la naturaleza de las cosas.