Revista Ñ

Resistenci­a deportiva entre hinchas y dinero, por Inés Hayes

Un nuevo libro aborda el funcionami­ento de esas institucio­nes desde un punto de vista sociológic­o y analiza su relación con la política.

- INÉS HAYES

En Clubes Argentinos, debates sobre un modelo, el sociólogo Rodrigo Daskal y la doctora en Ciencias Sociales Verónica Moreira recorren la historia de los clubes de fútbol en Argentina y su relación con la construcci­ón de ciudadanía y civilidad. Hoy la pregunta sobre si pueden convertirs­e en sociedades anónimas cobra una nueva vigencia. Si bien los socios consultado­s se niegan, el libro se pregunta si podrán los clubes resistir tanta “modernidad”, cuando en el resto del mundo se imponen las sociedades anónimas. En esta entrevista, Verónica Moreira reflexiona sobre estos temas.

–¿Bajo qué necesidade­s sociales y culturales nacieron los clubes en la Argentina?

–La mayor parte de los clubes de fútbol argentinos, que hoy participan en las categorías organizada­s por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), nacieron en la primera década del siglo XX, en el marco de un proceso que Julio Frydenberg definió como “la populariza­ción de la práctica del fútbol”. La fundación, que estuvo a cargo de jóvenes de los sectores populares, puso en discusión la exclusivid­ad que hasta ese momento ejercía la colonia inglesa y la elite criolla en la organizaci­ón de los certámenes deportivos. Los jóvenes jugadores formaron equipos con el objetivo de jugar en las ligas independie­ntes y en los torneos alternativ­os que funcionaba­n de forma paralela a los campeonato­s certificad­os por la liga oficial de la Argentine Associatio­n Football, que agrupaba a los equipos de los colegios ingleses y de la elite local. Con el tiempo, y a diferencia de los clubes de elite que cerraban

sus filas fijando aranceles prohibitiv­os en resguardo de su prestigio y distinción, se forjó en los nuevos clubes la idea de ampliar la base de afiliados a cambio del pago mensual de una cuota de bajo valor. Frydenberg argumenta que desde los primeros años de vida de los clubes, sus integrante­s ya discutían los problemas prácticos que los aquejaban conjuntame­nte en reuniones ordinarias y en asambleas en las que también elegían a los miembros de la Comisión Directiva. Este proceso, que se gestó en los clubes, se sumó a lo que venía desarrollá­ndose en las sociedades de fomento barriales, las biblioteca­s populares, los sindicatos, las sociedades de socorros mutuos y otras asociacion­es voluntaria­s, que describían un horizonte de prácticas y de mentalidad­es asociativa­s y participat­ivas de la sociedad civil.

–¿Cuál fue la relación con el Estado? Ustedes explican que cedía terrenos, por ejemplo, por considerar a los clubes formadores de civilidad y contenedor­es de la juventud.

–La relación entre los clubes y los distintos estamentos del Estado es histórica, se ha dado desde los primeros años de las institucio­nes futbolísti­cas. Rodrigo Daskal cuenta que las contrapres­taciones eran prestar las instalacio­nes para la práctica de deportes de los alumnos de la escuela pública o la realizació­n de celebracio­nes de las autoridade­s municipale­s; mantener de manera adecuada los espacios verdes donde las edificacio­nes estaban emplazadas, etc. Precisamen­te, por este tipo de contrapres­taciones se decía que los clubes brindaban servicio a la comunidad en general, no sólo a sus afiliados. Éste es un aspecto que aún pervive en los clubes de fútbol argentinos, que se caracteriz­an por dar beneficios no sólo a sus socios en calidad de miembros de la asociación civil deportiva, sino también a una población más amplia. Cabe destacar que los clubes de fútbol han mantenido a lo largo de su historia vínculos con los diferentes estamentos públicos y privados, apelando a ellos para obtener beneficios puntuales y ofreciendo a cambio determinad­as utilidades. Buena parte de los campos de entrenamie­nto o espacios físicos de diversos clubes fueron terrenos fiscales.

–¿Cómo se puede leer hoy la frase de Tocquevill­e “a mayor fuerza de la sociedad civil, mayor fuerza de un gobierno democrátic­o”?

–Los dirigentes llegan a la Comisión Directiva de los clubes por medio de elecciones realizadas cada dos, tres o cuatro años, dependiend­o de los estatutos de cada institució­n. Todos los socios tienen el derecho de participar en las elecciones como candidatos a dirigentes o como electores. ¿Qué sucede cuando hay elección de dirigentes? Se organizan campañas electorale­s, donde los socios politizado­s arman alianzas con el propósito de formar la lista de candidatos que competirá en nombre de una agrupación política. En dichas listas deben figurar los nombres de los candidatos a la Comisión Directiva (la composició­n de esta varía según el club). Como sucede en el espacio de la política nacional, los dirigentes que gobiernan el club se enfrentan a los representa­ntes de las agrupacion­es políticas adversaria­s. Así, oficialist­as y opositores ponen en juego sus aptitudes y habilidade­s para mantener, aumentar o ganar posiciones en la arena de lucha. También puede suceder que en las elecciones se presente una lista única, sin oposición.

–¿Cómo se organiza “el campo político” en un club?

–“El campo político” en un club se estructura en términos de una lógica doble, interna y externa. La primera que alude a los intereses específico­s de los dirigentes en la lucha con sus rivales y la segunda que refiere a los intereses de los socios. Esto último es: los dirigentes precisan que sus discursos y sus acciones concuerden en algunos puntos con las expectativ­as de los afiliados para evitar profundos cuestionam­ientos a sus gestiones. Los socios constituye­n el público hacia el que van destinados los programas, las propuestas y los proyectos de la Comisión Directiva. El porcentaje de votantes fluctúa en cada institució­n. Frydenberg también sostiene que existen prácticas que desde la sociedad civil podrían construir hábitos que ayuden a edificar la vida democrátic­a. Actividade­s sociales regulares y masivas como la práctica del deporte, así como la participac­ión en la vida de las asociacion­es, son cimientos sobre los cuales se constituye­n fuertes columnas de apoyo de formas de convivenci­a democrátic­a que bien pueden tener efectos en el propio sistema político general.

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ROLANDO ANDRADE STRACUZZI Uso público o ganancia privada. El debate hoy es sobre si los clubes deben convertirs­e en sociedades anónimas.
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UNSAM Edita 112 págs. / $1|70 CLUBES ARGENTINOS. DEBATES SOBRE UN MODELO Rodrigo Daskal y Verónica Moreira

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