Francisco: el amor y la furia. Testimonios sobre el primer lustro del papado de Bergoglio
Un artista y cuatro intelectuales examinan –entre otros puntos– la influencia del Papa en la política local, en temas como el aborto, y su liderazgo global, definido como populista.
El Papa neopopulista
Creo que en este momento el populismo está en decadencia en América Latina y resurge en Europa. Muertos Chávez, Fidel y Perón, el resto son todos líderes de segundo nivel. Así, el Papa es el líder mundial del populismo. Es un político más que un teólogo: no tiene escritos teológicos como Ratzinger. Y es un político con un pasado peronista. Hoy es neopopulista. Además, fue el guía espiritual de Guardia de Hierro, una agrupación peronista muy católica que quería hacer de la política una religión. Y el mito católico fue siempre el adoptado por el ejército. Los que escribían el libreto eran los obispos, los teólogos. Y la lucha en los 70, entre los militares fundamentalistas y guerrilleros católicos, revolucionarios.
El cristianismo siempre fue anticapitalista. Bergoglio no inventa nada. Perón en realidad era un escéptico, pero tomó a la Iglesia porque no tenía nadie que lo apoyara y la usa como una apoyatura. Justamente, la doctrina social de la Iglesia es una de las apoyaturas. Después eso se va licuando lentamente hasta crear el justicialismo.
La Iglesia católica es precapitalista y añora el apogeo que tuvo en el feudalismo; no es una portavoz de las burguesías. En las encíclicas se lee cómo los Papas se sentían más representados por el régimen feudal y siempre combatieron a las democracias. La Iglesia argentina se llevó mal con Macri, Alfonsín y Menem y se llevó bien con las dictaduras. Con los Kirchner se llevó bien porque son cristianos populistas que mezclan su doctrina con un populismo moderno.
Vemos que casi todas las batallas que dio la Iglesia las ha perdido. Perdió la del divorcio, con Alfonsín; la del matrimonio homosexual, con los Kirchner (que ellos impulsaron por una cuestión meramente política, para hacerse los avanzados). Los políticos argentinos son tan conformistas que les atemoriza romper abiertamente con la Iglesia. En ese sentido son mucho más atrasados que los uruguayos y que los chilenos. Macri, como jefe de gobierno de Buenos Aires, estuvo más en la oposición y no creo que se deje dominar por la Iglesia. Es un liberal, por lo tanto, no va a luchar contra la Iglesia pero al mismo tiempo no creo que se subordine demasiado. el que el máximo representante de la Iglesia es argentino. En este sentido asistiremos a la difusión de la voz de la institución amplificada por el hecho simbólico de que es el Papa quien personalmente puede expresarse en contra de la medida. Por ahora ha decidido que otros miembros de la Iglesia refieran a su preocupación pero, seguramente, si decide expresarlo él mismo, el impacto será fuerte.