Una inquietud sobre el caballo de Leonardo
En la nota de tapa de Ñ 756,
“Paseo sublime por la colección de Budapest”, sobre la gran exposición de maestros europeos en Bellas Artes, en referencia al apartado “enigma digno de Da Vinci” sobre la pequeña escultura ecuestre de bronce “Guerrero a caballo”, atribuida a Leonardo Da Vinci “y cuya atribución fue “discutida”, según el artículo, me permito efectuar el siguiente comentario. Leonardo Da Vinci se ubica en la etapa de la experiencia. Pero lo que se entiende por experiencia en él es la experiencia con dominio de la técnica para pasar a la ciencia de ese momento que él absorbe debidamente, más la ciencia que él desarrolla en la época en la que vive. Es decir que Leonardo aplica, entre otras, la técnica de la perspectiva de Brunelleschi, la divina proporción de Pacioli, previo análisis y estudio. También es un estudioso de la naturaleza (que se puede ver en toda su amplitud, lo humano, su anatomía, lo animal, etc.). Por lo tanto, parte de la experiencia que formula en ciencia y que los antiguos o clásicos establecían esa ciencia como sabiduría. Busca la perfección y esa perfección incorpora el bien como bueno, verdadero y sabio. Sólo los hombres con esa perfección van a producir un saber bueno. Leonardo aplica este saber bueno en el arte. Comparando el boceto de “Estudio para el monumento ecuestre a Tribulzio” (1508-1510) con la escultura “Guerrero a caballo”, en el boceto las patas traseras están más levantadas o erguidas, el lomo sobre el que se asienta el jinete no está tan hundido, las manos (o patas delanteras) están más levantadas, la cola más inclinada hacia abajo, etc. En la escultura se observa que en las patas traseras, por la posición, ningún caballo podría sostenerse en pie. Leonardo trasladaba lo bocetado en escala a la obra que realizaba ya que era muy detallista. En materia de arte, Leonardo Da Vinci siempre quería dar sentido y proporción a lo que realizaba. Este análisis simple me generó dudas sobre esta escultura muy discutida. Quienes se dedican y son expertos sobre obras de arte son en realidad quienes tienen que determinar de manera indubitable de quién es esta obra de arte en discusión. Aquí sólo les dejo esta inquietud.
Antonio Juan Sforzin