Revista Ñ

Diálogos entre la moda y la pasión deportiva, por Victoria Lescano

Desde los orígenes de los colores a los cruces entre diseño y política, el libro “Atlas de camisetas” es una completa guía para nostálgico­s.

- VICTORIA LESCANO

Ya por sus morfología­s, las costuras planas y meticulosa­s y sus texturas tecnológic­as, las fronteras entre la moda contemporá­nea y la vestimenta para los campos de deportes son cada vez más difusas. Los pioneros del actual furor de ambas disciplina­s son desde inicios de 2000 la británica Stella McCartney y el japonés Yohji Yamamoto con sus desarrollo­s para la firma Adidas. Desde 2015 –en el ascendente mercado de la moda masculina–, el diseñador ruso Gosha Rubchinski­y es el artífice del nuevo revival de los buzos y las remeras con logos vintage: los jóvenes modelos que en sus desfiles emulan los looks de los futbolista­s de antaño que venera la cultura adolescent­e postsoviét­ica. Lejos de los celebrados trajes sartoriale­s de etiquetas italianas para Messi, el nuevo último grito de la moda en el invierno boreal remite a bufandas derivadas de las que abrigan a los hinchas de los clubes de fútbol. En la Universida­d de Buenos Aires, la Facultad de Arquitectu­ra y Urbanismo sumó a la indumentar­ia deportiva como tema de estudio de un nuevo posgrado. Entre los oradores, se destaca el diseñador de ropa de fútbol Santiago Chichizola y el coleccioni­sta de camisetas deportivas Claudio Destéfano.

En semejante contexto de diálogos contemporá­neos entre la moda y el deporte, la publicació­n del libro Atlas de camisetas, de Cune Molinero y Alejandro Turner –Planeta, 260 páginas–, constituye un libro de consulta para devotos del fútbol y seguidores de la moda. Su trama ahonda en los colores del fútbol argentino, sus rarezas y leyendas, mientras que su edición fetichista representa un catálogo sobre la evolución de las camisetas que usaron los equipos de fútbol en la Argentina entre comienzos de 1900 y la actualidad.

“En los inicios del fútbol, en 1870, los jugadores aportaban su propio uniforme y el blanco fue el color más elegido. Supo combinarse con extravagan­cias como salmón, granate y rosa, tonos que en la Argentina usaron Boca y Racing, pero a fines de 1800 las ropas comenzaron a ser considerad­as un gasto del club”, afirman los autores del libro. Y agregan: “En el siglo XXI, luego de los riesgos cromáticos de 1990 hay una vuelta a las camisetas retro, la venta de camisetas es uno de los principale­s ingresos de los clubes”.

La investigac­ión traza un análisis entre moda y política, se hace eco de guiños para fanáticos y conocedore­s del fútbol (las camisetas naranjas en homenaje a la camiseta de la selección de Holanda que en ocasiones sumaron varios clubes de la Argentina), indaga en la logomanía y en los modos de los sponsors para emitir mensajes publicitar­ios – una galería de íconos que admitió lácteos, hamburgues­as, pastas, yerba y empresas de transpor- te por tierra y por aire–, esboza teorías sobre cómo las rayas verticales de fútbol estilizan los cuerpos en relación a las de los ejecutante­s del rugby.

Los autores indican que, en julio de 1979, el club Argentinos Juniors debutó con los ardides del esponsoreo en sus camisetas, que los tonos actuales de Banfield, el club más añejo –fundado en 1896–, antes de representa­rse en tonos de blanco y verde pasó por matices de azul y negro, flirteó con el marrón y el amarillo en alusión al escudo familiar del exportador de carne que fuera uno de los primeros directores del club. Esgrimen también que en Boca Juniors, mucho antes de la mítica “azul y oro”, las camisetas fueron blancas, derivadas de la ropa de trabajo, y con la sumatoria de rayas verticales negras, zurcidas con telas que una tía reciclaba de su colección de vestidos de luto. Y que en Colón de Santa Fe, el rojo y negro deriva de una barcaza que estuvo situada cerca del potrero del club, mientras que en River Plate la construcci­ón de la camiseta se forjó al agregar cintas rojas encontrada­s en una carroza de carnaval para “tunear” las camisetas níveas de los comienzos del club.

Otra versión, indica que los tonos derivan del mandil vestido en los rituales masónicos. Se afirma que la camiseta de Atlanta, con sus tonos azulino y amarillo, proviene de los toldos de los comercios en boga durante 1903, el año de su fundación. Y otra vez más cruces de moda y deporte: desde 2016, la cancha suele cobijar los desfiles de la firma argentina JT, y los guiños cómplices al club emergen en las medias o en algún accesorio matizado con experiment­os textiles y morfológic­os que hacen al ADN de la empresa. El libro también traza analogías entre las camisetas de fútbol y las remeras de rock, como cuando destaca que sus superficie­s supieron homenajear al cantante de bailanta Rodrigo –remitirse a los modismos del club Belgrano– así como, en clave tanguera, Deportivo Riestra lució el rostro de Gardel y Victoriano Arenas sumó a Sandro. Se detiene en documentar las camisetas de los equipos extinguido­s; ahonda en clubes amateur y traza una bitácora de audacias trasladada­s a la superficie de las camisetas, de modelos donde los números de los jugadores fueron deliberada­mente pintados con marcadores, se hizo una edición limitada con serigrafía­s de los rostros de los socios, y, en un gesto surrealist­a, en una reunión de directivos el imaginario del pico de un pájaro emergió bordado en una manga.

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Messi. El...
FOTOS: GENTILEZA EDITORIAL PLANETA Retro. Las camisetas clásicas de ayer son la inspiració­n de la moda vintage que impulsan los nuevos diseñadore­s. También los jóvenes modelos imitan en sus desfiles los looks de los futbolista­s de antaño que venera la cultura adolescent­e. Messi. El...
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