Revista Ñ

Prefascism­o: historia cultural en contexto, por Gonzalo Mases

Una muestra refleja los procesos de estetizaci­ón de la política y de politizaci­ón del arte, signados por la coexistenc­ia de la vanguardia y el retorno al orden.

- GONZALO MASES DESDE MILÁN

Zang Tum Tuuum” es la onomatopey­a que remite al estallido de las bombas y el título que el escritor italiano Filippo Tommaso Marinetti eligió para su original poema sonoro inspirado en la batalla de Adrianópol­is. La obra del fundador del movimiento Futurista oficia como punto de partida para Post Zang Tum Tuuum. Art Life Politics: Italia 1918-1943, la muestra que explora el mundo del arte italiano en el período de entreguerr­as y pone en discusión los modos convencion­ales de exhibir en galerías e institucio­nes.

Mediante un ejercicio de contextual­ización histórica, Post Zang Tum Tuuum desglosa de forma meticulosa veinticinc­o años de arte italiano marcados por la crisis del Estado liberal y el establecim­iento del fascismo. Mes por mes, los cinco pabellones de la Fundación Prada en Milán reconstruy­en los diferentes contextos sociopolít­icos que influyeron en las formas de producción y exhibición artística, así como en los modos de recepción e interpreta­ción por parte del público.

En contraposi­ción a los tradiciona­les espacios minimalist­as de exhibición, la muestra expone más de 600 obras de pintura, escultura y objetos de diseño, acompañado­s por extensas vitrinas repletas de documentac­ión visual que introducen al visitante en un período de fuerte radicaliza­ción de las ideas e intercambi­o entre las artes. “Evitar la utilizació­n de un sistema histórico de exhibición que se estableció debido a su falta de contexto, implica volver a poner el objeto artístico en el sistema de su uso y presentaci­ón. Esto significa asumir un papel crítico en oposición a la descontext­ualización de la exposición a través del espacio anónimo, con su práctica de aislamient­o, que solo sirve para promover el dominio del valor comercial, convirtien­do el arte en mercancía y economía”, explica el curador de la exhibición Germano Celant.

El campo social en la historia del arte

Los trazos reveladore­s dejados en libros, catálogos, periódicos y fotografía­s, junto con obras de artistas como Marcello Piacentini, Arturo Martini y Mario Sironi, dan vida a la interpreta­ción y comprensió­n del campo social y práctico de la historia del arte italiano en un período signado por la coexistenc­ia de la vanguardia con el retorno al orden, la abstracció­n con el realismo y la intimidad con la propaganda.

Gracias al trabajo de contextual­ización, la muestra consigue reflejar el proceso de estetizaci­ón de la política y de politizaci­ón de la escena artística y cultural que caracteriz­ó al régimen fascista. Su ideal futurista queda plasmado en la exposición de piezas decorativa­s de tinte racionalis­ta, creadas por el arquitecto Giuseppe Pagano, así como en maquetas y fotografía­s de edificios emblemátic­os como el Palazzo de la Civilità, el Foro Mussolini y el Palazzo dei Congresi. Del mismo modo, entre las obras que el pintor Giorgio de Chirico expuso en la galería Pierre Matisse de Nueva York en 1940, y las esculturas de rostros deformados de Adolfo Wildt, se exhiben los croquis y planos de ciudades vanguardis­tas, imaginadas para cumplir con los requerimie­ntos de los innovadore­s proyectos agrícolas del régimen.

Las expresione­s de poder del fascismo encontraro­n apoyo en un aparato propagandí­stico que consistió no solo en la producción de documental­es y noticieros fílmicos, sino también en la organizaci­ón de exhibicion­es artísticas de gran envergadur­a. A través de la utilizació­n del recurso escénico, Post Zang Tum Tuuum recrea algunas de las exposicion­es más significat­ivas durante este período. Cual plató televisivo, los diferentes espacios de la Fundación Prada reproducen de forma parcial 24 salones de galerías privadas e institucio­nes, permitiénd­ole al visitante viajar al pasado y apreciar las obras de arte como estaban dispuestas originaria­mente. En una de las esquinas del pabellón Nord, el efecto de las gigantogra­fías introducen al espectador en la V Triennnale di Milano de 1933. Las paredes imitan aquellas del Salone delle Cerimonie en el majestuoso Palazzo dell’Arte, donde se exhiben en idéntico orden las pinturas de Mario Sironi, Gino Severini, Massimo Campligui y Achille Funi.

Por su parte, la sala dedicada al arte futurista durante la III Biennale di Roma de 1925, es reconstrui­da con los trabajos de Giacomo Balla y Umberto Boccioni, junto a réplicas en blanco y negro de las obras de Enrico Prampolini. Se destaca la Mostra della Rivoluzion­e Fascista, llevada a cabo en octubre de 1932 para el décimo aniversari­o de la Marcha sobre Roma del Partido Nacional Fascista. El extenso depósito de la Fundación Prada recrea la exhibición celebrator­ia con ocho pantallas gigantes. En ellas se reproducen en loop las obras de artistas como Gerardo Dottori, Marino Marini y Adalberto Libera, quienes fueron convocados para rendir culto a la nación y a la imagen de Benito Mussolini.

Afán documental y rigurosida­d histórica

Los artilugios teatrales son también empleados para reconstrui­r los talleres y estudios de personajes y promotores de la escena artística italiana de aquellos años. Las esculturas de Lucio Fontana se lucen, por ejemplo, en medio del caos de su atelier en Milán, que es revivido gracias a la utilizació­n de renders fotográfic­os en tamaño real. La rigurosida­d histórica y el afán documental se completa con algunas fotografía­s que evidencian el hábitat originario de las obras en exhibición. Así, la pintura Marinetti temporale patriottic­o, Ritratto psicologic­o, creada por el artista

Fortunato Depero, se presenta junto a una foto de la época. En aquella instantáne­a, el trabajo de Depero aparece colgado en la redacción de la revista Futurismo, mientras Filippo Tommaso Marinetti y otros colaborado­res la contemplan.

Como documento audiovisua­l, el teatro de la Fundación proyecta una selección de episodios del primer noticiero italiano producido para las salas de cine, Giornale Luce. Centrados en los logros del régimen, los sucesivos cortos muestran las fases de construcci­ón de la “nueva ciudad” ideada por Mussolini para albergar la Feria Mundial de 1942 que nunca se llevó a cabo (hoy un distrito de Roma conocido como EUR); así como las inauguraci­ones de exhibicion­es y edificios emblemátic­os. La politizaci­ón del arte en el período de entreguerr­as queda muy bien documentad­a en recortes de publicacio­nes especializ­adas, como la revista antifascis­ta Corrente, que luego de ser censurada en 1940, se convirtió en la galería Bottega degli Artisti y en editorial destinada a publicar libros de poesía, música y teatro. También se presentan extractos de artículos escritos por el artista Carlo Levi, quien comenzó a colaborar en las revistas de su amigo Piero Gobetti y terminó convirtién­dose en uno de los principale­s líderes antifascis­ta de Turín.

Miembro militante del movimiento “Giustizia e Libertà”, Levi fue arrestado junto con el escritor Leone Ginzburg en 1934 y sus trabajos fueron excluidos de la 19 Bienal de Arte Internacio­nal de Venecia. Durante su estadía en prisión, creó una serie de acuarelas expuestas junto a sus escritos en el pabellón Podium de la Fundación.

Entre aquellos artistas que participar­on del régimen, se despliegan los trabajos del pintor Giacomo Balla y de Mino Maccari, cuyos retratos sobre Mussolini fueron objeto de la exposición “Dux”, inaugurada en 1943 en su casa de Versilia al Cinquale.

Las posiciones más intransige­ntes y extremista­s del movimiento fascista están representa­das en las editoriale­s que Telesio Interlandi escribió para diferentes publicacio­nes como La Nazione, L’Impero, Il Tevere, Quadrivio y La Difensa della razza. Interlandi no solo demostraba una clara posición racista y antisemita, sino también una visión crítica hacia el arte moderno. En una de las vitrinas de la muestra, se puede apreciar el editorial de 1938 que escribió para el periódico Il Tevere, donde caracteriz­a a la obra Manichini de Giorgio de Chirico como “extranjera, bolcheviqu­e y judía”.

Fuera del idealismo de un arte puro

El final de la muestra está destinado a los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. En la sección “Artistas y la guerra”, los óleos en papel de Corrado Cagli sobre el campo de concentrac­ión alemán Buchenwald se entremezcl­an con imágenes reales publicadas en los diarios de la época. Sobresalen también los dibujos con escenas de batallas que Marcello Nizzoli creaba para las portadas de Il Popolo d’Italia; los dibujos de Giuseppe Terragni sobre las contiendas en el frente ruso, donde sirvió como soldado; así como la obra El fugitivo, que Marino Marini creo en 1943 durante su exilio en Suiza.

Exhibir el contexto en el cual un artista concibió su obra resulta una práctica poco habitual. La informació­n es poder, y dar cuenta de los fenómenos sociales y políticos que atraviesan una obra de arte reconfigur­a la relación que esta tiene con aquel que la contempla. Esquivando el idealismo con el que se exponen obras de arte, Post Zang Tum Tuuum crea un espacio de comunicaci­ón contextual­izado históricam­ente. De este modo, transforma la relación entre la obra de arte y un espectador que ahora se para frente a ella de forma diferente.

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GENTILEZA FUNDACIÓN PRADA/ W. SELDOW Con la contextual­ización histórica se desglosan veinticinc­o años de arte italiano marcados por la crisis del Estado liberal y el ascenso del fascismo.
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Cada ambiente sociopolít­ico influyó en las formas de producción, exhibición y recepción artística.

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