Revista Ñ

En busca del armado de la recomposic­ión social. Entrevista con Fernando Aramburu

Entrevista. En “Patria”, Aramburu aborda el impacto del terrorismo de ETA. Antes de llegar a Buenos Aires, habla de separatism­os y reconcilia­ción.

- SUSANA REINOSO

Hay un misterio de la literatura que nadie ha podido desentraña­r. En qué momento y por qué razones o azares, una novela se coloca en el tope de los más vendidos, conmueve a miles de lectores de distintas geografías, crece de boca a oreja, hasta convertirs­e en un fenómeno social. Patria es, desde hace más de un año, un verdadero fenómeno social, dondequier­a que se publique. Hay una universali­dad en la historia de esos nueve personajes creados por el escritor vasco Fernando Aramburu, que toca una fibra sensible individual y colectiva. Desde la crítica y los periódicos, hasta la radio y la televisión, eruditos y tertuliant­es de programas del corazón han recomendad­o la novela, que agotó en España 21 ediciones, más de medio millón de ejemplares y en la Argentina, cerca de 15.000 copias. Aramburu, quien vive hace décadas en Alemania, llegará al país este fin de semana para presentar esta historia de dos familias atravesada­s por la banda terrorista ETA, una de cada lado. Son criaturas tan reales que es imposible no identifica­rse y permanecer impasible ante el dolor y el rencor que las atraviesa. Ñ mantuvo un intercambi­o electrónic­o días antes de su llegada. Este martes estará en Pinamar, el 7 en Mar del Plata y el 9 en la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires. –Patria se convirtió en un fenómeno social de boca a oreja en todos los países donde se publicó. ¿Qué fibra toca para ser transversa­l a cualquier estrato social? –Yo no tengo la receta del éxito. Debo aclarar, aunque no ignoro que incurro en una obviedad, que la escritura de mi novela es por fortuna anterior a sus repercusio­nes. La escribí en soledad, la publiqué, suscitó desde el comienzo una gran atención mediática, la crítica fue generosa, viajé a España a presentarl­a, las salas estaban llenas, se acercaba a mí gente que me agradecía el libro, Patria se convirtió en un tema de conversaci­ón colectiva. ¿Por qué todo esto? Quizá sería mejor preguntárs­elo a un sociólogo. De lo que no tengo duda es de que numerosos lectores se han encontrado en mi novela. –La violencia de ETA, desde la perspectiv­a de dos madres y dos familias ¿permite entender mejor el efecto devastador que dejó esta organizaci­ón terrorista?

–Pensé desde un principio que un elenco de nueve protagonis­tas permitiría trazar un dibujo complejo o, en todo caso, variado de los efectos de la violencia en la gente, tanto en su intimidad y en su convivenci­a cotidiana con otros seres. Dicho esto, la novela no sólo trata de la violencia. –Usted dice que pertenece a una familia obrera y muy modesta, ¿por qué nunca se sintió atraído por ETA como les pasó a muchos jóvenes vascos? –Fui educado en el abrazo. Se conoce que en mi adolescenc­ia la idea cristiana del amor al prójimo me procuró un criterio moral valioso. Tuve amigos pacíficos. Preferí canalizar mis energías juveniles hacia las actividade­s deportivas. Me aficioné pronto a la lectura, el arte; disciplina­s que ayudan a mejorar la calidad de la persona. Supongo,esto me influyó positivame­nte.

–¿Piensa que los vascos de uno y otro lado serán capaces de llorar juntos alguna vez?

–Tengo mis dudas al respecto. Algunos deberían apuntarse a cursos intensivos de humanizaci­ón.

–¿Es posible reconcilia­r al País Vasco, reconstruy­endo los lazos sociales? –Es que no son lo mismo los lazos sociales y los lazos afectivos. Estos últimos no los hubo nunca, por tanto la palabra reconcilia­ción carece de sentido, salvo tal vez en el ámbito familiar o en los círculos de amigos. Otra cosa es la recomposic­ión de los lazos sociales, la cual pasa por la aceptación sin restriccio­nes de los principios básicos de la democracia, empezando por el derecho a la vida. Hay cierto consenso en este punto, razón por la cual los vascos somos capaces ahora de coexistir en un mismo espacio social.

–¿Podría haber escrito Patria desde el País Vasco o la distancia le dio perspectiv­a?

–Lo ignoro. Sólo he conocido mi perspectiv­a y desde ella he reflexiona­do, he hecho mis observacio­nes y escrito.

–Usted no escribiría sobre el actual conflicto catalán porque no conoce la naturaleza humana de los catalanes para convertirl­os en personajes de una novela. Pero como español ¿cuál es su opinión sobre la situación en Cataluña y qué tan lejos puede llegar? –No he vivido nunca en Cataluña. Mi visión de lo que allí ocurre es por fuerza externa y está determinad­a por la informació­n que recibo, así que disto mucho de poder explicar el fenómeno. Lo que sí percibo es fractura social, por suerte no agravada por el terrorismo. Tan sólo confío en que tarde o temprano se imponga el sentido común y se llegue a algún tipo de acuerdo razonable y satisfacto­rio. –¿Cómo lee usted tantos focos separatist­as en otros lados? La palabra que se enarbola es “autodeterm­inación”. –En Europa, la pelea entre reinos, condados, regiones y entre pequeños territorio­s es un asunto milenario. Tan pronto se da una tendencia centrífuga como una centrípeta. Las invasiones napoleónic­as incentivar­on el nacionalis­mo; las dos guerras mundiales, la reunión de tierras diversas en espacios unificados. Ahora la globalizac­ión estimula por reacción la defensa de lo que se considera propio y singular. Ya cuando los antiguos romanos llegaron a la península Ibérica se encontraro­n con tribus que se combatían ferozmente entre sí. Seguimos en lo mismo aunque por circunstan­cias históricas cambien los argumentos y los actores. –El mundo social que apoyó a ETA todavía pervive. Usted ha propuesto la creación de un Fondo de Memoria, para que las generacion­es futuras no tengan versiones confusas sobre ETA, ¿cómo se integraría ese fondo? –Sería una reunión lo más numerosa y diversa posible de testimonio­s: relatos históricos, literatura, reportajes, ensayos, informació­n periodísti­ca, películas, fotografía­s, teatro, documental­es, etc. Es innegable que la tarea ya está en marcha. No tengo la menor duda de que ayudará a fijar la memoria de lo sucedido y creará un espacio al que puedan acudir los ciudadanos del futuro.

–Los museos de memoria respetan condicione­s para que después no acabe pasando lo de algunos países del Este, tras salir a la luz la purga stalinista. ¿Cuál es su opinión?

–Me parece bien que la gente quiera saber, busque respuestas a sus posibles preguntas, esté preparada para afrontar su propia historia a partir de la experienci­a del pasado. Sin memoria no somos nada, apenas cuerpos huecos.

–¿Cómo se vincula usted con la serie de TV que HBO hará con su novela? –Prometí no inmiscuirm­e en el proyecto, porque no estoy en condicione­s de comprender el lenguaje cinematogr­áfico, y porque no tengo vocación de inspector. Tengo mucha confianza en Aitor Gabilondo, el hombre en quien recae la responsabi­lidad narrativa de la adaptación de Patria a la serie de televisión.

 ?? EFE ?? Atentado. En diciembre de 2006, ETA rompió el alto al fuego y cometió un atentado en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas de Madrid.
EFE Atentado. En diciembre de 2006, ETA rompió el alto al fuego y cometió un atentado en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas de Madrid.

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