No caerás en la trampa de repetir sin referenciar. Entrevista con el psicoanalista Gustavo Dessal
Vestidos con uniformes grises y la boina de los Guardias Rojos, un centenar de militantes maoístas cruzó la frontera el pasado 25 de mayo, para celebrar el aniversario de la Revolución Cultural. La ciudad de Hong Kong, símbolo del lujo y consumo en el extremo asiático, se transformó en la sede más insospechada para declararse a favor del comunismo. Los manifestantes levantaron la bandera de la hoz y el martillo, mientras coreaban cánticos que hace décadas no se escuchaban en China.
La Sociedad Hongkonesa para el Pensamiento de Mao Zedong organizó la convocatoria en contra de los “camaradas del continente que desviaron el camino”, según dijo su presidente Chen Hongtao. La antigua colonia conserva bajo administración china los derechos políticos que gozaba durante el protectorado británico.
Se trata, por ende, de uno de los pocos lugares para expresarse en contra del gobierno de Pekín. “Sería imposible pensar que algo así sucediese del otro lado de la frontera”, dijo Chen a la prensa.
En varias ocasiones el presidente chino Xi Jinping afirmó su admiración por Mao Zedong, al que calificó de ser el “ejemplo para el Partido Comunista Chino”. Desde la reforma constitucional a principios de este año (que habilita la reelección indefinida), los medios oficiales llaman al presidente “lingxiu”: el líder. Un título honorario antes sólo reservado a Mao y Deng Xiaoping. Xi forma parte de los denominados “príncipes rojos”, ya que su padre fue un dirigente fundacional del Partido Comunista. Desde la asunción en el 2013, se inició una etapa de revisión de la historia china que incluye la apertura de escuelas de cultura clásica, subsidios a los estudios confucionistas y una tibia revalorización del comunismo. Según la sinóloga peruana Patricia Castro Obando, Mao es citado en los discursos bajo un ideal nacionalista. Mientras algunos en Hong Kong claman por la recuperación de los valores comunistas, en China se ve a Mao como aquel que unificó el país y luchó contra la invasión japonesa.