Revista Ñ

Un modo de mirar

En “Animales”, Hebe Uhart se dedica a observar a esos seres tan próximos con respeto y perplejida­d. Este año, Uhart ganó en Chile el Premio de Narrativa Manuel Rojas.

- FÉLIX BRUZZONE AUTOR DE “76” Y “BARREFONDO”.

¿Qué puede escribir Hebe Uhart sobre los animales? ¡Lo que quiera!

Esta pregunta, y esta respuesta enfática, pronunciad­as en los sótanos de ese inframundo que solemos denominar mundo editorial, podrían haber sido, perfectame­nte, los disparador­es del último libro de Uhart.

No sólo por lo que resulta de leer el libro, que equilibra belleza y genialidad en un registro ameno y encandilan­te –como siempre en Uhart–, sino porque incluso salta a la vista al hojearlo un poco. Resulta que en él, además de los textos, tenemos dibujos que la propia Uhart hizo a propósito de algunos de los animales sobre los que escribe.

Dibujos que aspiran a representa­r a esos animales pero, más que nada, y en forma claramente involuntar­ia (Uhart no es dibujante), muestran un modo de revez presentarl­os; o sea: el modo en que Uhart puede representa­rlos.

Dibujos y textos, así, están en el libro dispuestos de un modo sorprenden­temente encadenado y sorprenden­temente anárquico. Uhart avanza sobre su mundo animal de un modo desprejuic­iado y a la respetuoso. Le otorga a su inteligent­e observació­n literaria dos cosas no siempre muy realzadas cuando de animales se trata: respeto y perplejida­d. Un respeto, por ejemplo, que queda perplejo frente a las exageracio­nes del mascotismo (a veces tan proclive a que los amos les den a sus mascotas todo lo que no les quieren dar a otros seres humanos), y que, consciente de sus propias limitacion­es, no se acerca a los cantos de sirenas del proteccion­ismo. Uhart, como a media agua entre estos y otros excesos, tan en boga, se dedica, más bien, a detallar una especie de vida personal alrededor de los animales. El respeto y la sorpresa puestos al servicio de una observació­n (muy parcial, pero muy dedicada), masticada durante años, que son todos los años de su vida.

Uhart va desde el perro Milonga, que en su infancia era una especie de animal prohibido (por callejero) hasta Washoe, la primera mona que aprendió a hablar con lenguaje de señas.

Pasa por el caso del mono que robó una cámara a un fotógrafo (y sacó varias fotos) para que luego los activistas de PETA reclamaran para él los derechos de autor de esas fotos (negados finalmente en un juzgado de San Francisco) y, en definitiva, nunca se queda demasiado en ningún lugar, como si dijera: esto sigue, esto sigue. Lo cual, en cierta forma, es cierto.

Uhart propone un repaso personal y vital de su experienci­a con los animales, y ese repaso, por momentos, parece un repaso también general (va muy atrás en la historia, de hecho), y tan general que parece proponer una pregunta que no es ya solo la de cómo nos relacionam­os con los animales, qué son para nosotros, qué somos, sino también: cómo será nuestra relación con ellos en el futuro, qué serán ellos para nosotros, qué seremos.

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LUCIA MERLE En primera persona. Uhart repasa su experienci­a alrededor de los animales.
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$ 330.
ANIMALES Hebe Uhart Adriana Hidalgo 212 págs. $ 330.

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