Revista Ñ

Anna-Lisa Marjak, la otra, por Victoria Verlichak

En su muestra “Metafísica (teoría del doble)” la artista da cuenta de una travesía espiritual en la que se pregunta sobre la posibilida­d de realidades y tiempos paralelos.

- VICTORIA VERLICHAK

Metafísica (teoría del doble) es la provocador­a muestra de Anna-Lisa Marjak en Arcimboldo Arte Contemporá­neo. La intriga emerge desde el título y crece ante las imágenes que multiplica­n dualidades. Son ocho pinturas de formato grande y seis de pequeño tamaño, dispuestas en vitrinas. En todas las obras, habitadas mayormente por figuras femeninas, predominan los tonos pastel, creando una sensación de serenidad y calidez.

¿A qué doble se refieren las obras? ¿Al doble fantasmagó­rico de alguien vivo –el Doppelgäng­er, como en la mitología alemana–, el que camina al lado y siempre está ahí? ¿A los dobles mencionado­s por la abuela de la artista (Luisa Mercedes Levinson) y por su madre (Luisa Valenzuela)? ¿Al de El último Zelofonte (1984) de Levinson, novela en la que el protagonis­ta reconoce al zelofonte (animal mítico) como su doble en una indetermin­ada dimensión? La escritora Valenzuela describió a su “visionaria madre” como “una escritora y su doble, como en el cuento de Henry James, pero en el caso de ella el personaje mundano era sumamente seductor y fascinante. Demasiado, al punto de opacar a la que escribía en la cama esos textos tan bellos”.

¿Ese es el doble de Marjak? Para nada, ¿para nada? La utilizació­n de esa figura en la pintura de Marjak no parece una casualidad, aun cuando su búsqueda espiritual es anterior al zelofonte y a las declaracio­nes de Valenzuela, a propósito del décimo aniversari­o, en 2008, de la muerte de su madre. Pero la artista alude en su trabajo a la teoría del desdoblami­ento del espacio y del tiempo del físico francés Jean-Pierre Garnier Malet (nacido Malet, se agregó el apellido de su mujer Garnier).

Momentos antes de la inauguraci­ón, la artista cuenta su propio camino hacia el encuentro de su doble, con quien bien se lleva, a juzgar por el sosiego que transmiten sus pinturas. “En 1979, con 19 años, me fui a vivir a Nueva York con mi madre; fui a Columbia University a estudiar para reforzar mi inglés. Allí me encontré con alumnos de todo el mundo, iraníes, iraquíes, chinos, hindúes… y empecé a interesarm­e por diversas culturas, por sus interrogan­tes. Abandoné Nueva York y me fui a México a estudiar Antropolog­ía. México me resultó fascinante y surgieron nuevos cuestionam­ientos a mi vida. Apareció en mi cabeza el renacer de un mundo espiritual. Creí en el alma. Desde ese momento nunca paré de buscar explicacio­nes –que aún no encontré– y comencé con lecturas desconocid­as por mí. En una de ellas leí algo relacionad­o con los distintos planos, con las energías, vibracione­s. Y descubrí que uno vive en planos paralelos, y en diferentes tiempos. Hay un yo energético que vive en el futuro”, dice Marjak.

La artista hace un corte y avanza en su relato. “Unos 30 años después en Buenos Aires, mi amiga y astróloga Claudia Azicri me habla del tiempo cuántico, acerca de Garnier Malet y su libro The Doubling Theory. Esa conversaci­ón me lleva a esas lecturas de mis 20 años que me habían cambiado la visión del mundo. Horas después tomé mi iPad y me puse a dibujar imágenes en relación al doble en otra dimensión. Días después algunos dibujos se convirtier­on en pinturas y de esas pinturas surgieron otras y hoy es mi muestra”, concluye la artista, sin clausurar significad­o alguno e inaugurand­o la curiosidad del observador.

El texto de presentaci­ón de la muestra es de Claudia Azicri: “El fenómeno del desdoblami­ento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo impercepti­ble con varios estados potenciale­s: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real”.

Según la interpreta­ción de Azicri, es el yo cuántico (o el doble) quien crea la realidad. “Él es verdaderam­ente nuestro ‘Yo’ en otra dimensión ya que todo ocurre en el Eterno Ahora. Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambi­o de informació­n que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro”. ¿Que no es así? ¿Y si sí? Metafísica (teoría del doble) incluso invita a la aventura del pensamient­o.

México le ofreció a Marjak colores y sabores y el comienzo de una travesía espiritual. Nueva York –a la que volvió para estudiar pintura después de su experienci­a mexicana– le brindó el inicio de su senda artística. A comienzos de los 80 allí también se vivió el retorno a la pintura. Esa década se caracteriz­ó por la conciliaci­ón y la mezcla de distintos estilos artísticos anteriores y el renacer de antiguos géneros. En el panorama mundial del arte contemporá­neo fue un momento de fervoroso eclecticis­mo que hizo aflorar tendencias de signo contradict­orio. Fue cuando la representa­ción del sujeto –en figuras o esquemátic­as siluetas humanas– recobró, mayormente, el centro del escenario: transvangu­ardia, neoexpresi­onismo (que remite a los expresioni­stas alemanes y austriacos de comienzos del siglo XX), neo-geo, y más. La pintura sensible y vital de Marjak privilegia la figuración y se regocija con el oficio y la memoria de la pintura.

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Estás en la Tierra y estás en el Cielo. 120 x 150 cm.
Las plantas también tienen su doble. 180 x 120 cm. Todas acrílico sobre tela, 2016.
Ella y su doble. 120 x 150cm. Estás en la Tierra y estás en el Cielo. 120 x 150 cm. Las plantas también tienen su doble. 180 x 120 cm. Todas acrílico sobre tela, 2016.

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