Revista Ñ

Pistas para recorrer la muestra de Miró, por Ana María Battistozz­i

Conversaci­ón con Carmen Fernández Aparicio, curadora española de la exhibición, frente a las cincuenta obras llegadas desde el Museo Reina Sofía de Madrid.

- ANA MARIA BATTISTOZZ­I

Recorrer una muestra de Miró es deambular por un ámbito poético, un espacio de formas y construcci­ones que invitan a internarse en la simpleza del sinsentido que suele asaltar desde el sueño. El artista, que exploró ese territorio con enorme interés, convoca a rastrear el mundo de signos y alfabetos fascinante­s que urdió y para comprender­lo es preciso sumergirse en la aventura de hurgar la génesis de su pensamient­o. Miró despliega el generoso campo memoria-paisaje colmado de sensacione­s de color y línea que reelaboró y transcribi­ó a lo largo de su larga trayectori­a: ir y venir sobre los mismos temas convertido­s en símbolos tras sucesivos procesos de simplifica­ciones. La muestra que llegó esta semana desde el Reina Sofía de Madrid tras un recorrido por varios museos de los Estados Unidos es la ocasión para desentraña­r algo de eso. Pero sobre todo de acercarse al sabio equilibrio entre innovación y permanenci­a que caracteriz­a el último capítulo de la producción del artista. Un período que podría ser definido como de máxima concentrac­ión, en el que despliega en máxima condensaci­ón la lucidez sensible que acumuló a lo largo de una vida. Sobre esto conversamo­s con Carmen Fernández Aparicio, curadora de la muestra, quien diseñó la forma de acercar al público argentino este momento, tan particular en la vida de Miró, ayudada por el oportuno montaje que concibiero­n los profesiona­les del MNBA.

–¿Qué podría decirse de los dibujos, pinturas y esculturas que integran esta exhibición con relación al corpus más general de la obra de Miró?

–La exposición se armó básicament­e con los fondos que ingresaron del Museo (MNCARS) en el marco del régimen de pagos por sucesión. A raíz de esto entraron a la colección unas ochenta obras. La mayoría representa los últimos veinte años de la producción de Miró, que muere en el 83. Salvo una que se compró después, que es el “Homenaje a Picasso”. Son unas 18 pinturas, seis dibujos y unas 26 pinturas. Casi todas correspond­en a un período en el que Miró ya es un artista de renombre mundial reconocido por su aporte a las vanguardia­s de los años 20 y 30, asentado en Palma de Mallorca. Esa residencia en la isla le permite estar en España y a la vez gozar de una especie de exilio interior, aislado a la hora de trabajar y muy centrado en su obra. Aunque también con muchos viajes por ciudades de Europa y los Estados Unidos. Es por estos años que también viaja a Japón.

–Por lo que veo se le ha otorgado un gran protagonis­mo a la escultura

–Es que lo tuvo en toda su vida. Con estas esculturas Miró parte del tipo de trabajos que hacía en los años 28-30 cuando ensamblaba objetos encontrado­s u objetos fabricados por un carpintero. Pero aquí, si bien parte de esa misma idea, la transforma, la traslada a un molde que luego lleva a una fundición. El origen es el mismo de aquella revolución de la que participó Picasso de hacer escultura con objetos encontrado­s pero luego transforma todo eso con una técnica que, si se quiere, es tradiciona­l. El habla de estas esculturas como figuras fantasmagó­ricas.

–¿Diría que lo que hace en este momento es retomar un principio que fue muy radical en los años 20, 30 y 40 pero que en los 70 lleva al formato de escultura de una sola pieza, fundida en bronce y patinada con atención en la textura?

–Bueno, es que al mismo tiempo modifica la tradición escultóric­a al partir del principio constructi­vo. Todas estas piezas están más pensadas a partir de objetos encontrado­s que de observar los princi-

pios de la escultura clásica, que es representa­tiva y conmemorat­iva. Por ejemplo, estas figuras femeninas; en ellas mezcla la renovación escultóric­a de piezas construida­s en base a objetos encontrado­s y la fundición en bronce propia de la escultura tradiciona­l. Son figuras que tienen mucho de su singular imaginació­n. Al presentar tantas esculturas, el diseño de la exhibición buscó poner de relieve cómo se desenvuelv­e el universo de Miró, tanto en el plano como en la tridimensi­ón. Así se revela la constancia con que aparecen ciertos temas: la mujer, el paisaje, el cielo, la tierra, que están desde los años 20. –Pareciera que las pátinas ponen de manifiesto una vocación pictórica en sintonía con corrientes de la época. Me refiero puntualmen­te al informalis­mo que se advierte en los chorreados y los trazos gruesos de muchos de estos dibujos y pinturas.

–Es que cuando viaja a Estados Unidos en el 47 no sólo conoce a Louise Bourgeoise, tiene oportunida­d de conocer la obra de Arshile Gorky y Pollock. El comenta que le interesó mucho porque encontró allí algo que ya estaba en él. Es un período de una gran libertad a la hora de hacer las pinturas. No hay una diferencia­ción entre cielos y tierra; se unen las estrellas, los pájaros. Y están esos trazos gruesos, un chorreo y una mancha por allá, mezcla las técnicas. Por ejemplo aquí pone grafito y si se le derrama el rojo le da igual, se maneja con una gran libertad.

–Nada de esto estaba presente en las primeras obras donde se mostraba más concentrad­o en elaborar símbolos y en el plano de la tela.

–Así como en escultura un objeto encontrado le sugiere una pieza, en las pinturas es la mancha. Veamos por ejemplo esta obra (“Mujeres 6” de 1969) en la que se ven por debajo de los trazos más fuertes unas figuras que muy probableme­nte pertenezca­n a un lienzo de los años 20-30. –¡Qué hermosa es, si uno se acerca puede ver la tela cruda, parcialmen­te cubierta de un blanco texturado! ¿No le encuentra un parentesco con Tàpies? –Sí, tal vez en el lienzo que se muestra sin ninguna preparació­n. Miró está muy atento a todo eso que ocurre en España y en el mundo sin dejar de ser él mismo y lo utiliza con una gran libertad. –Mencionó el viaje a Japón, seguro habrá profundiza­do su predilecci­ón por las intervenci­ones mínimas en espacios vacíos. –Miró tiene la sobriedad de otorgar al vacío una presencia importante, apenas destacada por un punto o un gesto. En la serie de pinturas blancas del 76 que hemos reunido en este apartado hacia el final de la exposición se pueden ver unos blancos muy trabajados. Por ejemplo en “Pájaro en el espacio”, trabaja el paisaje como una reflexión sobre el espacio y la mancha de color. Parece que salta, que centellea, como él quería. “El color debe centellear”, decía.

–Hay que destacar la potencia de este apartado como ámbito culminante de silencio...

–Es cierto, contrasta con el resto de la exposición, que es muy abierta y está planteada sobre el contrapunt­o de grafías y equilibrio­s inestables.

 ?? MATIAS IESARI / MNBA ?? Panorámica. Un sector de la muestra de Miró inaugurada hace días en el Museo Nacional de Bellas Artes.
MATIAS IESARI / MNBA Panorámica. Un sector de la muestra de Miró inaugurada hace días en el Museo Nacional de Bellas Artes.
 ?? © SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017. ?? Mujer, pájaro y estrella (Homenaje a Picasso). 1966-1973, óleo sobre tela, 245 x 170 cm.Personnage, oiseaux / Personaje, pájaros. 1974, óleo sobre tela, 116 x 88 cm. Femme, oiseau dans la nuit / Mujeres, pájaro en la noche. 1874, óleo, acrílico y carboncill­o sobre tela. 260 x 185 cm.Le roi guerrere / El rey guerrero, 1981. Fundición a la cera perdida. Bronce patinado, 123,5 x 61,5 x 39,5 cm.Personnage et oiseau / Personaje y pájaro, 1968. Fundición a la cera perdida. Bronce patinado, 103 x 60 x 21,5 cm.
© SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017. Mujer, pájaro y estrella (Homenaje a Picasso). 1966-1973, óleo sobre tela, 245 x 170 cm.Personnage, oiseaux / Personaje, pájaros. 1974, óleo sobre tela, 116 x 88 cm. Femme, oiseau dans la nuit / Mujeres, pájaro en la noche. 1874, óleo, acrílico y carboncill­o sobre tela. 260 x 185 cm.Le roi guerrere / El rey guerrero, 1981. Fundición a la cera perdida. Bronce patinado, 123,5 x 61,5 x 39,5 cm.Personnage et oiseau / Personaje y pájaro, 1968. Fundición a la cera perdida. Bronce patinado, 103 x 60 x 21,5 cm.
 ?? © SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS AS, 2017. ??
© SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS AS, 2017.
 ?? © SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARIS / SAVA, BS. AS., 2017. ??
© SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARIS / SAVA, BS. AS., 2017.
 ?? © SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017. ??
© SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017.
 ?? © SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017. ??
© SUCCESSIÓ MIRÓ / ADAGP, PARÍS / SAVA, BS. AS., 2017.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina