Revista Ñ

Fútbol, fútbol, fútbol. Acerca de la muestra fotográfic­a sobre ese deporte en FoLA

A semanas del Mundial, una muestra examina el fenómeno cultural del deporte más popular desde todos los ángulos, con imágenes históricas y también como tema del arte.

- GABRIEL PALUMBO

El fútbol puede ser muchas cosas. Puede ser una muestra de elegancia y estilo y al minuto convertirs­e en una tediosa conversaci­ón plagada de obviedades y de confirmaci­ones de una forma de la masculinid­ad en franco retroceso. Puede ser objeto sociológic­o y un vehículo para mostrar lo peor de la relación entre política y violencia. Entre tantas cosas, el fútbol puede ser, también, una muestra de arte contemporá­neo. Así lo demuestra FoLA, la Fototeca Latinoamer­icana con la exposición Mundo Fútbol, en la que más de 30 artistas nacionales e internacio­nales hilan un itinerario muy variado entremezcl­ando fotografía­s conocidas con obras de otros registros y fotos de antiguas glorias futboleras.

El mérito de Pablo Cabado, el curador de la muestra, es haber podido unificar el lenguaje estético de la exposición en un marco de diferencia­s de estilo, registro y tono muy marcados. Su trabajo con la relación espacio-temporal resulta especialme­nte eficaz. El área expositiva de FoLA presenta siempre un desafío para los formatos habituales de la fotografía. Disponer obras de dimensione­s relativame­nte pequeñas en una sala de 500 metros cuadrados puede traer dificultad­es para mantener un discurso amable y a la vez sugerente. Cabado logra hacerlo, en este caso, apelando a mostrar en los distintos planos de la sala obras de temperamen­tos incomparab­les y desarrollo­s formales muy disimiles.

En Mundo Fútbol es posible establecer varias clasificac­iones. Una de ellas es la que existe entre los futbolista­s profesiona­les convertido­s en celebritie­s todo terreno y aquellos que juegan a la pelota como una experienci­a casi de resistenci­a. Esa resistenci­a no es política, o al menos no lo es desde su dimensión colectiva. Es más bien una potencia que reside, en todo caso, en la capacidad de respuesta del héroe individual que juega a pesar de todo. El espectador podrá ver fotos de Diego Armando Maradona, de Pelé o de Zinedine Zidane pero también verá fotos de personas sin nombres rutilantes que arman un campo de juego en un desfilader­o o al costado de una inundación inaudita. Ese contraste es, además, el contraste del mundo real del fútbol en tanto negocio y en tanto esperanza de ascenso social. Después de todo, entre el protagonis­ta de una y otra foto tal vez no haya tanta diferencia.

La exposición integra fotografía­s de génesis artística y otras que fueron concebidas como un documento con base periodísti­ca. Hay muchas fotos de revistas deportivas, como El Gráfico, en la que se puede ver figuras del fútbol de otros tiempos y, además, corroborar la persistenc­ia de algunas costumbres. Por ejemplo, nos enteramos de que esto de los jugadores saliendo con niños al campo de juego no es nuevo y ya se hacía en los años 20.

Cada oración del texto de la muestra combina las obras como si se tratase de un juego de palabras más parecido a la poesía concreta que a un ejemplo de aná-

lisis sintáctico escolar. A una foto enmarcada prolijamen­te le sucede un lienzo sepia con una pelota de gajos en la base de la fotografía y otra similar en el piso, como queriendo demostrar que todo se puede salir de contexto. Más allá, un juego de fotografía­s en blanco y negro y unas esculturas de pared que actúan de puntos suspensivo­s.

Estas esculturas, obras de Carlos Herrera, son uno de los puntos altos de la muestra. Se trata de una serie de botines de fútbol enzunchado­s –formando una suerte de corazones, o de escudos de club– en los que se contiene otros elementos indispensa­bles del universo deportivo: camisetas retorcidas y pelotas Pulpo, aquellas de goma con rayitas –popularísi­mas entre los chicos hace décadas– que tanto picaban si te daban en el muslo descubiert­o. Los cordones desatados, colgando al costado, remedan la rebeldía del wing o la desfachate­z no exenta de riesgo físico de un volante de esos que juegan con las medias bajas.

Entre las obras que no respetan la ortodoxia del registro fotográfic­o hay una de Nicola Costantino, del año 2000 y dentro de Peletería Humana. Para esta serie, que fue presentada en la Bienal de San Pablo y en la galería Deitch Projects del Soho neoyorquin­o, la artista preparó cuatro pelotas de fútbol con tetillas masculinas realizadas con un simil piel de silicona y cuero, una de las cuales se muestra en Mundo Fútbol. Quitada del contexto integral de la serie, esta pieza se reinscribe gracias al guión de la exposición y toma otra dirección, más centrada en el propio objeto que en su particular concepción artística.

Un impacto similar tendrá el visitante con otra de las obras que están por fuera de lo fotográfic­o tradiciona­l. Del interesant­e Vik Muñiz se puede ver “Edson”, una impresión de casi dos metros de lado en la que en el particular modo del artista se distingue la figura de Pelé. Este trabajo es del año 2003 y forma parte de una serie titulada Pictures of Magazine en la que Muñiz trabaja inicialmen­te con materiales orgánicos como chocolate, caramelos y café, para luego tratar las imágenes técnicamen­te buscando confundir las idea de representa­ción y presentaci­ón hasta un límite de ambigüedad tolerable. Obras de este temperamen­to se vieron en 2015 en la gran exposición dedicada a Vik Muñiz en el Muntref.

Dentro de las muchas buenas obras de formato periodísti­co que reúne la exposición, se destaca por varias razones la dedicada a Eduardo “Pibona” Alterio, un excéntrico arquero –tío del actor Héctor Alterio–, que fue el primero dentro del fútbol profesiona­l en hacer un gol de penal. El pobre Pibona, además, se había quedado completame­nte sordo fruto de un mal rebote y del encontrona­zo entre su oído y el botín riguroso de un futbolista de Vélez Sarsfield probableme­nte apellidado Spraggón. La foto, hermosa en su pequeñez, muestra la volada espectacul­ar del arquero hacia la pelota en una escena ficticia y producida. La sombra del hombre y de la pelota aparecen casi dibujadas sobre una carpeta mullida, lista para amortiguar el golpe del golero. La foto es de 1932.

Esta muestra y su objeto no pueden haber encontrado un mejor momento para presentars­e. Dentro de unas pocas semanas el mundo va a entrar inexorable­mente en su cuatrienal epifanía futbolísti­ca con el mundial de Rusia y su componente global y expansivo hará que públicos habitualme­nte poco interesado­s, se vean convocados por el deporte y sus aspectos más espectacul­ares. En este sentido, la muestra de FOLA es una muy buena manera de relacionar­se con el fenómeno y sentirse, al menos lateralmen­te, parte de la fiesta de todos.

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 ??  ?? Patricio
Reig. “Calciatore”, 2018.
Gustavo Di Mario. De la serie “Potrero”, 2007/ 2012.
Patricio Reig. “Calciatore”, 2018. Gustavo Di Mario. De la serie “Potrero”, 2007/ 2012.
 ??  ?? El abrazo del alma, 1978. La foto de Ricardo Alfieri que registra el festejo de Fillol, Tarantini y un hincha
El abrazo del alma, 1978. La foto de Ricardo Alfieri que registra el festejo de Fillol, Tarantini y un hincha
 ??  ?? Atajada. Fotografía del arquero Eduardo “Pibona” Alterio, en una escena producida (1932).
Atajada. Fotografía del arquero Eduardo “Pibona” Alterio, en una escena producida (1932).
 ??  ?? Ernesto Benavides. Niños jugando en una cancha inundada en la amazonía peruana.
Ernesto Benavides. Niños jugando en una cancha inundada en la amazonía peruana.
 ??  ?? Hans van der
Meer. De la serie “Dutch Fields”, 1995.
Hans van der Meer. De la serie “Dutch Fields”, 1995.
 ??  ?? Vik Muñiz. “Edson”, retrato de Pelé. Serie Papeles de revista.
Vik Muñiz. “Edson”, retrato de Pelé. Serie Papeles de revista.
 ??  ?? Carlos Herrera. Escultura de pared sin título, 2006/2011.
Carlos Herrera. Escultura de pared sin título, 2006/2011.
 ??  ?? Stefan Ruiz. Murales de Maradona en Nápoles.
Stefan Ruiz. Murales de Maradona en Nápoles.

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