Garabatos que Noé dibujó en el diván, por Mercedes Pérez Bergliaffa
En terapia. En 1971 el artista se psicoanalizaba. En las sesiones hablaba, claro, pero también dibujaba. Algo de esa intimidad se muestra ahora en Rubbers.
Imbéciles: el amor no es un supositorio contra la soledad”, comenta la mujer de perfil, desnuda, axilas sin depilar, cabellos al viento, manos en la cintura. Un hombre, a su lado, responde: “El amor matrimonial es un amor reducido a escala 2. El matrimonio es un egoísmo de a dos”. El dibujo que contiene estos textos lo hizo Luis Felipe “Yuyo” Noé en 1971 –uno de los diez años en que dejó de pintar, producto de una crisis luego de vivir en Nueva York dedicado a las instalaciones– durante sus sesiones de psicoanálísis con Gilberto Simoes. Décadas más tarde, Yuyo expone unos 60 de esos dibujos en la muestra En terapia en la galería Rubbers, y presenta 143 en un bello libro editado por la galería en el que se suman otros posteriores. “La idea original era que Simoes escribiera algunos textos acompañando los dibujos. Pero, bueno, Simoes nos dejó antes”.
Con mucha libertad, algo de los dibujos de Antonin Artaud, muchos de los del escritor y cineasta Jean Cocteau, una pizca de cadáver exquisito y bastante de surrealismo, Yuyo sacó su psiquis afuera con estos dibujos. En las sesiones de terapia había cosas que podían nombrarse y otras que sólo podían definirse con el gesto, con la línea. Estos dibujos muestran tanto de él, de su intimidad, que algunos no se venden. Algunos los quiere conservar el artista, otros pertenecen a sus hijos.
Pero toda acción tiene un preámbulo; este libro y esta exposición también. En 2007 hizo una exposición de dibujos, Noé en línea, en el Mamba, que incluía algunas de estas obras. Su analista vio la muestra y surgió la idea del libro con estos dibujos y los escritos de Simoes.
Líneas dobles, hombres de formas abiertas y ojos desorbitados; desnudos, siluetas, recortes; marcos orgánicos y desdoblamientos; animales, jaulas, hombresmonos. La pequeña multitud dibujada en verde, portando la pancarta del esqueleto de un pescado: definido por Simoes como el 26 de agosto de 1971, “día de la muerte de De La Vega”, artista y amigo tan cercano a Yuyo, uno de los cuatro del grupo Nueva Figuración, junto con Rómulo Mació y Ernesto Deira, entre 1961 y 1965.
Mujeres geométricas sosteniendo símbolos, dibujadas con tinta verde. Hombres sentados, hombres parados, hombres que declaran: “Soy ciego pero toco”. Personas que se preguntan “¿Qué pasa?”. Un joven pensativo, en una silla, multiplicado por líneas de colores. Hombres dentro de hombres dentro de hombres: el mundo entero cabía en esos dibujos de Noé.
Entre 1971 y 1976, el artista hizo en su casa-taller, dibujos basados en los realizados en terapia, repitiéndolos o tomándolos como punto de partida para elaborar otros. Más complejos formalmente, plenos de pequeños e intrigantes textos, se destacan algunos como el escrito dentro de una cabeza: “Dos huérfanas de 14 años años en un asilo de alienados conversan mientras pasean en un largo pasillo oscuro. Dice la primera huérfana: ‘A mí me trajeron aquí cuando me enteré de que mi madre me concibió luego de hacer el amor con un mono’. Segunda huérfana: ‘¡Qué casualidad! A mí me trajeron aquí cuando me enteré: mi madre me concibió luego de hacer el amor con un pájaro’. Primera huérfana: ‘¿Cómo pudo ser?’. Segunda huérfana: ‘Y... el útero es grande y elástico. Y allí un pájaro puso un huevo’”. Declara Noé:
–Estos trabajos tienen algo de dibujo de loco. ¡Pero, ojo! Que a mí me encantan los dibujos de los locos. Respeto mucho la locura. –¿Por qué?
–Porque considero que un loco es un hombre que se desaliena de su quehacer con el dibujo. Pero además, ¿vos viste que a los locos los llaman “alienados”? ¡Y alienados somos en realidad todos! A los locos los llaman alienados como si todos los otros fuésemos desalienados.
“Diploma de alienado”, dice un hombre pájaro sin brazos ni alas.
Aprovecha entonces el artista para comentar su admiración por el arte bruto, relacionado con las producciones de las personas con otras capacidades cognitivas o mentales. Asiduo visitante a Francia – donde viven actualmente sus dos hijos, Gaspar (cineasta) y Paula (pintora), y país en donde él mismo vivió entre 1976 y 1987 junto a toda su familia–, allí pudo ver recientemente, en el museo Victor Hugo de Place des Vogues, La folie en tête (“La locura en la cabeza”), una serie de trabajos recolectados durante el siglo XIX por cuatro psiquiatras franceses: ellos formaron así algunos de los primeros conjuntos de producciones visuales realizadas por “enfermos”, en búsqueda del estudio y diagnóstico de la conciencia, pero intentando situar estos trabajos como producción estética, artística.
“Algunas de estas obras que vi en París eran maravillosas, maravillosas…”, recuerda Yuyo. “Porque a través de ellas uno puede percibir cómo le saltaba, a cada uno de los autores, el otro que llevaba dentro”.