MIJAÍL BULGÁKOV
Quien jamás se apresura siempre encuentra tiempo para todo.
A veces la mejor forma de destruir a un hombre es dejar que él mismo escoja su destino.
Siempre hay algo malo escondido en los hombres que huyen del vino, de las cartas, de las mujeres hermosas o de una buena conversación. Esos hombres o están gravemente enfermos, o tienen un odio secreto a los que los rodean.
El morfinómano tiene una felicidad de la que nadie puede privarlo: la capacidad de pasar la vida en el más completo aislamiento. Aislamiento significa pensamientos profundos y elevados, contemplación, serenidad, sabiduría…
Si usted se preocupa por su digestión, escuche mi consejo: durante las comidas nunca hable de bolchevismo ni de medicina. Y sobre todo, jamás de los jamases lea diarios soviéticos antes de comer.
¡Nunca pida nada a nadie! Nunca y, sobre todo, nada a los que son más fuertes que usted. Ya se lo propondrán y se lo darán.
No hay hombres malos en la tierra, hay solo hombres desgraciados.
Las personas inteligentes han observado desde hace tiempo que la felicidad es como la salud: cuando la tienes, no la percibes. Pero, cuando pasan los años, cómo recuerdas la felicidad, ¡oh, cómo la recuerdas!