Un enfoque caleidoscópico
La obra premiada en la 60° edición del Premio Biblioteca Breve es, en realidad, una novela en tres volúmenes que demandó a su autor cinco años de escritura. Esta Trilogía de la guerra se propone narrar el lado B de la historia del siglo XX. “Todo relato tiene una cara B; de lo contrario es pensamiento único”, sostiene Agustín Fernández Mallo.
Siguiendo su teoría de la pospoesía, aquí también se entremezclan constantemente la ciencia, la historia, la poesía y la política.
El primer volumen de la trilogía se titula La isla de San Simón (Combustibles fósiles), y trata sobre un escritor que viaja de incógnito a esa isla frente a las costas de Galicia, donde funcionó un campo de concentración durante la Guerra Civil española: lo que encontrará allí lo llevará a perseguir fantasmas de gente anónima devastada por el conflicto y también los espectros de García Lorca y Dalí. En el segundo tomo, –titulado con el verso de una canción de David Bowie– Estados Unidos de América (Mickey Mouse ha crecido y ahora es una vaca), la narración se focaliza en los recuerdos en primera persona de un supuesto cuarto tripulante que habría formado parte de la expedición espacial Apolo XI que pisó la Luna. Ese cuarto integrante habría sido el responsable de todas las filmaciones del alunizaje. En el tercer volumen, Normandía (Los amos de la noche), una joven recorre los parajes del territorio donde se produjo el trascendental desembarco aliado de la Segunda Guerra Mundial, paseo en el que se cruzará con gente de los alrededores, pero también con inmigrantes ilegales de otros continentes.
Mallo considera que la novela es calidoscópica y que funciona en red con muchos disparadores y enlaces a diversos lugares: “No solo hay una red, sino que hay un calidoscopio que lo giras y aparece otra imagen”. Sin duda, se trata de una personal reflexión sobre la contemporaneidad.