Guerra Fría y libertad cultural
Veintiocho años, de 1961 a 1989, vivió Berlín partida entre este y oeste por un muro, convertida en ciudad laboratorio de la Guerra Fría. Ese período y su impacto en el terreno de las artes se ahondan en Parapolitik, la valiosa muestra que se exhibe hasta el 8 de enero en la HKW. Documentos, pinturas históricas y obras de artistas contemporáneos (entre ellos, el argentino David Lamelas) desmenuzan en la exhibición esa porción medular del siglo XX regida por el “paradigma de la inclusión-exclusión” y rastrean hasta allí el origen de algunas líneas que alimentan el arte global actual.
La batalla ideológica entre capitalismo y comunismo se indaga a través del accionar del Congreso por la Libertad de la Cultura (CCF), organizado en junio de 1950. “Allí, por primera vez intelectuales de izquierda no comunistas se reunieron para fijar su agenda”, cuenta la chilena Paz Guevara, una de las curadoras de la exhibición. Frente al programa soviético, que hacía pie en la lucha por la paz con la paloma de Picasso como ícono, el CCF opuso el Manifiesto por la Libertad de la Cultura y se consolidó como una comunidad “antitotalitaria”, que fomentó publicaciones, sedes y actividades en diversas latitudes, contribuyendo a reinstalar y desarrollar el arte moderno como forma de oponerse al realismo socialista. En 1967, se reveló que el CCF había sido financiado secretamente por la CIA y al escándalo siguió el desprestigio. Esa historia también se cuenta en Parapolitik. Pero la muestra traza su propio mapa. Ahonda Guevara: “La obra de Art & Language El Guernica de Picasso en el estilo de Jackson Pollock, un cuadro de 1980, sintetiza muy bien el espíritu de Parapolitik: da cuenta de posiciones que labraron su propio espacio entre ambos programas. Salen así del binarismo y aluden a la copia de un estilo para trazar un retrato de la época”.