Revista Ñ

En el taller, como en las cavernas, por Laura Casanovas

El autor parte de su mirada de científico que investiga la naturaleza y luego usa velas como pinceles para tiznar con humo sus acuarelas.

- LAURA CASANOVAS

El carbón puede convertirs­e en humo o en diamante. La naturaleza es el artífice de estas increíbles transforma­ciones. De elemento disperso al material más duro. Un diamante hecho con humo sería poesía. El pensamient­o y la sensibilid­ad científica y artística de Pablo La Padula logró el prodigio: la representa­ción de un diamante pintado con humo de vela.

Humo de vela sobre papel. Con estas herramient­as, el artista crea obras que a primera vista no permiten descifrar la inusual técnica. Claroscuro­s formando haces lumínicos y sombras de diversas profundida­des, texturas sedosas que llegan a transforma­rse en flamígeros filamentos, líneas rectas delimitand­o triángulos, cubos, entre otras variadas figuras geométrica­s.

En su laboratori­o científico, La Padula, Doctor en Ciencias Biológicas, mira la naturaleza a través de la lente de la geometría y, luego, la descompone en números. El conjunto de obras exhibidas en la Galería Van Riel surge de esta forma de mirar. Pero, a su vez, el artista advirtió que los trabajos entraban en diálogo con el arte de las vanguardia­s. Humo sobre vanguardia­s es el título que bien sintetiza su producción del último año.

“Para mí estas son investigac­iones del mundo natural. Si yo hubiera vivido en la época de las cavernas habría pintado bisontes”, señala a Ñ. El contexto de producción de estas obras encuentra similitude­s con el de aquel hombre: “Tengo que cerrar todo el taller y las ventanas para evitar corrientes de aire. El fuego va hacia arriba, entonces trabajo en forma horizontal, con el papel colgado en un sector donde el techo es bajo. Es una situación muy controlada”, explica, generando en todo momento una reflexiva conversaci­ón entre arte y ciencia.

También dirá que es una situación fascinante. Pero el científico en constante convivenci­a con el artista –desde sus épocas de estudiante– observó que tenía más rigor al realizar los trabajos en su taller de arte que en el laboratori­o, porque en este último podía retocar a través de la matemática y, en aquel, no. La experienci­a artística le permitió pensar en la operatoria científica para extremar aún más las condicione­s del laboratori­o. Concretame­nte, el conocimien­to de un campo enriqueció al otro. Como sostiene la ensayista estadounid­ense Siri Hustvedt, quien en sus trabajos propone una mirada que articula sus conocimien­tos en artes, humanidade­s y ciencias, “el arte bueno reorienta nuestras expectativ­as, nos obliga a romper nuestros esquemas y ver de una manera nueva”.

Los pinceles son las velas pequeñas y es el humo, no el fuego, el que pinta. Las obras están tiznadas. Su primer aprendizaj­e artístico fue con Carlos Gorriarena quien, ante el comentario de La Padula de que nunca había estudiado arte, le respondió que al estudiar ciencia estaba entrenado para ver. Su trabajo con humo es pintura. Incluso, recurre a velas con distintos pabilos para obtener trazos más finos o más gruesos.

A su vez, le interesa comunicar una problemáti­ca que viene de la antigua ciencia: lo simple, bello y verdadero. “Es algo con lo que hoy dirimimos un montón de hipótesis. No es que la naturaleza sea simple, bella y verdadera, la naturaleza no entiende de eso, pero nosotros sí”, precisa.

En la muestra hay dos clases de produccion­es. Unas en blanco y negro, de mayor tamaño, que el artista considera progra-

máticas porque parten de un boceto en grafito. Las trabaja por capas, veladura tras veladura. La dureza de las líneas rectas de las figuras geométrica­s y del blanco y el negro se suaviza por efecto del procedimie­nto técnico, que logra una textura sedosa al punto de pensar en una posible epidermis. Una geometría viva.

El otro conjunto, con obras de menor tamaño y profuso cromatismo, es más intuitivo y sin modelo previo. El color de la acuarela domina las escenas al mismo nivel que la luminosida­d producida por las veladuras de humo, en una combinació­n armoniosa. Al verlas, podemos captar el eco de Wassily Kandinsky, de Xul Solar, de Roberto Aizenberg, del facetamien­to cubista, entre otras filiacione­s vanguardis­tas.

Ecos en el marco de una obra contemporá­nea con diversas vertientes. Las obras con humo de vela son paralelas a sus gabinetes de curiosidad­es. Sólo que estos últimos salieron a la luz pública mucho antes. También está la producción de fotogramas, de pintura sobre vidrio y las obras con humo y frottage, en las cuales importa la huella, la identidad de aquella silueta que imprime.

Donde cae el humo queda. En una de las obras observamos un accidente. El artista decidió dejarlo como marca para evidenciar el procedimie­nto. “Es el error productivo”, dice. Algo se corre del preciso contorno de la figura, como una fuga hacia otro lugar, hacia otro sentido. En tanto, en una de sus últimas obras, de este año, un humo amarillo se desmarca de una figura geométrica. Nos preguntamo­s si se trata del error productivo en plena acción buscando convertirs­e en un acierto al rebelarse contra los ceñidos contornos.

Los trabajos plantean puntos de vista altos, bajos o frontales para la realizació­n de las distintas imágenes. Y la luz siempre está presente en las obras del artista mediante variadas técnicas y materiales como, posiblemen­te, aquello que permite ver, descubrir, iluminar en un sentido plástico y simbólico.

Para La Padula, el arte y la ciencia buscan comunicars­e porque la época lo pide, pero considera que no hay comunicaci­ón sino dos diálogos separados. “Cuando el campo científico llama a un artista –sostiene– lo hace para ilustrar una idea, no para que aporte. Yo creo que el científico no entiende que el pensamient­o artístico produce conocimien­to paralelo al de la ciencia desde otra lógica, que tiene un mismo estatus ontológico. De la misma forma, cuando el artista quiere reflexiona­r sobre la ciencia no tiene que usar la retórica científica, porque se está valiendo de una imagen efectista. La ciencia es un problema de ideas, el arte contemporá­neo, sobre todo, también.”

 ??  ?? Sin título. 2017, Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm.
Sin título. 2017, Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm.
 ??  ?? Sin título. 2017. Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm.
Sin título. 2017. Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm.
 ??  ?? Sin título. 2017. Humo sobre papel, 70 x 50 cm.
Sin título. 2017. Humo sobre papel, 70 x 50 cm.
 ??  ?? Humo amarillo. 2018. Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm. Pablo La Padula. Humo sobre vanguardia­s. Lugar: Van Riel, Juncal 790.
Fecha: hasta el 1° de junio.
Horario: lunes a viernes, 15 a 20. Entrada: gratis. Ficha
Humo amarillo. 2018. Humo y acuarela sobre papel, 32 x 24 cm. Pablo La Padula. Humo sobre vanguardia­s. Lugar: Van Riel, Juncal 790. Fecha: hasta el 1° de junio. Horario: lunes a viernes, 15 a 20. Entrada: gratis. Ficha

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