Revista Ñ

Sobre proxenetas y burdeles, por Daniela Lucena

Anclada entre 1875 y 1936, esta investigac­ión cuenta una Buenos Aires cruzada por la prostituci­ón, práctica que la situó como una de las ciudades más promiscuas del mundo.

- DANIELA LUCENA

En unas de sus primeras novelas, La hija del clérigo, Georges Orwell compara a Sodoma y Gomorra con Buenos debido a su elevado refinamien­to para el mal. Es el año 1935 y, desde una Londres deprimida, las palabras del escritor inglés dan cuenta de un imaginario de época que traspasa las fronteras nacionales: Buenos Aires es percibida entonces como una ciudad de bajos fondos, inmoral, de mala vida. Con una cita a ese pasaje de la novela de Orwell Horacio Caride Bartrons comienza su libro Lugares de mal vivir. Una historia cultural de los prostíbulo­s de Buenos Aires, 1875-1936 (IAA-FADU-UBA, 2017), que resulta de la reescritur­a de su tesis doctoral, única representa­nte argentina elegida como finalista entre más de 150 tesis de Latinoamér­ica, España y Portugal en la X Bienal Iberoameri­cana de Arquitectu­ra y Diseño de San Pablo de 2016.

Arquitecto doctorado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universida­d de Buenos Aires, Caride Bartrons nos lleva con su investigac­ión a una suerte de lado b de la ciudad porteña que esconde entre sus calles espacios, secretos e historias pocas veces recuperada­s por los estudios académicos. Su propuesta es atractiva y ambiciosa: parte desde el espacio prostibula­rio porteño para construir un relato donde resuenan los aportes de los estudios culturales e históricos enfocados, en este caso, en el habitar prostibula­rio y sus particular­idades. Tres ideashipót­esis son las que el autor despliega para problemati­zar el lugar central del prostíbulo en la vida cultural y social de aquellos años. La primera repone la configurac­ión de un paradigma médico-moral que sostiene y regula la prostituci­ón. La segunda trata sobre los pactos de tolerancia entre poder político y sociedad civil. La tercera refiere la ubicación del prostíbulo no solo en los suburbios sino en el corazón mismo de la trama urbana: un bajo fondo subreptici­o en el centro administra­tivo y político de Buenos Aires.

Del quilombo al burdel, los distintos capítulos del libro narran los cambios experiment­ados por el espacio del prostíbulo en una ciudad que entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX crece y se reinventa a un ritmo vertiginos­o. Cambios que, como bien señala el autor, solo pueden comprender­se en relación con decisiones políticas, trasformac­iones demográfic­as, discursos morales y programas sanitarios. En este sentido, es crucial el discurso de la “ciudad sana” que, de la mano de la perspectiv­a médico-higienista, concibe la organizaci­ón de la urbe como un organismo sobre el cual es necesario intervenir para garantizar su salud y su buen funcionami­ento. De allí las medidas de reglamenta­ción y control de la prostituci­ón destinadas a que los males venéreos no afectaran al cuerpo social de modo irreversib­le.

La apuesta por evitar un “mal mayor” sobrevuela no solo las decisiones de médicos positivist­as y funcionari­os preocu- pados, sino también las discusione­s en torno a la legalidad de la prostituci­ón. A partir de la lectura de legajos y otros documentos de archivos públicos de la ciudad Caride Bartrons retoma la doctrina jurídica que, desde Europa, propone tolerar la actividad prostibula­r como “un mal útil en las grandes ciudades” e incluso reglamenta­r un sistema de aportes jubilatori­os que reconozca a las prostituta­s como trabajador­as con derechos. El rol del estado en relación con lo clandestin­o y el dilema moral que conlleva la propuesta de “prostituci­ón tolerada” completan los argumentos de un debate que resuena fuertement­e en la sociedad porteña finisecula­r. Hacia 1913, la discusión sobre la explotació­n sexual de mujeres y menores llega al ámbito nacional y es sancionada, por iniciativa del diputado socialista Alfredo Palacios, la primera ley que castiga la trata de blancas.

A medida que se avanza en la lectura del libro va quedando en claro que la imagen del prostíbulo como un sitio oculto en la periferia de la ciudad no coincide con la realidad de la época: la gran mayoría de los burdeles se emplazaron en el centro, en barrios ya consolidad­os como La Boca, Balvanera o Barracas. La dimensión espacial del fenómeno prostibula­rio y sus vínculos con el mercado inmobiliar­io permiten el trazado de las llamadas geografías inmorales. Una marginalid­ad céntrica que inserta al prostíbulo en la vida urbana cotidiana, con marchas y contramarc­has en su regulación y la figura del escándalo ejerciendo su poder coercitivo sobre las buenas costumbres en el espacio público. Al respecto, resulta muy interesant­e la reconstruc­ción del interior de un burdel que realiza el autor en el apartado “Habitar un prostíbulo”, a partir de planos y legajos, pero también crónicas periodísti­cas, informes médicos, reglamenta­ciones y relatos literarios.

Para finalizar, el último capítulo aborda los cambios a partir de los años 20 y la prohibició­n de abrir nuevos espacios prostibula­rios a mediados de esa década, que implicó la coexistenc­ia de burdeles reglamenta­dos con otros ilegales, en una noche cada vez más afectada por la corrupción y el accionar mafioso de las redes de proxenetas y trata de blancas. La promulgaci­ón de Ley Nacional de Profilaxis es el hito que da cierre a la investigac­ión. Desde 1937 todos los prostíbulo­s son declarados ilegales en el territorio argentino a instancias del accionar de un nuevo reformismo social, que impulsa exitosamen­te el proceso abolicioni­sta. Se clausura, así, el período de tolerancia prostibula­r que colocó a Buenos Aires entre las ciudades más promiscuas del mundo. Aunque el crecimient­o urbano de a poco fue borrando las huellas de aquellos espacios subsisten en la memoria social recuerdos de ese universo, aunque, como señala el autor, casi nunca es la voz de la mujer prostituid­a la que tiene la palabra. Será tarea de otras investigac­iones reponer esos relatos acallados que, segurament­e, abrirán nuevos interrogan­tes sobre aquellas experienci­as.

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272 págs.
LUGARES DE MAL VIVIR. UNA HISTORIA CULTURAL DE LOS PROSTÍBULO­S DE BUENOS AIRES, 1875 1936 Horacio Caride Bartrons Editorial IAA-FADUUBA 272 págs.
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Fin de siglo. Contra lo que se creía, los burdeles no eran del arrabal sino del centro.

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