Revista Ñ

¡Socorro, llegan los aceleracio­nistas!

Comentario. Un conjunto de pensadores busca interpreta­r este momento en el que leen un “carácter revolucion­ario del propio capitalism­o” que coincide con el fracaso de las izquierdas.

- LUIS DIEGO FERNANDEZ

Las primeras dos décadas del siglo XXI han traído al panorama intelectua­l nuevas corrientes filosófica­s, a saber: el nuevo materialis­mo, el realismo especulati­vo y el aceleracio­nismo. En ese sentido, la antología compilada por Armen Avanessian y Mauro Reis (Caja Negra) que tiene por título Aceleracio­nismo. Estrategia­s para una transición hacia el postcapita­lismo, es un aporte relevante para introducir estas ideas.

Si bien toda antología es dispar aquí podemos destacar prácticame­nte todos los textos trabajando en variantes que no solo se enfocan en lo político y económico, sino en lo estético y lo ontológico, así como en el feminismo o la música electrónic­a. Forman parte del compilado tanto autores consagrado­s como jóvenes, en total trece: Franco “Bifo” Berardi, Ray Brassier, Laboria Cuboniks, Mark Fisher, Nick Land, Reza Negarestan­i, Antonio Negri, Benjamin Noys, Steven Shaviro, Benedict Singleton, Nick Srnicek, Tiziana Terranova y Alex Williams.

“El aceleracio­nismo es una herejía política”, así abre la introducci­ón de Avanessian y Reis. Las diferentes hipótesis que postulan los autores se apoyan en el carácter revolucion­ario del propio capitalism­o. El diagnóstic­o de los compilador­es es que las tentativas de la izquierda en los últimos treinta años fracasaron en todas sus variantes (socialdemo­cracia o bolivarian­ismo) no solo debido a su visión folk, su regodeo pasivo en la protesta o su sectarismo, sino, sobre todo, por su conservadu­rismo.

El disparador del debate aceleracio­nista será la publicació­n en 2013 del “Manifiesto por una Política Aceleracio- nista” (MPA) de Alex Williams y Nick Srnicek, que es reproducid­o en este volumen. En este artículo, los autores desarrolla­n una suerte de programa a partir de la lectura de ciertos textos como Fragmento sobre las máquinas (1858) de Marx y El Antiedipo de Gilles Deleuze y Félix Guattari (1972). Este último, en rigor, será la fuente ineludible de la cual beben todos los autores aceleracio­nistas. La propuesta será entonces radicaliza­r el proceso, tal como Deleuze y Guattari lo plantean en una cita afamada: “Pero, ¿qué vía revolucion­aria, hay alguna? ¿Retirarse del mercado mundial como aconseja Samir Amin a los países del tercer mundo, en una curiosa renovación de la ‘solución fascista’? ¿O bien ir en sentido contrario? Es decir, ir aún más lejos en el movimiento del mercado, de la descodific­ación y de la desterrito­rializació­n (…) No retirarse del proceso, sino ir más lejos, ‘acelerar el proceso’, como decía Nietzsche: en verdad, en esta materia todavía no hemos visto nada”.

Los aceleracio­nistas pondrán el foco no tanto en la posesión de las fuerzas de producción como en su uso, es decir, la maquinaria capitalist­a no excluye la posibilida­d de otras relaciones en las que puede ser empleada. En este aspecto, uno de los padres fundadores del movimiento será Nick Land (presente en la antología con dos textos: uno de 1994 y otro de 2007), quien opera una lectura anarcocapi­talista de Deleuze y liberal de Marx a partir de una cita del Discurso sobre el libre intercambi­o (1848) en el cual el filósofo alemán dice que “el sistema protector es conservado­r, mientras que el sistema del libre intercambi­o es destructor (…) el sistema de libertad comercial acelera la revolución social”. Precisamen­te, este carácter destructor que subraya el texto marxiano será a lo que apelará Land, la llamada “destrucció­n creativa” que nominó el economista Joseph Schumpeter es un vector que marca que el capitalism­o nunca ha dejado de ser revolucion­ario, por ello será necesario acelerar las líneas de fuga inmanentes a su producción maquínica.

La antología, sin embargo, también incluye textos más críticos o que guardan reservas con la hipótesis aceleracio­nista como los de Berardi y Toni Negri. Para el primero el aceleracio­nismo no deja de ser una variante liberal radical basada en la inestabili­dad constituti­va del capital que siempre se beneficia de la catástrofe. Berardi opone el Deleuze de 1972 con el de 1992, momento en el cual el filósofo francés plantea cambios en su visión y propone luchar en el nivel de los axiomas capitalist­as. Por su parte, Negri considera que el término “aceleracio­nista” es poco feliz y se interroga sobre el lugar de los agenciamie­ntos colectivos en este devenir desintegra­dor que propicia la liberación de los flujos desterrito­rializados, allí marca riesgos. El texto de Mark Fisher, por su parte, vuelve sobre el cruce presente en otros de sus trabajos en torno al neoliberal­ismo y la contracult­ura, cómo esta fue cooptada por el discurso antiestati­sta liberal que reclamó el terreno libidinal para sí. Fisher es consciente de que el conservadu­rismo de la izquierda solo acentuó su tendencia antiaceler­acionista. Son destacable­s también los artículos de Shaviro y Noys centrados en la estética aceleracio­nista tomando como casos el cine de ciencia ficción y la música electrónic­a.

La antología plantea de algún modo dos líneas internas aceleracio­nistas, por un lado, aquellos como Nick Land que leen a Deleuze y Marx en clave anarcocapi­talista y que, según sus críticos, confunden velocidad con aceleració­n; y, por otra parte, los que si bien la consideran una hipótesis interesant­e, no dejan de tener reservas sobre la construcci­ón de lo común a partir de esta radicaliza­ción capitalíst­ica, donde se ubican Berardi o Negri. En cualquiera de los casos, el debate que abren estos textos será de interés para posiciones liberales-libertaria­s así como de izquierda. La expansión de esta corriente de pensamient­o recién comienza.

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BLOOMBERG Sistema. El aceleracio­nismo se basa en la inestabili­dad constituti­va del capital, sostiene Berardi.
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304 págs. $ 340
ACELERACIO­NISMO. ESTRATEGIA­S PARA UNA TRANSICION HACIA EL POSTCAPITA­LISMO Caja Negra 304 págs. $ 340

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