La pincelada informal como matriz del tiempo.
En las obras que expone la galería Mundo Nuevo Art Gallery, Sebastián Masegosa combina paletas estridentes con diversos formatos.
Acerca de la muestra de Sebastián Masegosa
Mundo Nuevo Art Galllery presenta en la muestra “Pintura” el trabajo de Sebastián Masegosa, pinturas de pequeño, mediano y gran formato en técnica mixta que plagan las salas estableciendo un ritmo visual donde los intervalos que se producen, gracias al montaje intercalado de obra de distintas dimensiones, ofrece n cierto grado de respiro, más que bienvenido y necesario para quien recorra el espacio.
Acrílicos, óleos, tintas y ácidos explotan en las paredes de la galería con una paleta estridente, llamativa, potente y visceral. La muestra curada por Fernando Schapire nos habla de un trabajo en equipo entre dos personas que se conocen, respetan y permiten que ambas miradas intervengan en el resultado final: Sebastián se desborda, no reconoce límites, no especula con fundamentaciones racionales a la hora de entregarse a la pintura; Fernando organiza y contiene el caos de una personalidad volátil. El resultado está a la vista en esta muestra donde los “fogonazos” matéricos, lumi- nosos e impactantes, se alternan con breve destellos – no menos interesantes por ello- que evitan abrumar a quien los mira.
La obra de Sebastián Masegosa nos tenía acostumbrados a una paleta acotada. Dos o tres colores fríos y una línea negra profunda que lo atravesaba todo. Ahora el protagonismo se lo llevan la vibración apasionada de los cálidos y la presencia de una mayor cantidad de licencias plásticas: ocres, naranjas, rojos furiosos y algunas líneas cuasi geométricas en magenta, lideran la propuesta. Por supuesto el negro nunca falta –es un clásico en su producción– pero también aparece el blanco, un mínimo silencio que se reitera en varias de las obras. Denso, el óleo se suaviza con la presencia de los otros materiales, conformando obras de técnica mixta. Aún así el óleo sostiene su presencia y su trazo es reconocible.
Masegosa busca atrapar instantes, inmortalizar un momentos. Sus pinturas representan un suspiro que ya ha pasado. Dice el artista: “Mi obra está visualmente creada en la exaltación de un instante. La perspectiva y la luz las construyo, destruyo y reconstruyo elaborando espacios comprendidos dentro de un espacio universal.
En términos espaciales, debo acotar las medidas de mi imaginación para reducirlas a una pequeña ventana que es mi bastidor. El tiempo de mi arte y la vida de mi obra van de la mano. Cada obra existe desde que comienzo a pintar y en ese ida y vuelta, en cada intervalo, encuentro la expresión de mi “yo” en su aquí y ahora. Y un instante es lo que yo decido revelarle al otro porque la obra sigue creciendo y progresa y a ella le doy todo mi tiempo. Luego se detiene, le pongo un nombre... pero ya tiene vida propia y me va a sobrevivir”.
Sebastián Masegosa establece correspondencias entre los raptos expresionistas y una cierta base conceptual también presente en su obra y bien fundamentada. Algunas veces el foco de atención son los pensamientos del libro de filosofía china I-Ching, otras veces se dirigen al estudio de las construcciones geométricas –por ejemplo de los fractales–. Pero en la gran mayoría de los casos la referencia constante está dada por la presencia de la pincelada informal como matriz. La muestra “Pintura” da cuenta de una obra gestual e inquieta y de un artista que no se queda en la mancha conocida, no se detiene en la paleta cómoda que reconoce, y mucho menos en los formatos convencionales que suele utilizar. Acostumbrado a trabajar telas enormes, ha pasado ahora a crear obras en pequeño formato, que se presentan, sin embargo, agrupadas de a veinte, y en cuya unión conforman instalaciones espaciales que habilitan la lectura en conjunto e inducen la mirada “en grande”. Pero si bien cada una de las piezas menores se potencia con la presencia de las otras, también pelean por defender la unicidad de ese pequeño tamaño, casi una molécula en relación al conjunto.
Un artista contemporáneo que utiliza un lenguaje moderno que se mantiene constante a través de toda su vida como pintor, pero que no pierde la oportunidad de revisitarlo para ponerlo en diálogo con sus fundamentos conceptuales y las elecciones estéticas que lo sustentan, con la presencia de la novedad siempre enriquecedora.
Aquí lo nuevo lo marca la aparición explosiva de los colores pasionales que lo iluminan todo, el pequeño formato conformando instalaciones o esas delgadas líneas mínimas, sutiles pero sólidas que atraviesan las telas estableciendo una suerte de latido vital en segundo plano; la línea de la pintura, el marcapasos del artista.