Ficciones sobre la vida cotidiana. Acerca del Festival Internacional de Dramaturgia
Más de 100 artistas participarán de propuestas interdisciplinarias alrededor del lema “estados emocionales”.
No existe nada”, dice el director y curador Matías Umpierrez, como una forma de definir las expresiones artísticas contemporáneas, en las que géneros, categorías y límites se desdibujan.
“Es el gesto de la época. Nada es previsible, porque la vida es así”, agrega. La tercera edición del Festival Internacional de Dramaturgia, que se realizará entre el 2 y el 17 de junio, pretende sumarse al desborde artístico que se convirtió en el signo de los tiempos: obras de danza que se imaginan y desarrollan a la distancia, instalaciones performáticas que construyen realidades que luego desaparecen y manuales para dictar conferencias que todavía no existen, son algunas de las propuestas que celebran que ni el arte ni la vida se puedan definir por clasificaciones rígidas.
Las dos ediciones anteriores de este festival se caracterizaron por el cruce entre autores extranjeros, principalmente de Europa, que ofrecieron textos para ser representados por artistas argentinos. De la primera edición surgió la ya emblemática pieza Mi hijo solo camina un poco más lento, a partir del encuentro entre el texto del escritor croata Ivor Martinic y la dirección del argentino Guillermo Cacace.
Esta vez, el eje estará puesto en lo interdisciplinario: distintos lenguajes artísticos que se fusionan para crear obras difíciles de clasificar. “El presente es entender que hay cosas que tal vez no haya que entender, pero que hay que asumir que son posibles”, sostiene el curador del festival. Este año, la programación cuenta con trece proyectos que involucran a más de 100 artistas de distintos países. Creadores de Finlandia, Alemania, Perú, Líbano, Francia, Croacia, Brasil, India, Uruguay y España trabajan en colaboración con artistas argentinos y que viven en Buenos Aires, para generar nuevas obras.
En total se estrenarán cinco obras de teatro, se presentarán dos intervenciones site specific (es decir, piezas especialmente pensadas para el lugar donde se desarrollan), se realizarán dos espectáculos de danza y habrá tres conferencias performáticas. Además, se exhibirá la obra del artista visual Nacho Iasparra.
Bajo el lema “estados emocionales” este año todos los espectáculos que se presentan en el Festival Internacional de Dramaturgia tienen como hilo conductor una reflexión acerca de cómo se desarrollan las narrativas en el mundo contemporáneo. ¿Cómo se construye una ficción? ¿Cuáles son las ficciones que forman parte de nuestra vida cotidiana? ¿Quién dice que algo es verdad o no? ¿Cómo nos constituimos a nosotros mismos?
Estas preguntas funcionan como disparadores que cada creador toma desde su disciplina artística. “Por medio de la ficción entendemos mejor la vida. Tanto la vida con el otro como con uno mismo. Si te duele un brazo, vas al médico, pero cuando estás angustiado, podés ver una obra de teatro, escuchar una canción, leer un cuento y sentir que de a poco hay algo que se reconforta. Las ficciones acompañan a hacer mejor los duelos, a entender mejor a los otros y a entenderte mejor a vos mismo, porque tiene que ver con el espacio abstracto. Por eso, el festival trabaja cada vez más con la abstracción, que en este caso se concretiza por medio de experiencias”, define Umpierrez.
Un ejemplo de estos cruces ficcionales es una de las secciones del festival llamada “Dramaturgia de una urbanidad desconocida”.
A partir de imágenes de Quinta Trabucco, una casona de principios del siglo XX emblemática del barrio de Vicente López, una artista del Líbano (Maya Zbib) y un artista de India (Abhishek Majumdar) – que nunca visitaron Argentina- escribieron textos sobre lo que podría ser o suceder en esa vieja casona.
Estas ficciones fueron tomadas por cuatro artistas argentinas del campo de las artes visuales (Sofía Medici, Laura Kalauz, Florencia Rodríguez Giles y Alina Marinelli) para montar dos intervenciones site specific en esta residencia, que incluirán performances e instalaciones que podrán visitarse.
La propuesta invita a los espectadores a disfrutar de experiencias artísticas en lugares no convencionales, pero además indaga directamente sobre los relatos históricos. Estos artistas del otro lado del océano le crean una historia a un lugar que no conocen y durante el tiempo que dure la representación esa será la verdad de ese espacio.
Aún más radical y azaroso será lo que pase en “Dramaturgia para una conferencia”. Para esta sección del festival, el filósofo franco español Paul B. Preciado diseñó una serie de instrucciones para una conferencia, que están focalizadas en cómo desarticular lo femenino y lo masculino. Se trata de una especie de manual que propone distintos pasos a seguir para abordar cualquier tema que se intente formular. En el Centro Cultural Recoleta, el artista conceptual y sociólogo Roberto Jacoby, la cantante Paloma del Cerro y el bailarín y coreógrafo Juan Onofri Barbato tratarán de seguir estas normativas para dar sus dar sus propias conferencias.
La danza estará representada por dos solos que harán los coreógrafos y bailarines Leticia Mazur y Luis Biasotto. Ellos forman parte de la sección “Dramaturgia en movimiento”, para la cual una coreógrafa alemana (Paula Rosolen) y un coreógrafo francés (David Wampach) compusieron piezas, una suerte de partitura tanto desde la danza como disparadores temáticos, para que los artistas argentinos creen sus propios materiales escénicos.
Por último, la parte más clásica de este festival es la sección “Dramaturgia de los mundos paralelos”, que consiste en el estreno de cinco obras de teatro con dramaturgia de Uruguay (Santiago Sanguinetti), Brasil (Alexandre Dal Farra), Perú (Mariana Silva Yrigoyen), Croacia (Vedrana Klepica) y Finlandia (Saara Turunen), dirigidas por los argentinos Pablo Seijo, Lisandro Rodríguez, Nacho Ciatti, Azul Lombardía y Sebastián Kalt. Escenarios de guerra, universos que se duplican y se relacionan con la ciencia ficción y zonas de lo siniestro dentro de un mismo personaje son algunas de las temáticas que abordan estas obras, con estéticas muy diferentes entre sí.
Serán dieciséis días para que el público pueda participar de experiencias inclasificables, que tienen que ver con el presente y con las emociones y que pretenden ser lo más abstractas posibles para que cada uno reinterprete eso que vio, de la manera más particular y personal que pueda. O simplemente verlo, aunque las indefiniciones y las dudas sobre lo que se mira se impongan, porque eso también forma parte del arte contemporáneo.