Lecturas: La manzana que cae de la nada.
Poemas deVíctor Rodríguez Núñez
la lluvia se queda sin coartada ante la yerma ley en la imaginación deja plantados sus bulbos insurrectos encrespa la ilusión que solo se asomaba al tragaluz y disuelve las formas que se tallan con arcilla profunda por lo demás la lluvia es inocente monólogo exterior
inútil repetir lo que niega la lluvia al tizne del hogar la privada advertencia de la luz empapada de brea
aferrada a las brasas la pública negativa del viento que enardece la lumbre
el frío residual su voz a la intemperie no le tiembla y todo lo corrige la fluidez y solo ser el jardín sin mayúsculas que madura en invierno
cebado caribú así diferirse con los solsticios desenterrar los bulbos
de su arcillosa espera el jardín despojado que se apiña famélico venado canadiense en tu no ser despierto
de esta forma irradiarse
si se buscara el fruto y no la flor
¿qué sentido tendría la raíz?
¿dónde escurre la sed
tortuga mordedora? ¿por qué la nieve mancha
al Buda trinitario? ¿en el ansia que inverna con el oso la cosecha de imágenes? si te bajas del si por esta escala
¿el ritmo volvería a ser celeste? te guías por las huellas
de un conejo ambarino la certidumbre teme no se tiene confianza ni aquí ni en otra luna su estación su acuosa madriguera y la duda es impulso
segura de sí misma como una especie endémica no acaba con entrar ni con salir
ángel de la razón
pavor intrépido brilla la cicatriz que el viento hizo a la sombra enconada la vía hacia la nieve en el desvelo sube la manzana que cae de la nada no oculta su secreto la vida es numeral
un conejo noctívago nada enuncia el sueño todo lo raya con mellado estupor y la luna se olvida de amolarse en su arenoso nimbo un alba en tinta china
un acre palimpsesto su corriente sin márgenes recuerda atar los puntos que no son desinterés que el mundo pasa en limpio con su caligrafía maternal
este papel de tina
los cinco caracteres duplicados bajo la luna llena este velar continuo enraizado en la sombra
y su arcilla consciente cruzas la espada con la claridad la pluma con el árido fluir urdido con el tizne del caldero lavado por la madre