Historia de los usos del cuerpo
Suelen señalarse tres etapas en el desarrollo de la carrera de Foucault, previos a la publicación de Historia de la sexualidad, proyecto que empezó en el año 1976. La primera fase comienza con Locura y civilización, escrito en la Universidad Uppsala de Suecia. Allí pretende, entre otras cosas, horadar los prejuicios referidos a las enfermedades mentales y rescatar su potencia creativa.
La siguiente fase empieza en 1966, con Las palabras y las cosas, una de sus obras más difundidas. Por último, en 1975, publica Vigilar y castigar, donde investiga las formas en que se ejerce el control sobre los cuerpos. A partir de ese momento, contando ya con estos esbozos teóricos, comienza su empresa pantagruélica: describir y analizar los modos en los que las personas empezaron a considerarse seres sexuales en las sociedades occidentales, y cómo los conceptos vinculados a la sexualidad se relacionan con los valores morales en cada período a lo largo de la historia. Los tres primeros tomos de Historia de la sexualidad son: La voluntad de saber (1976), El uso de los placeres (1984) y La inquietud de sí (1984). En ellos despliega una categoría clave de su obra, ineludible para el pensamiento contemporáneo: la de biopoder. Es decir, el sistema con que las autoridades ejercen un tipo específico de control, reprimiendo pero también con la generación del impulso de vida de los ciudadanos.
En el primer tomo, postula la existencia de una “voluntad de saber” sobre el sexo. Esto lo convierte en un tema que trasciende el placer y sobre el cual pueden extraerse conocimientos y verdades. “El punto esencial no es saber si al sexo se le dice sí o no, si se castigan o no las palabras que lo designan, sino determinar en qué formas, a través de qué canales, deslizándose a lo largo de qué discursos llega el poder hasta las conductas más tenues y más individuales, qué caminos le permiten alcanzar las formas infrecuentes o apenas perceptibles del deseo, cómo infiltra y controla el placer cotidiano”, dice.
En el segundo tomo, el autor se pregunta: “¿Por qué el comportamiento sexual, las actividades y placeres que de él dependen, son objeto de una preocupación moral?”. Allí indaga en las características con las cuales la actividad sexual fue pensada por filósofos y los médicos en la cultura griega clásica del siglo IV a.C. En el tercer tomo, elige las culturas helenísticas y romanas para estudiar el cuidado del cuerpo, las convenciones vinculadas al matrimonio, las representaciones del goce y cómo los usos culturales y políticos del deseo determinan el ideal de la “vida buena”.