Una historia adictiva
“El sol también es una estrella” narra un amor multicultural que indaga en el drama de la inmigración.
El sol también es una estrella es la obra más reciente de Nicola Yoon, autora de Todo todo, que se adaptó a la gran pantalla. En esta oportunidad, Yoon nos trae una historia sobre la identidad, el primer amor, el universo y las experiencias multiculturales.
Natasha, la protagonista de la novela, es una muchacha jamaiquina que está a punto de ser deportada de Nueva York. Ella es una joven realista, no cree en nada que no tenga un fundamento científico. Ni en los sueños. Ni en el destino. Sin embargo, el día que la van a deportar junto a su familia, en medio de una calle atestada de Nueva York, Natasha conoce a Daniel, un muchacho coreano-americano que es exactamente lo opuesto a Natasha: soñador, ama el arte y la poesía, siempre vivió bajo las reglas de sus padres, aferrados a su cultura originaria.
Con la deportación de Natasha en puerta, Daniel y Natasha se enamoran, se cuestionan, ríen, lloran y, lo más importante, tienen la oportunidad de conocerse, de saber un poquito más sobre el otro, sobre sus raíces.
Pero aún nos falta conocer a un coprotagonista muy importante: el universo. Porque cada decisión que tomamos abre la puerta a una infinidad de futuros posibles y nos va enlazando con las vidas de otras personas. Si bien a simple vista puede parecer una novela juvenil más, Yoon nos sorprende con una historia multicultural, que habla sobre la vida misma, la diversidad, el desarraigo, los sueños y los golpes que la vida nos puede dar.