Para ver a la gente verdadera.
Sobre la muestra de fotos de Marcos Zimmermann en Palais de Glace
Resulta interesante toparse con la mirada del fotógrafo Marcos Zimmermann, este artista que descubrió el medio a los nueve años, por una simple y recordada cámara Rex, de un plástico negro o marrón texturado, protegida por un estuche que le permitía pasear con la cámara colgada del cuello. En aquella primera fijación de un momento que le pareció especial, sucedió el descubrimiento de un medio que le permitió decir algo, de una actividad que no abandonó hasta ahora y que vuelve a producirle ese mismo placer de “ver” una buena foto en el mismo instante que se produce. En esta ocasión, todo parte de un plan previo delineado casi como un viaje de descubrimiento que, hasta ahora, lo ha llevado a tomar más de cien mil capturas desde el año pasado en tres regiones del país. De ese volumen extraordinario, están exhibidas en Argentinos, la actual muestra del Palais de Glace, apenas una parte, un poco más de ciento cincuenta. El plan, ambicioso esta vez, es intentar captar una esencia, unos rasgos, unas señales que permitan cierto grado de proximidad en el territorio variado y amplio que los argentinos habitamos.
En 2009, pude ver el maravilloso ensayo Desnudos sudamericanos, tan original como extraño, un mapeo sociológico compuesto por más de 80 fotografías de varones desnudos de diversos países sudamericanos fotografiados en su ambiente natural. Eran “fotografías de gente verdadera” pero posando desnudos sin connotaciones sensuales. Argentinos también retrata a personas anónimas, comunes y corrientes, presentadas en un ambiente determinado, usando los valores entre el blanco y negro, como un recurso repetido pero elocuente, que el propio Zimmermann define como más conciso para expresar, porque “no distrae” , algo que le agrega un plus de interacción a quien mira, son fotos que se disfrutan en los detalles.
Zimmermann tiene postura tomada en relación a su indagación sobre lo que intenta captar: “la fotografía es una herramienta extraordinaria para detener el tiempo y poder reflexionar sobre las cosas”. Y para ir en busca de ese instante se concentra en el gesto, en los detalles, algo que se completa con la descripción simple de sus títulos, “Exposición de agricultura, ganadería e industria, Sociedad Rural de Palermo, Ciudad de Buenos Aires”, un contrapunto de dos personajes femeninos muy singulares en ese contexto. O la magnífica toma “Calle Bartolomé Mitre, Ciudad de Buenos Aires”, un encuadre perfecto para narrar dos tipos de escaleras en una misma vereda, una usada para subir y otra para bajar, al menos en la foto.
Si bien enfatiza que “la fotografía se inventó para registrar el mundo”, Zimmermann pasó unos años tratando de encontrar algo para decir después de la
muestra mencionada, y lo encontró en este proyecto, una auténtica patriada: recorrer kilómetros, sumergirse con la gente allí donde está para captar esos segundos donde aparece la huella que pueda ser percibida como parte de una identidad. Argentinos forma parte de un desarrollo que sigue y que tomará forma del libro que publicará Ediciones Lariviere. 350 tomas, en 12 capítulos, cuyos títulos son verbos: trabajar, estar, luchar, estudiar, creer, soñar, disfrutar, entre otros.
Para Marcos Zimmermann no quedan dudas sobre cuál especial es su mirada, afirma: “Trabajo sobre la identidad de la Argentina, primero porque soy argentino y segundo porque si la fotografía tiene una función en este momento histórico, es contar algunas cosas de nuestro país de cerca, para gente que está lejos”. Para aquellos que han podido andar caminos en nuestro territorio hay claras diversidades, con identidades varias, como los restos de cultura andina en la cordillera y el norte; o el acento y la cultura de base guaraní en toda la frontera con Paraguay; o una llanura casi eterna, amplia y sembrada de colores variables en el centro, junto a tantos otros contextos poderosos de nuestra geografía que van del bosque a la selva, del vergel al desierto, de la gran ciudad al pequeño pueblo perdido. En medio de todo eso, este fotógrafo se concentra en personas, compatriotas, cohabitantes de un territorio designado bajo el estado nacional como Argentina, una patria compleja como ese gran porcentaje de personas que Marcos nos acerca para apreciar en detalle sus rostros y sus acciones.
“La idea de esta muestra es estar muy cerca de la gente. Me gustaría que llegue a las personas, que se identifiquen. Y sobre todo aportar a una ideología que tiene que ver con conocernos a nosotros mismos, a ver el interior de la Argentina, que es tan enorme”, dice. Algunos textos acompañan las fotos, la relación de un contexto tan preciso necesita ampliarse mediante un minirrelato, donde el momento compartido es narrado al visitante, algo que se agradece. Siempre es bueno conocer una buena historia.