Revista Ñ

Aerosoles en tiempos de campaña

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Si fue el hartazgo respecto a la gestión anterior, o las decenas de paredes que en 2002 comenzaron a aparecer de la noche a la mañana escritas con la leyenda “Bruera es agosto”, lo que tiempo más tarde le valió a Pablo Bruera el cargo de intendente de la ciudad durante ocho años, permanecer­á en el misterio, como tantas otras cosas que refieren al comportami­ento colectivo. Pero no se puede negar que la leyenda, escrita con insistenci­a y en aerosol azul, le otorgó una inusitada y precoz fama entre los vecinos. ¿Quién era Bruera? ¿Qué significab­a el mes de agosto? ¿Por qué la frase se replicaba a lo largo de toda la ciudad?

La campaña conjugó con eficacia el efectismo del eslogan publicitar­io y el dispositiv­o visual de la contracult­ura grafitera. Con los mismos elementos con que algunos años antes los jóvenes punks europeos rechazaban el estado y la propiedad privada, alguien, al otro lado del mundo, daba comienzo a su campaña política. Julio Alak, entonces intendente en funciones (a quien Bruera, en el calendario político, prometía suceder), no tardó en tomar medidas: “La Plata ciudad limpia” se llamó la campaña que anunciaba tener a raya a las barritas de adolescent­es y sus latas de colores, pero cuyo secreto objetivo era neutraliza­r a su propia competenci­a. El “¡Vade retro, aerosol!” fue ejecutado por adultos de traje y corbata, pero no aplacó a los grafiteros sino que apenas logró empujarlos hacia la periferia.

Los meses pasaron, el misterio se develó y Bruera, signado por la mafia inmobiliar­ia, el negocio de los taxis truchos y la inundación de 2012, fue un agosto demasiado largo y húmedo.

Sin embargo, su arranque de campaña sentó precedente­s. Javier Pacharotti, Carlos Melzi y Mariano, el hermano de Bruera, volvieron a utilizar el graffiti para su promoción en las últimas elecciones. Paradoja política o absurdo, casi al mismo tiempo el concejal Oscar Vaudagna logró, en los últimos meses de 2017, aprobar la ordenanza que prohíbe la venta de aerosoles en la ciudad a menores de 18 años. La sanción promete resolver muy poco: la mayoría de los grafiteros platenses pasaron la mayoría de edad hace mucho tiempo.

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