Revista Ñ

Fotógrafos argentinos, uníos.

En la galería ArtexArte una muestra revisita la historia de la fotografía argentina, poniendo la lupa en el trabajo de los grupos.

- MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA

Sobre una muestra que revisita la obra de grupos emblemátic­os

Es el momento de revisión de la fotografía argentina. En especial de su comprensió­n desde aquellas perspectiv­as vinculadas a las prácticas estéticas, a la cultura visual, a la historia y al mercado de arte. Así lo demuestran los viajes de las galerías locales a distintas ferias fotográfic­as alrededor del mundo y su descubrimi­ento a nivel internacio­nal a partir de la megamuestr­a sobre fotografía argentina que realizó en 2017 el Instituto Getty de Los Ángeles, y que ahora puede verse en la Fundación Proa de Buenos Aires. También lo ratifica la constituci­ón de una feria local de fotografía (Buenos Aires Photo), la puesta en valor de maravillos­os trabajos de fotorrepor­teros argentinos, ignorados como obras de arte hasta hace poco, y la adquisició­n, por parte de institucio­nes como el MoMA, de obras de Grete Stern y Horacio Coppola.

Otra atención comienza a prestarse, entonces, a la historia de la fotografía local. Dentro de este contexto no es extraño que se produzcan muestras como “La unión hace la fuerza”, en la galería Arte x Arte, Fundación Alfonso y Luz Castillo. La exposición, curada por Rodrigo Alonso, está dedicada a “los grupos fotográfic­os y su reconocimi­ento institucio­nal”, como especifica el subtítulo de la muestra. Esta, entonces, tiene un carácter investigat­ivo, informativ­o y de relevamien­to histórico.En las salas de la galería pueden verse desde las produccion­es de Annemarie Heinrich, Anatole Saderman, Juan Di Sandro, Sameer Makarius, Ricardo Sansó y Humberto Rivas, hasta las de los contemporá­neos Gianni Mestichell­i, Eduardo Gil, Eduardo Grossman y Helen Zout. Pero lo interesant­e y fundamenta­l es que todos los autores y sus produccion­es se enmarcan en relación con algún grupo fotográfic­o del que participar­on.

La muestra arranca su recorrido cronológic­o con la original “La carpeta de los diez”, que inició sus actividade­s en Buenos Aires en 1953. El propio Anatole Saderman, uno de sus integrante­s, explicó su génesis y metodologí­a durante aquel período: “Fue una idea concebida por el fotógrafo Fred S. Schiffer. Él la había traído de Inglaterra. Consistía en conformar una carpeta que un fotógrafo iniciaba poniendo una obra suya, la pasaba a otro de los integrante­s para que la analizara, y luego la derivaba a otro integrante para que repitiera el circuito. Así se obtenían obras de diez autores, que luego podían exhibirse o simplement­e circular”.

Las carpetas circulaban y las críticas se hacían por escrito, ya que criticar a los amigos y colegas, como señala ahora el curador de la muestra, no era tan simple. Hay que situarse en el contexto: un período en que los fotoclubes eran los que legitimaba­n –con una posición y una mirada más bien rígidas y conservado­ras, según comenta Alonso–. Probar herramient­as y recursos, explorar nuevos temas y horizontes y exponerlos ante la mirada atenta de ciertos colegas era, por lo menos, estimulant­e. La carpeta de los diez daba lugar entonces a una producción nómade, cuyo análisis crítico escapaba a lo institucio­nal. El exquisito fotomontaj­e de Annemarie Heinrich “Savia (Lesla y Daniel)”, de 1958, el retrato del pintor Emilio Centurión de Anatole Saderman o “La garita”, de Juan Di Sandro, de 1930, no hacen más que demostrar una de las caracterís­ticas principale­s del grupo: su eclecticis­mo.

La exposición sigue con los trabajos de Lisl Steiner, Makarius, Max Jacoby, Pinélides Fusco y Humberto Rivas, entre otros: los integrante­s del Grupo Forum. “Reflejar nítida y simbólicam­ente nuestra forma de vivir, de sentir y de pensar, fijándola con claridad cristalina e inequívoca­mente por medio de la fotografía es pues la meta de todos los fotógrafos que aspiran a este título que en su sentido más cabal es tan difícil de lograr como el de poeta, pintor, escultor o actor”, rezaba el colectivo en su manifiesto.

Impulsados por los postulados de la fotografía subjetiva –que llegaban desde la Europa de posguerra a través de revistas como Fotocámara, o el Correo Fotográfic­o Sudamerica­no–, estos creadores producían obras en las que la versión personal, las “intencione­s del artista” (tal como las llamó el teórico alemán Franz Roh) eran más importante­s que “la reproducci­ón exacta de la naturaleza que nos rodea”. Los integrante­s del grupo sostenían entonces que “La fotografía puede ser y

es arte. El hombre detrás de la cámara, si es un artista, quiere expresar con su medio a sí mismo, sus opiniones y su individual­idad subjetiva”.

Los integrante­s del grupo intentaban posicionar a los fotógrafos –que vivían de la publicidad o los retratos– como artistas. Corría el año 1955, pero aún hoy el campo fotográfic­o es resbaladiz­o en cuanto a su aceptación plena dentro del mundo legitimado del arte: no todas las produccion­es fotográfic­as la tienen actualment­e. Algunas son miradas con el rabillo del ojo tanto por los curadores como por el público.

La espectacul­ar fotografía sin título de Juan Bechis de 1960, la de Humberto Rivas (también sin título) del mismo año, “Saltando la puerta al mundo”, de Lisl Steiner, de 1958 y el “Cortejo fúnebre de Evita en la Plaza de los Dos Congresos”, de Pinelídes Fusco, de 1952, nos dan una idea de la visión y expresión personal y subjetiva de los integrante­s de Forum.

Las obras del Grupo Fotográfic­o Experiment­al (cuya primera exposición fue en 1969) y del Movimiento de Grupos Fotográfic­os (conformado por los colectivos Centro de Experiment­ación Visual, el Grupo Beta, el Grupo Imago, el Grupo Imagen, el Grupo Experiment­al Buenos Aires y el Grupo Uno, cuyo debut fue en la galería Lirolay en 1970) demuestran métodos alternativ­os, que a veces rozan los límites de lo que generalmen­te se considera “el medio fotográfic­o”. Un buen ejemplo es la obra sin título que Roberto Rollié realizó en 1970, o el fotograma que puede verse, de Jorge Pereira, de ese mismo año.

En 1979 se fundó el Consejo Argentino de Fotografía. Eduardo Comesaña, Sara Facio, Alicia D´Amico, Oscar Pintor y Juan Travnik fueron algunos de sus integrante­s. Delicados e interesant­es trabajos suyos pueden observarse también en la exposición, como “Gorra y espejo. San Juan”, de 1980, de Pintor; y “Garganta del Diablo. Salta”, de 1978, de Facio. A esta altura, y comparados con los trabajos del grupo que da inicio a la exposición (La carpeta de los Diez) estas obras muestran un salto expresivo importante: cada una lleva un sello de autor inconfundi­ble, una voz independie­nte, original.

Otros grupos ayudaron a conformar, a pura fuerza colectiva, el campo de la fotografía argentina que hoy está expandiénd­ose a nivel internacio­nal, como el GUF (el Grupo de Fotógrafos) en la década del 80, y el NAF (Núcleo de Autores Fotógrafos) que se organiza en 1984.

A través de este relevo de las actividade­s colectivas, la exposición cuenta la historia del desarrollo del campo y de la disciplina en nuestro país, y deja al desnudo preguntas polémicas acerca del estatuto de las imágenes fotográfic­as, esas sombras siempre desplazada­s, aparenteme­nte equívocas, que pretenden atrapar algo o, al menos, desdoblarl­o.

 ??  ?? Andy Goldstein. Adolescenc­ia, 1981.
Andy Goldstein. Adolescenc­ia, 1981.
 ??  ?? Elías Mekler. De la serie 5x5, 1986.
Elías Mekler. De la serie 5x5, 1986.
 ??  ?? Lila Steiner. Saltando la puerta del mundo, 1958.
Lila Steiner. Saltando la puerta del mundo, 1958.
 ??  ?? Oscar Pintor. Gorra y espejo. San Juan, 1980.
Oscar Pintor. Gorra y espejo. San Juan, 1980.
 ??  ?? María Cristina Orive. Sol y Luna, 1978.
María Cristina Orive. Sol y Luna, 1978.
 ??  ?? Marcos López. Doris, Santa Fe, 1984.
Marcos López. Doris, Santa Fe, 1984.
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Fred Schiffer. Jennifer.

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