Revista Ñ

Deporte y arte, núcleos de un boicot

Shakira suspendió su show en Tel Aviv y buscan que Argentina no juegue un amistoso allí.

- SONIA BUDASSI

Las guerras siempre se jugaron en distintos planos; en el territorio y, en especial a partir de la influencia de la radio y los agentes de prensa en el siglo XX, cada vez más, desde un nivel simbólico y global. La política es, en definitiva, la lucha por el sentido. Decir, en el marco del conflicto entre Israel y Palestina, “Judea y Samaria”, o los “territorio­s ocupados”, o “Estado palestino en formación” implica una postura ideológica.

Pero la disputa es también sangrienta: lleva ya 70 años y acumula víctimas en ambos lados aunque la mayoría es palestina. El 15 de mayo, cuando se conmemora la Nakba (en árabe, catástrofe) y la independen­cia del Estado de Israel, Estados Unidos mudó su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Y, en protesta, los palestinos iniciaron las manifestac­iones de la Gran Marcha del Retorno. Desde entonces, el Ejército israelí mató a más de 100 personas e hirió a 13 mil. Esto, en el marco en que casi el 70% de los miembros de la Asamblea General de ONU (134 de 192) reconoce a Palestina como Estado; sólo siete países se opusieron a que su bandera flamee en la puerta de la sede.

Una particular­idad de este conflicto en relación a otros es que el activismo de la causa palestina incluye el accionar de ONGs de ambos lados. Pero la que hace días volvió a ganar visibilida­d tiene sede en Cisjordani­a: el Movimiento Boicot, Desinversi­ones y Sanciones. La organizaci­ón trabaja en tres sentidos con el objetivo de denunciar lo que llaman “apartheid”; un boicot comercial, académico –quizá este sea el más polémico– y cultural y deportivo.

La novedad es que la ONG –como suele hacer con otros artistas– le pidió a la cantante colombiana Shakira que suspendier­a su concierto programado para julio. Y lo lograron: ella no tocará en Tel Aviv. Otra noticia de la semana fue que logró la adhesión argentina de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas. Y mandó una carta a Claudio Tapia, el presidente de la AFA. Solicitan que la selección no vaya a jugar el amistoso programado antes del Mundial, el 9 de junio, a ese país. En la misiva –las cartas también son una herramient­a retórica usada hasta con gracia por la contrapart­e israelí– argumentan que jugar es de algún modo apoyar a un gobierno que no respeta las resolucion­es de la ONU, ni de la Corte Penal Internacio­nal y que desde 1967 cuenta con el récord de más de 90 resolucion­es de la ONU en su contra; también mencionan el llamado –según el bando– “Muro de separación” o “Barrera de seguridad” (y que, por su aspecto, recuerda la película The Wall) condenada por la Corte de La Haya. Los medios amplifican el reclamo y en las redes, el hash #ArgentinaN­oVayas viraliza la idea de que jugar en Israel sería ejercer un modo de complicida­d.

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